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Más de la mitad del planeta aún no llega a Internet

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No Internet

En una revisión semihumorística de la Pirámide de Maslow que circula desde hace algunos años por la red, se han añadido dos nuevos niveles en la base, que representan la conectividad a Internet y, por supuesto, suministro eléctrico en el smartphone para no quedarnos sin conexión… y sin todo lo demás. Sin embargo, y según un estudio publicado por la International Telecommunication Union (que forma parte de la ONU), todavía hay unos 3.900 millones de habitantes del planeta, un 53% de la población mundial, que no disponen de acceso a la red de redes, tal y como publica hoy Computerworld.

Por grandes áreas, el mayor nivel de penetración de Internet lo tenemos en Europa, donde aún así hay un 20,9% de habitantes que no están conectados. El peor dato, sin duda, es el del continente de marfil, África, donde el porcentaje de personas que no se pueden conectar a la red es nada menos que el 74,9%, casi tres de cada cuatro personas. Estados Unidos y Australia-Nueva Zelanda comparten los buenos datos de Europa, mientras que Asia y latinoamérica reflejan mejores datos que África, pero que aún son bastante mejorables, especialmente en determinados países.

Si ponemos el foco en países concretos, según el informe los peores datos se dan en Haití, Yemen, Myanmar y Etiopía, donde aproximadamente solo un 15% de la población está conectada a Internet, frente a cerca del 80% de las regiones más desarrolladas. En este mapa, publicado por la ITU, se puede ver el porcentaje de personas conectadas por países:

mapa Internet

Otro dato llamativo y, por su tendencia, preocupante, es la diferencia entre hombres y mujeres. Con diferentes grados, claro, pero el dato global es que las mujeres están menos conectadas a Internet que los hombres, y que además esta diferencia es creciente con respecto a estudios anteriores. La diferencia en los países desarrollados ha disminuido notablemente los últimos años, pero en el resto del mundo, y especialmente en las regiones más desconectadas, no solo se mantiene, sino que se ha incrementado, sumando un nuevo parámetro de exclusión y de dificultad para la mujer en países en los que, culturalmente, sufren un mayor nivel de opresión por su sexo.

Así, y aunque hay que analizarlos con lupa para averiguar cuáles son sus intenciones reales, internet.org y otras iniciativas similares deben ser estudiadas con atención y, de demostrarse su efectividad, deben ser apoyados. Y es que la brecha que separa el mundo desarrollado de los países que aún no lo están se puede ver terriblemente intensificada sí, a su histórica situación, le sumamos la desconexión a Internet.

 

Imagen: Ben Dalton

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