Conecta con nosotros

Noticias

John Sculley: del despido más famoso de Silicon Valley a invertir en salud

Publicado el

Hace más de 30 años, John Sculley fue uno de los protagonistas del despido más famoso de la historia de la tecnología. Este antiguo CEO de PepsiCo, que llegó a Silicon Valley para tomar las riendas de Apple, despidió al fundador de Apple, Steve Jobs. Sculley, entonces director ejecutivo de la compañía, permaneció en su cargo hasta 1993. Y casi un cuarto de siglo después, este personaje de 77 años, ve aquella etapa como algo muy lejano que ha dejado atrás.

En la actualidad, el ex de Apple se dedica a hacer de mentor de empresarios, así como de financiar startup que trabajan en «causas nobles», una frase que escuchó por primera vez a Jobs y Bill Gates, aplicada a los negocios. «No estaban de acuerdo en muchas cosas, pero en esta sí. Querían cambiar el mundo persona a persona, creando herramientas para la mente que fuesen en realidad sistemas de productivudad. Esa era su razón de existencia«. Sculley ha sido entrevistado por Cnet.

Estas ideas le llevaron a interesarse por el potencial de transformación de sectores que entonces estaban dando sus primeros pasos, como la inteligencia artificial. Especialmente cuando se aplicaba al Big Data. Y sigue con el mismo interés. Algunas de las startups en las que invierte trabajan con técnicas como el machine learning. Además, no para de hablar sobre las ideas de su amigo Ray Kurzwell, que piensa que en las próximas décadas, la inteligencia biológica se fusionará.

No obstante, las compañías con las que Sculley trabaja están centradas en otro aspecto más importante: la salud. Es lo que más le preocupa, y lo que más le motiva no es solo contribuir que vivamos más años, sino también que lo hagamos con una mayor calidad de vida. En pocas palabras, busca que los 120 sean los nuevos 80 mediante la derrota de las enfermedades y en reducir un poco los efectos del envejecimiento.

Una vida de 125 años

Este antiguo consejero de DARPA pretende que, en el futuro, la gente viva hasta los 125 años. Pero mucho antes pretende acabar con enfermedades como el cáncer, el alzheimer, el parkinson o la demencia senil. Sculley cree que la revolución en la medicina de precisión y en la regenerativa llegará al mismo tiempo que otras mejoras sanitarias menos atractivas, pero igualmente importantes: los sistemas de cuidado a los pacientes.

Él ya lleva tiempo aportando su granito de arena como inversor y empresario. No obstante, fue uno de los fundadores de la compañía Misfit, dedicada al desarrollo de dispositivos cuantificadores del control de la salud (la compró Fossil), y también invirtió en su día en la plataforma de cambio de estilo de vida y adopción y gestión de hábitos saludables, Rally Health, adquirida por UnitedHealthCare.

En la actualidad, está implicado en el trabajo con startups que aplican soluciones tecnológicas para resolver los fallos que hay en los sistemas de recetas (RXAdvance) y en la mejora del cuidado remoto para pacientes con enfermedades crónicas (MDLive). También se está asociando con personajes relevantes del mundo de la tecnología, como el consejero de Uber, Oscar Salazar, que también está en la junta directiva de RXAdvance.

Su última aventura es una empresa llamada Cellularity. Puesta en marcha con el fundador de X-Prize, Peter Diamandis, y el inventor del Segway, Dean Kamen, entre otros. Es una empresa que trabaja con células madre del cordón umbilical para regenerar tejidos dañados o que sufren los efectos de la edad. Según Sculley, «la capacidad de regenerar tejidos que ya han envejecido en el cuerpo humano es muy importante, no solo para las personas que tengan un problema con uno de sus órganos y tengan que sufrir un transplante, porque también permite pensar en aumentar la vida«.

Desde su casa de Florida, donde trabaja y tiene su oficina, Sculley apunta a que la medicina encontrará una cura para el cáncer en la próxima década, lo que liberará recursos para dedicarlos a la investigación de enfermedades que atacan al cerebro, como la demencia y el alzheimer. En sus palabras, «lo más problemático es el coste y la dimensión de qué hacer con la gente que viva más años. Lo bueno es que la posibilidad de regenerar órganos y de encontrar la forma de que los ciegos puedan ver y los sordos oír, y solucionar otros problemas de este tipo será cada vez más sencillo.

Foto: Web Summit

Lo más leído