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¿Por qué se está desinflando Xiaomi?

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Los nubarrones que acechan a las empresas chinas dedicadas al mundo de la tecnología no son ajenas a Xiaomi, el fabricante de smartphones considerado hace un año la startup tecnológica con más valor de China. Pero el frenazo de la economía del país, así como los problemas que están atravesando estos días sus mercados de valores, han convertido el aparente camino de rosas de la compañía hacia el éxito en todo un desafío, especialmente después de que no cumpliese sus expectativas de ventas en 2015.

Como consecuencia, hay varios inversores que se están comenzado a cuestionar su astronómica valoración, de nada menos que 46.000 millones de dólares (y que algunos llegaron a llevar hasta los 100.000), basada en planes para obtener ingresos de Internet que aún no se han materializado, tal como recoge el Wall Street Journal.

Xiaomi surgió de la nada en el año 2011, con un plan que comenzó a desarrollarse un par de años después, basado en la venta de gran cantidad de dispositivos portátiles para conseguir una gran base de usuarios. En 2014 triplicó sus ventas con respecto al año anterior (llegó a vender 61 millones de teléfonos), y su nombre comenzó a sonar con fuerza en todo el planeta. Su fundador, Lei Jun, fomentó el nacimiento y expansión de clubes de seguidores de la marca, mientras la compañía vendía teléfonos casi a precio de coste, con la esperanza de poder vender servicios a sus propietarios.

Pero llegó el 2015 y el frenazo de la economía china, y el año ha terminado sin que la empresa lograse llegar a su previsión de vender 80 millones de terminales. Un fuerte frenazo que ha hecho sonar las alarmas entre los inversores, que acudían como moscas hace sólo unos meses a cualquier llamada de Xiaomi. Sólo en diciembre de 2015, la compañía cerró una ronda de inversión en la que consiguió reunir 1.100 millones de dólares, y elevó su valoración hasta la actual. Pero el aumento de la disponibilidad de sus teléfonos, que cuando únicamente estaban disponibles durante algunas horas a través de Internet se vendían como pan caliente, parece que ha hecho perder la magia y el misterio a la empresa.

Como consecuencia, Xiaomi ha perdido mercado frente a competidores con más peso, trayectoria y potencia económica, como Huawei, que con sus smartphones de gama alta a precios ajustados la destronó como primer vendedor de smartphones en el tercer trimestre de 2015. Esta empresa, que ha vendido más de 100 millones de dispositivos portátiles el año pasado, está apretando el acelerador en otros países y ha conseguido elevar sus ventas notablemente gracias a su potencia en ingeniería, a su inversión en marketing y a su cuidada imagen de marca, que le ha llevado décadas perfeccionar. Xiaomi, por ahora, tiene complicado poder competir con ella en China, según apuntan varios analistas.

Demasiados comensales para repartirse la tarta china

La competencia en el mercado de smartphones de China aumenta cada vez más, un palo más para las ruedas de Xiaomi. Además, los problemas derivados de la falta de desarrollo de chips propios también le han pasado factura. Un ejemplo es el discreto nivel de ventas de su smartphone más caro hasta la fecha, el Mi Note, debido a los problemas de recalentamiento de su chipset, el Snapdragon 810. A diferencia de empresas como la mencionada Huawei, o Samsung, Xiaomi no pudo dar marcha atrás para integrar un chipset propio. Como consecuencia, a pesar de que los problemas con el chipset se solucionaron, las ventas del Mi Note no han sido todo lo buenas que esperaban en la empresa.

El crecimiento de Xiaomi en otros países no ha sido tampoco todo lo rápido que sus responsables deseaban. La venta de sus smartphones fuera de China sólo ha subido un 8% en los 9 primeros meses de 2015, lo que no representa un despegue estratosférico con respecto a 2014, año en el que sus ventas aumentaron un 7% con respecto a 2013. Además, su escaso paquete de patentes también ha sido un obstáculo en la expansión a determinados mercados, como India. En diciembre de 2014, la Corte Suprema de Delhi ordenó a Xiaomi que cesas la venta de todos sus smartphones que no tuviesen chips de Qualcomm, en respuesta a una demanda interpuesta contra ella por Ericsson. A día de hoy, Xiaomi sigue sin poder vender en el país sus terminales con chips de MediaTek.

A sus ventas tampoco ayuda la poca diversidad de la base de clientes de la compañía, que fundamentalmente son varones chinos de entre 18 y 30 años. Además, su política de precios muy bajos ha dañado a su imagen de marca, según Peter Furham, presidente del banco de inversión China First Capital. En efecto, según IDC, mientras que el precio medio de un smartphone en China subió de 202 a 240 dólares, y el de los terminales de Huawei subió de 201 a 209 dólares, el teléfono más vendido de Xiaomi ha sido su modelo más barato: el Redmi 2A, de 76 dólares.

Mientras tanto, Xiaomi intenta diversificar con su entrada en el ecosistema de dispositivos para hogares inteligentes. Además, también ha invertido en 56 startups, que van desde Segway hasta un fabricante de purificadores de aire. Esto es sólo una muestra de su esfuerzo por aumentar su ecosistema de productos. La compañía también cuenta con una legión de seguidores, que la defienden a capa y espada y apoyan sus planes. También cuenta con defensores entre sus inversores, como Steven Hu, un antiguo socio de Qiming Venture Partners, una de las inversoras en la empresa: «La promesa de Xiaomi está en su ecosistema«.

Pero sus detractores se hacen oír cada vez más y expresan sus dudas cada vez con mayor vehemencia. Así, Peter Furham afirma que «los servicios móviles, el comercio electrónico o los productos de consumo con su marca son en su mayor parte sólo un producto, en lugar de una gran y creciente fuente de beneficios que puedan sostener la elevadísima valoración (de Xiaomi) del año pasado«.

En definitiva, los problemas que acechan a las startups tecnológicas chinas como consecuencia del frenazo de su economía y los problemas que están experimentado sus bolsas no sólo pasan factura a empresas desconocidas, sino también a otras más populares como Xiaomi, que deberá ponerse las pilas si no quiere perder el favor de los inversores y ver aún más cuestionada su valoración.

Foto: Jon Russell

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