¿Es la inteligencia artificial el futuro del hacking?

No muchas personas lo recuerdan, pero en sus principios, los virus empezaron siendo un «juego» entre programadores, que creaban códigos cuya principal función era autoreplicarse en el limitado espacio de memoria de algunos sistemas (hablo de memoria de núcleos magnéticos, o memoria de toros, como también era conocida) y, además, eliminar a su rival (otro código creado con el mismo fin). Así, una vez creados, los contendientes se tenían que enfrentar entre sí sin que sus creadores pudieran intervenir en el proceso. Era, por así decirlo, máquina contra máquina, y los humanos se limitaban al papel de observadores, como si estuvieran presenciando algún tipo de competición deportiva. Y tal y como plantea hoy Computerworld, y gracias a los avances de la inteligencia artificial, el futuro del hacking podría tener un aspecto similar.

Todavía falta mucho tiempo para que eso ocurra, años o, más probablemente, décadas. Sin embargo, tiene todo el sentido del mundo pensar en un futuro en el que una labor basada en el aprendizaje constante, pueda llegar a se desarrollada por las máquinas mejor que por los hombres. Hace unos meses, en agosto, los organizadores del evento de seguridad Cyber Grand Challenge, cuyo principal patrocinador es la agencia estadounidense DARPA, se realizó una muy interesante prueba, en la que siete supercomputadores se enfrentaron entre ellos, tratando de identificar sus principales problemas de seguridad, así como la manera más eficaz de solucionarlos. Hasta aquí fenomenal, claro. Pero, ¿qué ocurriría si esa tecnología cae en malas manos?

La inteligencia artificial puede suponer un gran avance en cuestiones de seguridad, y las principales empresas de este sector ya lo saben y llevan mucho tiempo trabajando en ello, pero los expertos en ciberseguridad ya llevan un tiempo alertando sobre la cruz de que estos avances caigan en malas manos. Especialmente, claro, si tenemos en cuenta que la conectividad y los sistemas electrónicos llegan cada vez a más aspectos de nuestras vidas. Un escenario en el que las máquinas se enfrentan a las máquinas, y aquellas dotadas de los mejores sistemas de inteligencia artificial tienen más probabilidades de «ganar», apunta a una situación en la que las inversiones para garantizar la seguridad deben crecer de manera exponencial.