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The Wall Street Journal: menos lectores, más suscriptores

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The Wall Street Journal

Hay pocas políticas más erráticas que las llevadas a cabo, durante los últimos 15-20 años, por los diarios de toda la vida que, un bien día, se vieron frente a un nuevo (en aquel momento) canal de comunicación llamado Internet. En poco tiempo, aparecieron tantos modelos de negocio como medios: algunos optaron por ofrecer todos sus contenidos gratuitamente en la red, otros por el extremo contrario, y una buena parte por un modelo mixto, con una selección básica de información gratuita, y el resto así como otros servicios de pago. Eso, como posición de salida, porque con el paso del tiempo, muchos de ellos han cambiado, cambiado, y vuelto a cambiar, en vez de apostar decididamente por un modelo de negocio, sea el que sea.

Esto, en primer lugar, ha generado en los usuarios la concepción de que la información en Internet es algo por lo que no hay que pagar, puesto que los propios medios la han ofrecido gratuitamente durante bastantes años. Más aún, los usuarios que en su momento apostaron por el modelo de suscripción, pagando por acceder a los contenidos (y este es mi caso), se encontraron en un determinado momento con que habían pagado por un servicio que, semanas o meses después, pasaría a ser totalmente gratuita (sí, esto también me ocurrió hace ya unos cuantos años). En esos casos, los diarios concentraron todo su esfuerzo en lograr la mayor cantidad de tráfico, rentabilizado a partir de la publicidad.

Pero este modelo, pasados los años, también se ha mostrado bastante menos efectivo de lo que parecía, lo que empujó hace ya algún tiempo a determinados medios a plantearse la vuelta al modelo de pago para sus ediciones online. Un movimiento arriesgado, sin duda, precisamente porque, como ya decíamos antes, los usuarios no tienen el hábito de pago por acceder a información en Internet. Sin embargo, tal y como cuenta hoy WCCF Tech, The Wall Street Journal ha demostrado que, en realidad, sí que hay usuarios dispuestos a pagar por acceder a sus contenidos. Y, aún más, han roto con la concepción de que lo más importante en la red es el volumen de tráfico que reciben, algo que ha quedado claro tras su «ruptura» con Google.

Recordemos que, hace ya algún tiempo, The Wall Street Journal optó por el modelo de suscripción para acceder a sus contenidos online. Sin embargo, y hasta febrero de este mismo año, mantuvo lo que se dio en llamar first click free, algo que permitía acceder a una noticia completa de la web desde Google, si el usuario no había hecho uso de esta función previamente. Este servicio se ofrecía para que los usuarios pudieran comprobar el nivel de desarrollo de las noticias en el medio, pero el problema es que muchas personas descubrieron como burlar el «contador» que comprobaba si ya habían accedido antes o no (una sencilla cookie) y, con ese método, pudieron acceder sin límites, y sin pagar, a todos los contenidos del diario.

Debido a ese cambio, Google empezó a penalizar la posición de los resultados del diario en las búsquedas, algo que The Wall Street Journal critica abiertamente. Pero, más allá de esta queja, lo verdaderamente interesante de esta situación es que, a partir de ese cambio, el tráfico en la web de TWSJ ha caído un 44% (si, poco más de la mitad de las visitas que recibía hasta febrero) pero al mismo tiempo, en el último trimestre, el volumen de suscripciones al servicio ha crecido un 30%, una tasa muy superior a todas las experimentadas hasta el momento. Y eso pese a que el medio cuenta con menos visibilidad en Google que nunca, algo que los editores del diario desean que cambie.

Así, la pregunta que debemos hacernos es, ¿realmente, como decíamos al principio, los usuarios no están dispuestos a pagar por un servicio de este tipo o, por el contrario, o esa conclusión es errónea y, por lo tanto, sí que se puede hacer caja por los contenidos informativos en la red? Que The Wall Street Journal lo haya conseguido parece una clara muestra de que sí que es posible apostar por los paywalls (muros de pago), y que si el valor de la información lo justifica, los usuarios están dispuestos a pagar por ella.

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