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Internet de las Cosas tiene un problema: la seguridad

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Internet de las Cosas

Ya llevamos bastante tiempo hablando de Internet de las Cosas, y cómo esta tecnología va a suponer un gran cambio en muchos aspectos de nuestra sociedad. Desde la información que recibimos a cada momento y que se relaciona con nuestro día a día, hasta los modelos de producción en muchas fábricas, que ya observan con mucha atención todas las posibilidades que IoT puede suponer para las líneas de producción automatizadas. Desde dispositivos que, pegados a nuestra lavadora, nos permiten pedir más detergente a nuestra tienda favorita, a la reinvención de muchos procesos industriales. Sin embargo, todavía hay ciertas sombras que oscurecen ese esperado futuro, y para la mayoría de los expertos una de las más relevantes es la seguridad.

Cnet se hace hoy eco de Techonomy 16, un evento que se celebra esta semana en California, y en el que, el pasado miércoles un panel de cuatro expertos en ciberseguridad abordaron el problema de la seguridad en Internet de las Cosas. Y las conclusiones, pese a predecibles, dan para dejarnos más que pensativos, y sobre todo para ser conscientes de que hablamos de un problema real, y que hay que trabajar en buscar soluciones para el mismo. Y es que la primera conclusión que plantean es esa, que IoT de momento no es seguro, y que, al menso a corto plazo, no se podrá asegurar por completo según Betsy Cooper, directora ejecutiva del centro de ciberseguridad de la Universidad de Berkeley. Tenemos que asumir que que existen riesgos.

Y no estamos hablando de un riesgo teórico. El pasado mes de octubre ya vimos como miles de dispositivos conectados actuaron como «zombies» en un ataque de denegación distribuida de servicio (DDoS) a algunas de la páginas más populares de Internet, y que se tradujo en fallos de toda la red a nivel global, y especialmente en Estados Unidos. Este es el caso más relevante, pero ya se han producido otros, lo que según Cooper se traduce en que hay que empezar a trabajar para minorar los riesgos tanto como sea posible.

Los expertos coinciden en varios puntos sobre lo que hay que hacer para empezar a solucionar este problema. Por una parte, es imprescindible que la industria se ponga de acuerdo para crear estándares de seguridad. De poco o nada sirve que cada fabricante afronte el problema de la seguridad de manera individual. Es imprescindible la colaboración y la suma de esfuerzos para lograr soluciones efectivas de manera rápida. Y, por otra parte, También es muy importante concienciar a la población general de dichos riesgos, y de la importancia de que estos también sean cautos en el uso de los dispositivos.

Por ahora, ya hay varias empresas e instituciones públicas que ya están trabajando en crear clasificaciones de seguridad para los dispositivos, es decir, algo así como certificar que determinados dispositivos son más o menos seguros, en base a unas pruebas estandarizadas. Entre las entidades que trabajan en esta línea se encuentra el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST), dependiente del Departamento de Comercio de Estados Unidos. De esta manera, se pretende crear alguna referencia fiable para los usuarios que se planteen adquirir un dispositivo IoT.

Uno de los principales problemas que plantean los expertos, de cara a estas certificaciones, es que muchas de las empresas que producen dispositivos para Internet de las Cosas adquieren los componentes para los mismos en otros países (léase China). La preocupación, en este punto, es que los propios componentes empleados para fabricar los dispositivos puedan tener desde agujeros de seguridad hasta puertas traseras, que posibiliten la utilización de los dispositivos con aviesas intenciones. Así, los expertos consideran que el gran problema de seguridad de Internet de las Cosas no estará resuelto, al menos parcialmente, en menos de dos o tres años. Y lo que resulta más llamativo todavía, coinciden en que la situación todavía empeorará bastante más, antes de que empecemos a ver mejoras significativas.

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