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¿Podrías estar 48 horas sin utilizar Whatsapp?

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Teléfono y maquina de escribir

Teléfono y maquina de escribir

Madrugo menos de lo que me gustaría. Es decir, que pongo el despertador a una hora concreta, pero la inmensa mayoría de los días tiene que sonar varias veces (en ocasiones, demasiadas) antes de que finalmente asumo que ya es de día y que tengo que levantarme. Pero antes de hacerlo, siempre, me tomo unos segundos para revisar la pantalla del móvil para ver las notificaciones pendientes, entre las que casi siempre encuentro algún mensaje de Whatsapp. Minutos después, con el primer café del día, me pongo al día con las conversaciones pendientes, inicio otras y, así, hasta poco después de acostarme. Casi podría decir que mi primer y mi último contacto del día con el resto de la humanidad se produce vía Whatsapp.

Recientemente he tenido problemas con mi smartphone: por un problema de hardware la pantalla se bloquea y no es posible controlarlo más que en momentos muy puntuales. Y aprovecho siempre esos segundos para abrir Whatsapp, con el fin de mantener abierta la sesión del mismo que tengo abierta en el navegador. Y he descubierto un nuevo tipo de frustración cuando no estoy frente al PC y necesito responder un mensaje, pero no puedo. Es desesperante, lo aseguro. Y es que la mensajería instantánea se ha convertido, para muchos, en su primer canal de comunicación con otras personas, adelantando con mucho al SMS que, a su vez, también le robó gran parte de su protagonismo a las llamadas de voz. Así, para muchas personas, perder temporalmente la posibilidad de comunicarse mediante mensajería instantánea puede ser, para gran parte de los más de 900 millones de usuarios activos de Whatsapp, peor que quedarse sin poder hablar por teléfono. Y en Brasil los usuarios del servicio están comprobándolo en primera persona.

Por decisión de un tribunal de Sao Paulo, en el contexto de las quejas de varios operadores de telefonía brasileños, el país está experimentando actualmente 48 horas de bloqueo de las comunicaciones a través de Whatsapp. Las telecos argumentan que la función de llamadas a través de la app de mensajería instantánea les está «robando» su mercado y, además, afirman que el uso de la numeración de las líneas de sus usuarios para las llamadas es ilegítimo. No es la primera vez que se pronuncian en ese sentido, pero hasta ahora nunca se había tomado una medida de este tipo.

El principal problema viene por la desproporción de la medida. Si los operadores brasileños denuncian la función de llamadas VOIP (Voice Over IP), el bloqueo debería afectar, en todo caso, a las mismas, pero el tribunal emisor de la medida se ha curado en salud, bloqueando por completo el tráfico de red del Whatsapp, lo que evidentemente incluye la mensajería instantánea. Una medida, sin duda alguna, absolutamente desproporcionada. No se puede demoler el edificio porque el vecino del 4º B no paga la comunidad.

La población brasileña no ha tardado en buscar alternativas, en un solo día Telegram ha crecido en más de un millón de usuarios en Brasil, y seguramente la gran parte de las conversaciones que han quedado pendientes serán retomadas una vez pasado el bloqueo. Sin embargo, esta parece una muestra más de la desconexión de las autoridades y la justicia con el mundo real. Porque, si bien no tan sencillas, seguro que se podrían tomar medidas para bloquear el uso de las funciones de VOIP de la app sin perjudicar a los usuarios que la emplean en su día a día para comunicarse mediante mensajes. Y, claro, también trasluce algún eco de ese modelo de empresas que, en vez de entender la competencia y adaptarse a las nuevas condiciones del mercado, prefieren agarrarse a sus viejos privilegios, a sus pataletas, e intentar bloquear todo aquello que huela a un futuro en el que todavía no han sido capaces de encontrar su posición. 

Imagen: Glen Edelson

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