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¿Por qué ha despedido Nintendo a Alison Rapp?

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Que en una gran compañía se produzcan despidos y contrataciones es lo más normal del mundo. Y, por norma general, salvo que dichos cambios se produzcan entre los principales ejecutivos de las mismas, no suele ser noticia. Así que tal podría ser el caso de Alison Rapp, una product manager de Nintendo que ha sido recientemente despedida por, según ha comunicado la empresa, por incumplir las políticas de la empresa al tener un segundo trabajo, tal y como ha informado Bloomberg. Así, si se trata de un despido normal, motivado porque la empleada incumplió las condiciones que debía aceptar para tener ese trabajo, ¿por qué estamos hablando de ese despido? Pues porque subyace algo bastante más feo.

Hace unos meses, Nintendo lanzó al mercado norteamericano algunos de sus nuevos títulos, con algunos cambios que no gustaron a un grupo de jugadores, puesto que se hicieron cambios en las mismas para reducir aún más la posible interpretación sexual de elementos de los mismos, así como eliminando un elemento de configuración con el que los jugadores podían ajustar el tamaño de los pechos de determinados personajes femeninos. Este cambio pareció molestar a ciertos jugones (todos varones), que iniciaron una campaña de acoso y derribo contra ciertas empleadas (sí, mujeres) de Nintendo, sin ni siquiera reparar en si las personas de las que eran objetivo sus ataques tenían algo que ver con el cambio en los juegos.

Rapp, que no tenía relación con dicho cambio, fue una de las víctimas de dichos ataques, directamente relacionados con el más que polémico gamergate que no se conformaron con criticarla a través de las redes sociales, sino que además se dedicaron a investigar la vida y el pasado de la ex PR de Nintendo, pesquisas con las que además de algunos elementos potencialmente polémicos de su pasado, descubrieron e hicieron público el hecho de que tenía dos trabajos.

Semanas después, la empresa ha optado por despedirla, en una medida que sin duda hará que una pandilla de niñatos malnacidos se hayan sentido muy satisfechos. El problema es que, según ha trascendido, aunque Nintendo tenga esa norma lo común es hacer la vista gorda, por lo que la razón esgrimida por la empresa parece más una excusa. Y ahí está el problema, ¿Nintendo ha despedido a Rapp por algo que, en realidad, hacen más empleados, o por satisfacer las demandas de una legión de hooligans? La compañía insiste en que la razón real es, también, la oficial. Sin embargo, queda una desagradable sombra de duda que, al menos hasta que la empresa despida al resto de empleados con un segundo trabajo (cosa que, por otra parte, esperamos que no haga), no quedará despejada.

Y lo que es peor, esto permitiría al grupo de descerebrados que sostuvieron (y aún sostienen) el gamergate, se haya anotado una gran victoria y otro mal precedente, en su campaña para conseguir acabar con la presencia de mujeres en el mundo de los videojuegos. Lamentable. Y asqueroso.
Imagen: Nintendo

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