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Google ya habla de Cloud 2.0

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Nubes

La segunda generación de la nube ha llegado. Dicho así, seamos sinceros, tiene más pinta de ser una excelente idea de un departamento de marketing que una revolución que sea comparable a la que existió con el cambio de la primera a la segunda generación de la web (de los contenidos a los usuarios). Sin embargo, si quien habla de Cloud 2.0 es nada menos que Diane Green, máxima responsable del área de Cloud en Google, entonces la cosa cambia y resulta más que recomendable prestar mucha, pero que mucha atención a lo que tiene que decir. Así lo ha hecho Computerworld, y nosotros te contamos lo más destacable de la conversación que han mantenido.

Lo primero, por ponernos en antecedentes, es recordar que Greene se incorporó al equipo de Google a finales del año pasado, con la intención de mejorar la estrategia comercial de Google con respecto a sus servicios en la nube. Y no apunta bajo, puesto que se ha propuesto superar a Amazon en este sector. Responsable, anteriormente, de la puesta en marcha de los servicios en la nube de VMWare, desde su llegada al gigante del buscador ha adoptado medidas muy sonadas, como su plan para la puesta en marcha de 12 nuevos datacenters en 18 meses, con los que pretende no solo ganar capacidad de almacenamiento y proceso, sino también acercarse a regiones en las que la cercanía geográfica es un valor muy considerado.

Y ahora que la credibilidad de la interlocutora ya está más que acreditada, ¿qué es Cloud 2.0? ¿En qué consiste la primera gran revisión de la nube? Hasta ahora, ha servido para almacenar datos y ejecutar aplicaciones, que en gran medida es para lo mismo para lo que hemos estado empleando nuestros ordenadores y servidores hasta ahora. Y eso está muy bien, puesto que hemos pasado de depender de nuestros propios sistemas e infraestructuras (cuya administración suele ser un dolor de cabeza para CTOs y responsables de sistemas), a disfrutar de un acceso universal (en cualquier momento y desde cualquier lugar) a información y aplicaciones, sin tener que preocuparnos de los armarios de servidores en los que «vive» todo eso. Sin embargo, llega un momento en el que las empresas empiezan a esperar algo más de la nube, y en opinión de Green esa demanda se reduce a «inteligencia».

El planeamiento de Cloud 2.0 es, para la ejecutiva, empezar a emplear todos esos datos que las empresas ya han depositado en la nube para obtener conclusiones. Tanto las que buscan como, quien sabe, igual incluso algunas que no esperaban. Para tal fin, el paso lógico es empezar a integrar machine learning en las soluciones en la nube que los prestadores de estos servicios ofrecen a las empresas. Así, si hasta ahora una empresa ha depositado en la nube información sobre sus ventas a nivel mundial, ¿por qué no hacer que ese mismo servicio sea el que se encargue de analizar dichos datos e intentar averiguar, por ejemplo, la razón por la que unos productos se venden mejor en unos mercados que en otros?

El gigante del buscador ya dejó claro, en Google i/o, que buena parte de su futuro pasa por la inteligencia artificial, y la aplicación de la misma a herramientas de análisis estadístico, en base a nuestros propios datos, puede marcar una muy sonada diferencia con aquello de lo que hemos dispuesto hasta ahora. Aplicar esa misma inteligencia tan relacionada con Big data a nuestros propios datos, a nuestra propia información, abre un mundo de posibilidades que muchos responsables de empresas (y no solo del área tecnológica) harán que se froten las manos. En eso consiste Cloud 2.0 para Greene, y si ha hablado de ello, es más que evidente que muchas cabezas pensantes de Google deben estar trabajando ya en ello. Ahora, claro, la carrera será por ver quién llega primero, y quién llega mejor, para ofrecer los primeros servicios de la primera gran revisión de la nube. Será más que interesante verlos. Yo, al menos, estoy deseando empezar a ver servicios capaces de ayudarme a interpretar mis propios datos, a extraer conclusiones de los mismos y a demostrarme, claro, que el valor no está en los datos, sino en la información.

 

Imagen: David R. Tribble

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