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La estrategia empresarial de Netflix y las dificultades para llevarla a cabo

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Hace casi tres meses que, después de muchos meses de espera y rumores, Netflix llegó a España. A finales de año ya estaba presente en 60 países, entre los que estaban muchos de Europa, toda Norteamérica y parte de Latinoamérica. Un crecimiento meteórico para una compañía que comenzó su andadura alquilando DVDs a domicilio por correo postal, allá por 1997, y que ha completado en el CES de Las Vegas, en el que ha anunciado su disponibilidad en otros 130 países más, de golpe. Es decir, que ya está disponible en prácticamente todo el mundo, salvo, como era de esperar, en China.

Pero estar disponible en todo el mundo no sólo significa eso para Reed Hastings, CEO de la compañía, que también alberga el deseo de que Netflix sea universal. Es decir, que quiere convertir el servicio en una especie de cadena de televisión por internet que tenga los mismos contenidos para sus usuarios españoles, franceses, japoneses o israelíes. Hastings no quiere, en el futuro, tener que adaptar el servicio a cada país, sino que todos sus clientes puedan acceder a todos sus contenidos, sin importar en qué parte del planeta estén.

Eso sí, hay varios obstáculos para que llegue a conseguirse. Entre ellos, las diferencias culturales entre los países, así como las trabas que pueden poner a Netflix las diferentes cadenas y productoras de televisión en materia de derechos y distribución. Esto último hace que por ejemplo, en España no puedan verse las últimas temporadas de House of Cards y Orange is the New Black en la plataforma. Son de Netflix, pero la compañía había vendido sus derechos a cadenas de televisión que emiten en España porque aún no estaba presente en nuestro país cuando se las vendió. Como consecuencia, ahora es casi como si aquí no fuesen suyas.

Por ahora, la situación es la que acabamos de mencionar, aunque Neil Hunt, responsable de Producto de Netflix, está convencido de que, a pesar de lo desafortunado de la situación actual, se trata de un escenario temporal que desembocará en la desaparición de las fronteras internacionales en materia de televisión. Y Netflix, como recoge Bloomberg, quiere llegar a acuerdos que le permitan hacer streaming de contenido en cualquier lugar.

Pero todavía es una utopía. Aunque quieran, muchos de los socios en potencia de Netflix no pueden firmar este tipo de acuerdos. Ni aunque quieran hacerlo. Otros no están de acuerdo en ceder derechos que pueden tener mucho valor y que hasta ahora han estado vendiendo por separado a cada país. Y esta situación puede tardar incluso décadas en cambiar. Según Hunt «puede que tarde 20 años en suceder, o toda la vida, pero nos encantaría llegar a ello«.

Mientras tanto, la solución de la compañía es producir sus propias películas y series, dado que puede hacer lo que quiera con sus producciones. Y va a dedicarse a ello con mucho empeño y una importante inyección económica, ya que sólo este año invertirá 5.000 millones de dólares en contenidos propios.

También van a cambiar algunos aspectos de su filosofía. Hasta hace muy poco, Netflix estudiaba los gustos de las audiencias en cada país para saber dónde lanzar su servicio o cómo adaptar sus contenidos a cada uno de ellos. Ya no lo hace, porque según Hunt, si planeas lanzar en todas partes, no se necesita mucha información al respecto. Esto va contra lo que hacen otras empresas, como Spotify, que sigue ofreciendo contenidos en función de cada país. Y apuesta por crear contenido que tenga atractivo a nivel mundial, así como por conseguir la licencia de algunos contenidos locales de los países en los que está disponible. Su objetivo es construir una biblioteca global en vez de varias regionales.

Esta estrategia puede parecer extraña, ya que conseguir películas y series destinadas a la mayor audiencia posible es poco más que imposible. Al final, la compañía tendrá que priorizar, por lo que es probable que sus usuarios en países más pequeños acaben consumiendo contenido creado con sólo los usuarios de países más grandes y de mayor peso en mente.

Pero en Netflix no están de acuerdo, y según su responsable de Adquisición de Contenidos, Elisabeth Bradley, la biblioteca global abre nuevos mercados a los cineastas. Por ejemplo, si descubren que a los fans del anime en Japón les gustan determinados tipos de superproducciones de Hollywood, puede saber también qué películas de anime funcionarán bien entre los estadounidenses que vena las mismas superproducciones. Esto es, Netflix puede servir de plataforma de distribución mundial a creadores locales de contenidos.

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