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¿Cómo debe comportarse un CEO en Facebook?

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Jefe

Estar o no estar en Facebook, esa es la cuestión… inicial, claro. Porque si decides no estar, pues pocas vueltas más hay que darle, pero en caso contrario son muchas las dudas: ¿qué publico? ¿Dejo que me etiqueten en fotografías de terceros? ¿Será adecuado que mi seguidores sepan que he hecho «Me gusta» en la página de Sálvame? Y es que, aún con la ingente cantidad de ajustes de privacidad disponibles en la red social, de alguna manera al final estamos diseñando un escaparate en el que nos mostramos nosotros mismos. Y, claro, cuanto más públicos y relevantes seamos, más interés despertará todo lo que hacemos en el reino de Zuckerberg. Evidentemente no es lo mismo ser un adolescente anónimo que un directivo de una empresa listada en el Fortune 500 ,y para estos últimos (bueno, también para CEOs de empresas no tan grandes pero sí de cierto tamaño) The Wall Street Journal ha publicado una interesante lista de recomendaciones. Consejos que, enfatizamos, deberías seguir a rajatabla.

Lo primero que te llamará la atención es que, pese a ser una lista dirigida a perfiles profesionales, hablamos de Facebook y no de LinkedIn. Y la principal razón de ello es la difusión de los mensajes y el uso común de una red frente a la otra. Según un estudio mencionado en la publicación de TWSJ, hasta un 73% de norteamericanos entran a diario en Facebook, frente a solo un 17% que tienen ese hábito en LinkedIn. Además, la naturaleza de ambas redes impide que algunos problemas y fallos comunes en una se puedan reproducir en la otra. Así, si eres un CEO o directivo, tienes perfil en Facebook y quieres saber si lo estás haciendo bien (o si deberías cambiar algo), estas son las recomendaciones:

No ignores Facebook: –No es una red para profesionales– es, probablemente, uno de los comentarios más comunes para negarse a tener presencia en esta red social. También se queda bien diciendo que uno no ve la tele, solo lee prensa internacional y, ya puestos, que el servicio prueba siempre la comida para evitar ser envenenado. Para un CEO su contacto con eso que damos en llamar «el mundo real» es imprescindible, puesto que cuanto más separado del mismo se encuentre, más riesgo corre de vivir en una realidad paralela y, por lo tanto, de tomar decisiones que no se ajusten a la realidad «de verdad».

No lo publiques todo: Tan malo es un extremo como el otro. Dios me libre de tener algún problema con que hayas empleado el bono del año pasado en comprarte un yate más grande. Me parece tan bien que hasta acepto encantado que me invites al mismo en este verano que se avecina (¿puedo llevar amigos?). Pero no lo publiques en Facebook. Piensa que ese contenido tarde o temprano puede salir a la luz. Y puede ocurrir ahora, que tu empresa está creciendo a un ritmo de doble dígito, o dentro de un año cuando tengas que realizar un ERE. ¿Has visto como los partidos políticos analizan con lupa las cuentas de Twitter de sus adversarios? Pues piensa que te puede pasar a ti.

No seas irregular: Me abro una cuenta, paso dos semanas publicando con regularidad y luego… fundido a negro. Me acuerdo dos meses después, subo una foto, respondo un par comentarios y ya he cumplido hasta Navidades. No lo has verbalizado, pero seguro que sabes qué imagen da eso. A ver, nadie dice que tengas que pasar varias horas diarias en Facebook, ni siquiera que tengas que entrar todos los días, pero es importante que mantengas una regularidad. ¿Una publicación a la semana? ¿Dos? ¿Una diaria? El ritmo lo marcas tú y, claro, la realidad que te rodea. Márcate un mínimo asumible (que nunca debería bajar de una publicación por semana) y cúmplelo. Y, por supuesto, que tenga un cierto desarrollo y una voz humana, la tuya. Publicar todos los días la foto del menú del restaurante de abajo, o las notas de prensa que emite tu departamento de comunicación no cuentan. De verdad que no.

No espíes a tus empleados: Esto es una historia real: hace años, en un trabajo anterior, tuve que contratar a unas becarias. Como yo era un jefe enrollado, a los pocos días de empezar a trabajar les envié solicitud de amistad en Facebook y, de inmediato, me aceptaron (ya digo que yo era muy enrollado). Y tal y como pude entrar en sus perfiles, crucé la puerta, me puse las zapatillas de andar por casa y me metí hasta la cocina. Pocos minutos después encontré un comentario de una de ellas, que hablaba con una amiga suya en las respuestas de una de sus publicaciones, en el que se quejaba del sueldo. La despedí, por supuesto, y me hice un perfume con sus lágrimas. Si has leído esta historia y te ha parecido fenomenal, entonces quizá sea mejor que no entres en Facebook… Y es que aunque para ti la red social no pueda ser un espacio privado, no significa que sea igual para ellos. Está bien que, por ejemplo, veas que un empleado ha sido padre y lo felicites, o incluso que comentes alguna publicación con cercanía, pero nunca olvides que Facebook forma parte del mundo real, y que un trabajador que siente que su jefe ha puesto una lupa sobre él quizá no termine de sentirse cómodo. Por cierto, es mentira, no la despedí, en realidad le di la razón y nos reímos bastante… hasta que lo vio mi jefe, que también estaba en Facebook.

Solo no puedes, con amigos sí: Seguro que sabes hacer de todo, y que todo lo haces bien, o no habrías llegado hasta donde estás. Sin embargo, y solo por si las moscas, no es mala idea que te apoyes en los profesionales de las redes sociales (sí, eso existe, fascinante, ¿verdad). No hay semana que no tengamos noticia de un Facebookcidio o un Twittercidio, que no es otra cosa que un error cometido por una personalidad pública, empresa, institución pública, etcétera en las redes sociales. En bastantes ocasiones un único y parcial punto de vista sobre lo que estamos a punto de publicar, y la audiencia de las redes sociales es, en ocasiones, fiera como los ciudadanos romanos que abarrotaban el coliseo esperando ver como las fieras se daban un banquete de delincuentes y gladiadores venidos a menos. Ellos (los profesionales) saben (casi siempre) lo que hacen y (casi nunca) descuidarán algún aspecto de tus publicaciones, de manera que (posiblemente) no te meterás en líos.

¿Múltiples perfiles?: ¿Qué piensas de las personas que hablan de sí mismas en tercera persona? ¿Y de las que emplean el plural mayestático? Yo, cuando quiero asustar a las visitas para que se den cuenta de que es tarde, se marchen de casa y me dejen irme a dormir, suelo referirme a mí mismo como «Nos». Imagino el escalofrío que ha recorrido tu espalda al imaginarlo. Pues con los múltiples perfiles en Facebook ocurre un poco lo mismo. ¿Un perfil profesional y otro personal? Lo primero es que, aunque no sea de las cosas que más persigue, las normas de Facebook prohiben tener más de un perfil por persona, por lo que para empezar serás un fuera de la ley, algo que no queda muy bien Cuando abran los informativos del día hablando del fulgurante éxito de tu empresa. Pero lo peor (y más común) es que corres el riesgo de confundirte y publicar cosas de uno en el otro. ¿Quieres un perfil personal en el que sentirte cómodo y publicar las fotos del yate (que sí, que ya me he enterado de que tiene una barbacoa más grande que la de mi casa del pueblo), habla con los amigos del club de polo y cread una red propia. O mejor quedad para comer y os enseñáis las fotos y las comentáis en persona.

Imagen: Dinuraj K

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