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Condenan a un hacker a la mayor pena por un ciberdelito: 27 años de prisión

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Un hacker ruso ha sido condenado a 27 años de prisión en Estados Unidos, la pena más elevada que se ha impuesto hasta la fecha en el país por un delito relacionado con la ciberseguridad. Roman Seleznev deberá, además, pagar cerca de 170 millones de dólares a las empresas y bancos que fueron víctima de sus actividades delictivas. Está acusado de hackear más de 500 compañías estadounidenses y de robar decenas de millones de datos de tarjetas de crédito, que vendía después en webs especializadas en cibercrimen.

Según Associated Press, Seleznev, de 32 años e hijo de un importante político ruso, se dedicó durante 15 años a infiltrarse en los sistemas de pagos de numerosas empresas y a robar datos de las tarjetas, entre otros. En 2011 se presentaron por primera vez cargos contra él, y fue detenido en 2014 por agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos en una operación conjunta con la policía local de Maldivas. Seleznev fue detenido cuando hizo escala en el aeropuerto local de camino a Rusia. De allí lo llevaron a Guam y después a Chicago, donde fue encarcelado. Cuando se le detuvo, tenía en su poder más de 2,9 millones de números de tarjetas de crédito.

Tras su detención se le acusó oficialmente de 40 delitos, y su juicio se celebró el pasado mes de agosto. El jurado le declaró culpable de 38 de estos cargos, entre los que había nueve por hackeo y 10 de delitos informáticos varios. Los fiscales, que querían utilizarle como escarmiento para otros hackers repartidos por el mundo, pidieron una pena de 30 años para él, que finalmente se ha quedado ligeramente más corta.

Antes de escuchar su sentencia, Seleznev pidió clemencia al juez, se disculpó ante sus víctimas y dijo que re arrepentía de sus delitos, pidiendo que tuviesen en cuenta su historial médico a la hora de dictar sentencia, ya que arrastra secuelas por una herida en la cabeza tras un ataque terrorista en 2011.

Segunda oportunidad

Lejos de conmoverse, el juez contestó a Seleznev que el atentado que sufrió en Marruecos fue un aviso para que dejara de hacer el mal y para que reconociese que se le había dado una segunda oportunidad en la vida. Pero según él, en lugar de apartarse de la vida delictiva, Seleznev siguió delante. Según la sentencia, vivía como un multimillonario y se gastaba cantidades ingentes de dinero en coches, barcos de lujo y viajes por todo el mundo.

Tras la sentencia, el abogado de Seleznev, Igor Litvak, leyó una declaración escrita por el propio Seleznev en el que afirma que esta larga condena se debe a que sufre persecución política por las complicadas relaciones que hay entre Rusia y Estados Unidos. Se autodenominó preso político y pidió ayuda a la Federación Rusa, contradiciendo lo que había declarado ante el juez. Esto después de comprometerse con las autoridades estadounidenses a contribuir a la lucha contra el cibercrimen y de acordar la entrega de cuatro de sus ordenadores y seis discos duros externos.

Además, se ha reunido en varias ocasiones con funcionarios del gobierno para hablar sobre las actividades de los hackers y tratar de llegar a un acuerdo. No obstante, los fiscales aseguraron que su oferta de ayuda para luchar contra los hackers llegó demasiado tarde. Ahora tendrá mucho tiempo para meditar sobre lo que ha hecho.

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