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Hacienda sanciona a Spotify España con 150.000 euros

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Spotify

Hace 20 años, la música se compraba en tiendas, ya fuera en CD, cinta de casete, o en el vinilo que, ya por entonces, muchos daban por muerto (y sin embargo ahí sigue, dando guerra). Hace 10 años, la música se compraba en Internet, principalmente en la tienda online de Apple (iTunes), y de forma secundaria en otros servicios del estilo, la mayoría de los cuales no han llegado hasta hoy. ¿Y ahora? Con la llegada de los smartphones y otros dispositivos inteligentes que nos acompañan todo el día, y de los planes de datos cada vez con mayor capacidad, son los servicios de streaming los que se están llevando el gato al agua, en una competición encabezada por el más veterano de ellos, Spotify, seguido por Apple Music, Google, Tidal y un largo e interesante etcétera.

Esto explica el enorme crecimiento que han experimentado estos servicios y las empresas que los ofrecen, y que han pasado de unos volúmenes de facturación de lo más modesto, a ser las elegidas por millones de usuarios, fondos de inversión, etcétera. Pero, claro, también ha dado lugar a un mayor seguimiento por parte de las administraciones públicas y, para ser más exactos, de las agencias tributarias y otros entes recaudadores, que observan con lupa las operaciones económicas de estas multinacionales que, con bastante frecuencia, recurren a complejas fórmulas fiscales para tributar en determinados países, cuyas políticas tributarias son más «generosas» que la media.

Y, en el caso de Spotify, esa observación finalmente ha dado sus frutos, ya que según informa hoy El Español, la empresa ha sido condenada a pagar una multa de 150.000 euros. Esta sanción tiene su origen en una inspección sobre el Impuesto de Sociedades tributado por la empresa entre 2009 y 2012, y que según la investigación llevada a cabo no se ajustó adecuadamente en lo referido a los gastos por los tipos de cambio, así como en los préstamos entre las distintas filiales nacionales del grupo. A diferencia de otras multinacionales tecnológicas, Spotify España no se ha limitado a actuar como comisionista de su matriz, sino que se ha dedicado a comercializar tanto la publicidad como su servicio de streaming en el territorio nacional, por el cual a su vez paga por los derechos de autor a su sede central, en Suecia.

Esto ha cambiado recientemente, ya que la compañía ha anunciado que próximamente trasladará toda su facturación a aquel país, de manera que adoptará el modelo común anteriormente mencionado, dejando por lo tanto su filial española como mera comisionista, que se responsabilizará exclusivamente de acciones de marketing y promoción de la plataforma.

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