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La evolución del negocio del IoT contado con un ejemplo práctico

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Internet de las Cosas

¿Tiene futuro Internet de las Cosas? Lo cierto es que si leemos esta noticia de Bloomberg, podemos pensar al mismo tiempo que sí y que no (otra aplicación práctica del gato de Schrodinger). Y es que, al mismo tiempo, descubrimos que C3 IoT, la startup fundada por Thomas Siebel ha obtenido 70 millones de dólares en una ronda de financiación para su empresa, y que por otra parte el interés de los inversores por las empresas relacionadas con IoT parece estar en una senda descendente, según vaticinan algunas consultoras. Así, volvamos a la pregunta inicial, ¿hay o no hay futuro para IoT?

C3 IoT, fundada por SIebel en 2009, se dedica a la instalación de sensores en todo tipo de instalaciones (en sus inicios se centró en el sector energético), y a la posterior recogida e interpretación de los datos obtenidos por los mismos, para facilitar información útil a las empresas que contratan sus servicios. Entre sus clientes privados se encuentran Enel SpA, Engie SA y Cisco Systems Inc., aunque probablemente lo más destacable sea su contrato con el departamento de estado de Estados Unidos. La empresa ganó, con una oferta de 25 millones de dólares, un contrato para analizar el consumo eléctrico de más de 22.000 instalaciones de este organismo repartidas a lo largo del mundo. En este concurso público la compañía se enfrentaba a Pivotal (participada por Microsoft), Siemens AG, General Electric Co. y MapR.

Así visto, puede parecer que Internet de las Cosas tiene un gran futuro, pero el mismo artículo de Bloomberg habla de que el volumen de inversión en empresas dedicadas a esta actividad descenderá este año con respecto al anterior (de 3.200 millones en 2015 a 3.000 en 2016), según la consultora CB Insights. Siebel, no obstante, considera que esta caída afectará específicamente a las empresas dedicadas de manera exclusiva al hardware, no a aquellas que, como C3 IoT, se especializan en el proceso de combinar todos los datos obtenidos por los sensores, y a aplicar algoritmos basados en machine learning para obtener resultados cada vez mejores.

Así, lo más probable es que, efectivamente, a corto y medio plazo veamos un descenso en la inversión en las empresas dedicadas a Internet de las Cosas. Tal y como muestra el gráfico de Gartner sobre las tendencias de IT que vienen, todavía faltan algunos años para el despliegue real de IoT (la fase denominada «meseta de productividad»), y antes de que este llegue seguramente se producirá un importante descenso en su valoración. Así, es probable que las cifras de inversión en 2018 (y puede que incluso en 2019) sean inferiores a las previstas para el año que viene.

Así, parece que la clave estará en resistir a este «pinchazo» que, no obstante, no significará que cese la inversión y el interés, sino que solo aquellas empresas que sepan destacar frente al resto, serán capaces de resistir y, probablemente, otras muchas perecerán por el camino. El plazo estimado por Gartner para que Internet de las Cosas llegue a esa meseta de productividad está entre los cinco y los diez años. Yo, personalmente, creo que está más cerca de cinco que de diez, principalmente por la importancia que cobrará IoT con el despliegue de los coches conectados y autónomos, cuya llegada se espera entre 2019 y 2020. No obstante, habrá que prepararse, por si acaso, para unos años de sequía.

 

Imagen: LeWeb

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