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Seguridad en Internet de las cosas: ¿cómo enfocarla?

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Internet de las Cosas

Internet de las Cosas no es una moda pasajera, de eso no cabe duda. Su implantación, sin embargo, genera bastantes más dudas, puesto que no son pocos los aspectos que hay que tener en cuenta para que el despliegue de una tecnología de este tipo, dentro de la infraestructura de una empresa, se lleve a cabo de la forma adecuada. Es decir, adecuando los costes, ajustándose bien a las necesidades y, por supuesto, teniendo muy en cuenta los posibles problemas de seguridad, con un enfoque proactivo que elimine (o al menos minimice) los riesgos.

Computerworld se hace eco hoy de un estudio llevado a cabo por la consutora IDC, centrado precisamente en este aspecto, el de la seguridad en Internet de las Cosas, y cómo se lo están planteando las empresas de diferentes sectores. En la encuesta llevada a cabo por la consultora han participado más de 4.500 personas de empresas de más de 100 empleados, entre 27 países, por lo que los resultados de la misma tienen una lectura bastante global.

El dato más llamativo es, sin duda, que el 56% de las empresas participantes en el estudio tienen incluido añadir Internet de las Cosas a sus infraestructuras en un plazo de entre dos y tres años, lo que nos indica que el grado de adopción de IoT va a ser particularmente alto en el periodo que está por venir. Por sectores, los más decididos a dar este paso a corto y medio plazo se encuentran el de la fabricación, así como los puntos de venta y las empresas de servicios financieros. En el otro extremo, es decir, los más renuentes a empezar este cambio, nos encontramos con las entidades gubernamentales, las empresas de servicios públicos y, especialmente, todas las relacionadas con el sector de la salud.

La principal razón de elllo, según IDC, es el nivel de regulación al que están sometidas dichas actividades, especialmente las del campo de la salud, donde la protección de los datos está sometida al más alto de los niveles. Esto explica que, aún con el concepto de ciudades inteligentes del que ya llevamos años oyendo hablar, todavía no se haya traducido más que en algunos usos puntuales de Internet de las Cosas en nuestras ciudades, pero no en sistemas globales de gestión.

Un problema sin resolver

Porque, como ya indicaba al principio, el de la seguridad es un problema que todavía no está resuelto. En la mayoría de los casos se están adoptando soluciones ad hoc, pero no hay un sistema de seguridad reconocido por el conjunto de la industria (y, por lo tanto, por sus potenciales clientes) como la mejor solución. La buena noticia es, claro, que en el momento en el que se den algunos pasos en este sentido y se consiga resolver ese problema, es más que probable que veamos una clara aceleración en la adopción de Internet de las Cosas por parte de esos sectores que, de momento, todavía se muestran reticentes.

Hay otros factores que también influyen en la «lentitud» en la adopción de IoT. Uno, bastante destacado, es la carencia de profesionales especializados en Internet de las Cosas. El conjunto de tecnologías, los sistemas para procesar los datos de las redes, las bases para asegurar los sistemas… hay bastantes áreas en las que los profesionales deben estar formados, y todavía no hay suficientes profesionales con esos conocimientos y la versatilidad necesaria para este campo.

Y aún hay un aspecto más. y singularmente relevante para la consultora. Hasta ahora, el enfoque de IoT ha sido distribuir decenas, cientos o miles de sensores y actuadores, de manera que los sensores recogen información, la remiten a un centro de datos en el que son procesados y, en la mayoría de los casos, una persona toma la decisión X o Y en base a esos datos. O, en algunos casos, hacen que otro dispositivo actúe de una determinada manera.

Internet de las Cosas no tiene que consistir, únicamente, en sensores «tontos». Llevar inteligencia a los propios dispositivos (o al menos al gateway que los conecta a Internet) supone múltiples ventajas: en tiempo de respuesta, en ancho de banda, en reducción de riesgo de fallos… No estamos hablando, por supuesto, de infraestructuras inteligentes e independientes, sino de estructuras razonablemente inteligentes y conectadas, que combinen lo mejor de IoT con una capacidad de acción mucho más rápida. Por ahí, y con una dirección clara en lo que se refiere a la seguridad, está el futuro de Internet de las Cosas.

 

Imagen: LeWeb

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