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Dropbox está desarrollando una red privada para acelerar el acceso a los archivos

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Dropbox es, en la actualidad, una de las compañías de almacenamiento de archivos y datos en la nube más populares en todo el mundo, tanto entre el público en general como entre las empresas. También una de las más innovadoras, caracterizada por la toma de decisiones arriesgadas y audaces de su sector. Hace un tiempo decidió saltarse lo convencional, sacar el 90 por ciento de sus datos de la nube de Amazon Web Services y crear sus propios centros de datos. Y ahora está a punto de dar otro paso arriesgado, según Fortune: poner en marcha su propia red privada internacional para asegurarse de que sus clientes de fuera de Estados Unidos pueden acceder más rápido a sus datos.

Tal como afirma Akhil Gupta, Vicepresidente de Ingeniería de Dropbox, «lo que la gente no sabe es que Internet tiene muchos altibajos y cuellos de botella«. Esa es la razón para que la empresa haya tomado esta decisión, y vaya a deshacerse de los balanceadores de carga de terceros y sustituirlos con su propio software, instalado en hardware preparado para Linux. Además, va a usar sus propios cables de fibra para que el tráfico que debería discurrir por internet para acceder a archivos viaje por su red.

Pero ¿qué es un balanceador de carga? Pues como su propio nombre indica, unas herramientas que se encargan de que el tráfico de red se dirija de tal forma que los cuellos de botella y las reducciones de velocidad sean las mínimas. Las principales empresas que se dedican al desarrollo de tecnología de balanceadores de carga en la actualidad son F5 Networks, Citrix y Radware.

Pero para Dropbox, estos balanceadores de carga no son suficientes para que la experiencia en Internet sea fluida. Según Dan Williams, Responsable de Ingeniería de Producto de Dropbox, «queremos hacer que la experiencia de usuario sea tan en tiempo real como sea posible, ya que el 70 por ciento de nuestros usuarios están fuera de Estados Unidos y la mayoría de los datos están en Norteamérica«. Por ahora, Dropbox todavía tiene acuerdos con Amazon para dar acceso a sus archivos a clientes en algunos países, como Alemania, que obligan a las empresas a que los datos de usuarios de sus ciudadanos permanezcan en su país de origen.

En la actualidad, en Dropbox hay almacenados más de 500 Petabytes de archivos y datos de clientes. No hay muchos servicios en la nube de mayor envergadura que la compañía. Gupta afirma que «hay menos de diez sistemas de almacenamiento más grandes que nosotros«. Entre ellos están Amazon, Facebook, Microsoft y Google. De ahí el interés de la compañía en mejorar la velocidad de acceso a sus datos.

Williams comenta cómo lo van a hacer: «básicamente, compramos fibra en las áreas metropolitanas y alquilamos servicios para las operaciones de larga distancia entre el Atlántico y el Pacífico. No nos dedicamos a desplegar cable, ya que sólo unas pocas empresas en todo el mundo necesitan contar con esa capacidad«. Además, sus instalaciones en otros países están a punto de aumentar. En el tercer trimestre de este año entrarán en funcionamiento los que la compañía está desarrollando en Sydney, Miami y París. En el cuarto serán los de Madrid y Milán los que se pongan en marcha. Para entonces, Dropbox tendrá 22 instalaciones en diez países.

Con este paso, Dropbox sigue nadando contra corriente, como cuando hizo en su día cuando dejó Amazon para almacenar sus datos en su nube. Como entonces, el tiempo será el que diga si en la compañía han tomado las decisiones correctas. Por ahora parece que, al menos en términos económicos, sí. Según manifestó en abril su CEO, Drew Houston, Dropbox ya genera beneficios netos, los que se obtienen tras restar a los totales los intereses, los impuestos, la amortización y la depreciación. Por tanto, parece que la empresa, que todavía no ha debutado en bolsa aunque planeaba hacerlo este año, es rentable.

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