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¿Tienen futuro Google Glass en los entornos empresariales?

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Google Glass

Todos recordamos el enorme fiasco que supuso, hace ya unos años, Google Glass. Y es que, pese a las inmensas expectativas que se crearon alrededor de las smartglasses de Google (hubo un tiempo en el que todos nos moríamos por hacernos una foto con ellas puestas), al final todo el hype acabó por diluirse, su llegada al mercado fue meramente simbólica y, poco tiempo después, prácticamente nadie se acordaba ya de ellas. Y así siguieron hasta hace poco, cuando supimos que Alphabet todavía no las había abandonado por completo. En lugar de ello, han estado trabajando en redefinir por completo su estrategia y, ahora, ofrecer las Glass Enteprise Edition, que no es otra cosa que el mismo producto, pero dirigido específicamente a entornos profesionales.

Computerworld dedica un artículo a analizar si este nuevo planteamiento puede resultar exitoso o, por el contrario, es solo cuestión de tiempo que Google Glass termine por desaparecer. En primer lugar, lo más destacable es el cambio realizado en la estrategia de comercialización de las gafas. Y es que solo podrán ser adquiridas a través de la red de desarrolladores elegida por Google para tal fin. ¿Por qué? Porque la intención es que las empresas no adquieran solo las gafas, sino una solución completa de hardware y software especialmente diseñada para sus necesidades. Y todas esas empresas ya han desarrollado soluciones verticales para diversos sectores, precisamente en los que tanto Google como las tecnológicas colaboradoras creen que las gafas pueden tener un mejor encaje.

Esto, a su vez, es positivo y negativo. El aspecto positivo es, sin duda, que al hablar de soluciones completas y específicas para sus necesidades, las empresas se pueden ver mucho más atraídas por las mismas que por un producto, como era Google Glass, que resultaba muy innovador y muy llamativo, pero que nadie tenía del todo claro cómo integrarlas en las actividades de las empresas. A este respecto, recuerdo bien que en su momento conocí una empresa de desarrollo que contaba con unas gafas, y trabajaban en diseñar soluciones basadas en las mismas. Fue la única ocasión en la que pensé que podía existir un recorrido comercial para tan disruptivo dispositivo. Desgraciadamente no hubo mucho movimiento a este respecto, y tampoco una excesiva demanda, por lo que al final las gafas acabaron guardadas en un cajón.

Hoy, sin embargo, parece que Google sí que ve claro que la estrategia que más acerca Google Glass al éxito es esa, que ya no se vendan como un gadget más, de esos que se adquieren de vez en cuando sin saber muy  bien para qué se va a emplear a posteriori. No, con esta nueva fórmula las gafas serán solo una parte de una solución destinada a cubrir determinada necesidad. Y ahora es cuando digo por qué planteaba que es positivo y negativo. Hablo, claro, del «miedo» que genera en algunas empresas, y especialmente las pymes, hablar de soluciones a medida. ¿Por qué? Porque, aunque en no pocos casos de manera errónea, se suele asociar ese concepto a «muy caro». Dicho de otra manera, el factor de precio, aún siendo una incógnita, ya resulta un elemento disuasorio para muchos de sus potenciales clientes.

Además, y aunque personalmente puedo decir que he conocido algunas aplicaciones prácticas de Google Glass muy interesantes, lo cierto es que todavía hay muchas dudas sobre si las prestaciones de las gafas son suficiente como para desarrollar algunos de los usos potenciales de las mismas. Por lo tanto, lo más probable es que la inmensa mayoría de las empresas esperen un tiempo, para ver si otras dan el primer paso y se empiezan a ver casos de éxito de esta tecnología. Por lo tanto, tanto Google como los desarrolladores asociados tienen que hacer un enorme esfuerzo a corto plazo, para demostrar que esta tecnología tiene una cabida real en las empresas.

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