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España, entre los países a la vanguardia de la democracia digital

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La tecnología y los avances en redes sociales han hecho posible una mejora de la comunicación entre ciudadanos de un mismo país o de naciones distintas. Pero no sólo para intercambiar noticias o charlar sobre sus vidas. También han sido vehículos para otros fines no tan buenos, como la propagación de noticias falsas, para la creación de bloques de opinión antagónicos enfrentados. A lo largo de todo el planeta, diálogos de sordos pueblan foros de opinión y grupos de internautas supuestamente afines, en los que surgen discusiones encendidas casi cada día por cualquier motivo. No parece el clima más adecuado para utilizar la tecnología de cara a la mejora de los gobiernos, ni mucho menos para mejorar la comunicación de los ciudadanos con sus administraciones.

Pero hay quien lo ve de otra forma. En la actualidad ya hay varios países y ciudades por todo el mundo que están experimentando con herramientas digitales diseñadas para que los gobiernos, tanto locales como regionales o nacionales, puedan interactuar con los ciudadanos para colaborar en diversos aspectos. Entre ellas están las que permiten a los habitantes de un núcleo determinado informar a sus gobernantes de sus preocupaciones, las que les notifican de cuándo se va a discutir en el Parlamento los temas que les interesan e incluso algunas que les ofrecen la posibilidad de intervenir en la elaboración de los presupuestos locales o de proponer ideas y debatirlas con sus conciudadanos.

Así, la denominada democracia digital está comenzando a dar sus primeros pasos. No obstante, esto no es un impedimento para que ya existan varios proyectos destacables en varios países, como los que menciona The Guardian en Brasil, Islandia y España.

En España, varias ciudades han puesto en marcha portales de participación ciudadana, en los que sus habitantes pueden proponer acciones, votarlas y debatir sobre ellas. La primera en hacerlo fue Madrid, con su plataforma Decide Madrid, presentada por el gobierno municipal en septiembre del año pasado. Esta plataforma permite a los habitantes de la capital de España participar en base a tres pilares: la relación con los concejales, la participación en proyectos municipales y el impulso de propuestas ciudadanas. Además de hacer propuestas, de debatirlas y de votar si desean o no que se lleven a cabo, sus usuarios también pueden interactuar con los concejales y otros miembros de la corporación municipal, que se conectan cada cierto tiempo a ella. Además, tienen la oportunidad de intervenir en la selección de proyectos, como ha sucedido recientemente con los presentados para la remodelación de la Plaza de España.

Esta plataforma, basada en el software libre Consul, que desarrolló el Ayuntamiento de Madrid, ha sido el germen de otra plataforma que se ha abierto recientemente en Barcelona, llamada Decidim Barcelona. La corporación municipal de la Ciudad Condal ha adaptado la plataforma de Madrid a sus necesidades, y además de fomentar la participación de los habitantes de la ciudad en ella mediante propuestas y debates, y de recoger las propuestas hechas por ellos online, también alberga las propuestas realizadas en encuentros cara a cara organizados en sus diferentes barrios. No van a ser las únicas ciudades españolas con este tipo de plataformas, puesto que otras, tanto del propio cinturón de localidades que rodea a la capital catalana como del resto de España, contarán pronto con las suyas propias.

En Islandia, la democracia digital comenzó a dar sus primeros pasos en 2010, con el lanzamiento de la plataforma Better Reykjavik. Se trata de una herramienta creada por el ayuntamiento de la capital islandesa en colaboración con una organización no gubernamental dedicada a la tecnología, con la que los ciudadanos podrían hacer sugerencias, debatirlas y puntuarlas, con el fin de mejorar la ciudad. Además de votar por propuestas concretas, sus usuarios también pueden tomar decisiones reales sobre cómo se gastan y distribuyen los presupuestos locales. Se trata quizá del país con una mayor participación ciudadana en este tipo de iniciativas del mundo, ya que de su reducida población, 120.000 personas, se calcula que más de 70.000 han utilizado ya la plataforma.

Mientras tanto, Brasil ha visto cómo su parlamento ha puesto en marcha un portal web denominado e-Democracia, con el que los brasileños pueden hacer sus aportaciones a los debates parlamentarios. En él trabajan funcionarios del parlamento que se dedican a responder preguntas y explicar temas complicados, además de servir como nexo de unión entre los procedimientos parlamentarios y las aportaciones de los ciudadanos. Pot otro lado, se ha puesto en marcha una especie de laboratorio tecnológico, en el que programadores voluntarios pueden aplicar sus conocimientos a la visualización de datos legislativos de forma que resulten atractivos y sencillos para el público en general.

Foto: Takver

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