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Despidos masivos en Groupalia, solo se libran el informático y dos comerciales

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Groupalia

Los empleados de Groupalia llevaban finales del año pasado luchando por cobrar su nóminas a tiempo. Desde hace meses se acumulaban los retrasos e incluso se declararon en huelga para protestar. Poco a poco las habían ido cobrando, pero todavía les quedaban por cobrar las de marzo, abril y mayo cuando, toda la plantilla menos un técnico informático, ha sido despedida por burofax. Al parecer, el despido se ha producido por causas objetivas, puesto que «el resultado económico obtenido durante el ejercicio de 2016 ha sido muy inferior al obtenido en la anualidad 2015«. Según la empresa, los ingresos por ventas del último año fueron de 7,3 millones de euros, un 42 por ciento inferiores a los de 2015.

Según Economía Digital, los empleados fueron despedidos el pasado viernes tras finalizar su jornada laboral, y cuando volvieron el lunes a la oficina a recoger sus cosas, no quedaban ni sillas, ni mesas, ni ordenadores. Los trabajadores tenían hasta el día 29 de mayo para llegar a un acuerdo con la empresa, pero sus representantes han optado por el despido y no sentarse a negociar con ellos. Los problemas se iniciaron en enero, cuando comenzaron a reclamar sus nóminas impagadas, según indican en este diario.

Ya entonces se produjeron los primeros despidos, hasta que la plantilla se quedó en 70 personas. Pero el goteo de salidas era constante desde el año anterior. En febrero de 2016 la plantilla era de 70 personas, que bajó a 50 en mayo y se quedó en 30 en diciembre. Según Antonio Alcántara, propietario de Groupalia, cuya matriz es Ofertix, una pequeña parte de estas bajas se debió a salidas voluntarias, y a que parte de la plantilla pasó a trabajar para Nice&crazy y LetsBonus, otras dos marcas del grupo. Pero desde enero de este año, los despidos han continuado hasta que ya solo ha quedado en plantilla un informático que mantiene la web, que funciona con normalidad, además de un par de comerciales encargados de negociar las campañas y las promociones.

Los trabajadores de la empresa, que en marzo de 2015 se fusionó con Offerum, también han tenido conflictos con la empresa por un traslado forzoso de su puesto de trabajo al que querían obligarlos. En diciembre y enero pasados, los empleados recibieron la noticia de que deberían trasladarse desde las oficinas del grupo, situadas en Sant Just Desvern, a un coworking en Vilanova i la Geltrú, cambio que denunciaron ante la inspección de trabajo y que quedó zanjada en un juicio.

Pero los miembros de la plantilla de Groupalia no han sido los únicos con problemas para cobrar. Ya el pasado mes de febrero los proveedores y los negocios con acuerdos con la startup, que abrió sus puertas en 2010, comenzaron a protestar porque ellos tampoco cobraban lo que se les debía, tal como reflejó entonces El País. Además de no cobrar, protestaban porque les era imposible ponerse en contacto con los gestores, que no respondían a sus peticiones. Según relataban entonces varios, al intentar contactar con la empresa mediante el teléfono de atención a clientes, se les remitía a una dirección de correo electrónico para enviar sus peticiones. Correos que, tras enviarse, tampoco recibían respuesta.

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