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Más del 50% de los trabajadores espera trabajar en una smart-office, según un estudio

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Una de las proyecciones, a nivel profesional, que más gustan de hacer muchas personas que se preguntan cómo será el futuro, es la que trata sobre cómo serán nuestros espacios de trabajo. La llegada de los ordenadores a las oficinas supuso una auténtica revolución, y desde entonces la tecnología se ha encargado de ir aportando novedades y mejoras a prácticamente todos los sectores profesionales. No hay más que comparar la metodología de trabajo en una oficina hace tan solo 20 años y ahora, para darse cuenta del gran volumen de cambios que se ha producido.

Y lo más interesante de esto es que, a diferencia de la llegada del PC a la oficina, que sí que fue un cambio disruptivo y, por lo tanto, muy sonado, muchos de los cambios que se han producido desde entonces hasta ahora han sido más «silenciosos», aunque las consecuencias de los mismos resulten más que notables. El último ejemplo al respecto lo tenemos en la llegada de los servicios en la nube. Ahora cualquier trabajador dispone de todo lo que necesita en cualquier lugar. Y no solo datos, sino también aplicaciones, bases de datos, sistemas para comunicarse con sus compañeros y contactos profesionales… todo.

La integración de la tecnología en el puesto de trabajo ya es algo tan básico que, según un estudio de Intel, más del 50% de los trabajadores esperan trabajar en una smart-office de aquí en cinco años. Y es más, hasta el 80% de los llamados millenials, considera que la tecnología de la que dispondrán en su puesto de trabajo será un factor determinante para aceptar o no un empleo.

Pero, para que mañana podamos hablar de las novedades al respecto, es imprescindible que hoy haya alguien pensando en ellas. Al fin y al cabo la innovación consiste en eso, en detectar una necesidad y desarrollar una solución para la misma antes de que lo hagan otros. Y a ese respecto ha hablado Julie Coppernoll, vicepresidente global de marketing y comunicación de Intel, que con ese estudio en una mano, y una interesante visión de futuro en la otra, ha intentado definir cómo será la oficina del futuro.

Colaboración, IoT y seguridad

Uno de los primeros aspectos que aborda Coppernoll es el de la comunicación. Disponer de salas de reuniones físicas sigue siendo importante, claro, pero ahora la gran sala de reuniones está en la nube, y viene de la mano de soluciones como Intel Unite. En un mundo en el que la movilidad en el trabajo ya es una realidad, poder comunicarse por voz y vídeo, compartir todo tipo de documentos es una necesidad. Y es que la tendencia es más que clara: según el estudio que mencionaba antes, uno de dos trabajadores (porcentaje que crece hasta tres de cada cinco en el caso de los millenials) considera que las conversaciones «cara a cara» para resolver asuntos laborales serán algo obsoleto en un futuro cercano.

Otros desarrollos tecnológicos de los que hablamos mucho últimamente también tendrán cabida en una smart-office, según Intel. La llegada de Internet de las Cosas proveerá a los trabajadores de un enorme volumen de información que, sin duda, podrán emplear para afinar más su trabajo y, por lo tanto, ver cómo su productividad se incrementa. Pero, para que la gestión de dichos datos no se convierta en un problema, será imprescindible la incorporación de sistemas de inteligencia artificial basados en machine learning. Y es que lo verdaderamente interesante no son los datos, sino la información que se extrae de ellos, algo en lo que Intel ya lleva tiempo trabajando.

La realidad virtual y la realidad aumentada también tienen cabida en la oficina del futuro, especialmente en trabajos en los que el entrenamiento y la preparación para determinadas situaciones no puede (o debe) ser recreado de manera real. Y es que, si los pilotos llevan ya muchos años recurriendo a los simuladores de vuelo para tal fin, ¿por qué no incorporar sistemas similares a otros muchos tipos de puestos de trabajo? El interés que suscitan ambas tecnologías queda claramente reflejado en el estudio: a dos tercios de los trabajadores les gustaría contar con estas tecnologías en su entorno laboral, y cerca del 50% piensa que esto se traduciría en un incremento de su productividad.

La seguridad también es un aspecto fundamental en la descripción de la oficina del futuro. Los ataques informáticos generan pérdidas millonarias a las empresas, por lo que protegerse frente a ellos no es solo una medida de seguridad, sino también de ahorro. Tecnologías como Intel Authenticate, que encuentra su máximo desarrollo en sistemas equipados con la sexta generación de procesadores Intel Core. La combinación de sistemas de autenticación del usuario multifactor, protección del sistema operativo y cifrado de los datos que se guardan en el sistema, dan como resultado un nivel de seguridad muy por encima de la media.

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