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Cómo atacar a Facebook o Google: acusarles de parcialidad política

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Los conservadores de Estados Unidos llevan tiempo buscando la clave para atacar a las principales plataformas tecnológicas por la gestión que hacen de las opiniones políticas vertidas a través de ellas. Y un estudio redactado por el presidente de un grupo de presión conservador parece haber dado con la clave para conseguirlo: acusarles de falta de parcialidad, según la CNBC.

Su texto se centra en el análisis de cuánto control tienen los proveedores de internet, así como diversas plataformas y redes sociales sobre lo que se manifiesta en Internet. Sobre todo en lo que se refiere a puntos de vista en política que son manifiestamente impopulares. También de las medidas que toman cuando se vierten opiniones impopulares, ya que muchos conservadores no están de acuerdo con ellas.

Esta misma semana hemos podido ver varios ejemplos de estas medidas. Google ha revocado sus servicios de registro de domino a la publicación neonazi Daily Stormer, expulsándola de Internet hasta que encontrase un proveedor nuevo. Cloudflare, que proporciona defensa contra ataques hacker, también ha cancelado el servicio que tenía contratado con ella esta publicación. Su propio CEO ha admitido que esta medida podría causar un precedente peligroso, pero no ha dudado en desvincularse de Daily Stormer. Y Facebook ha reiterado que se seguirá dedicando a eliminar publicaciones que celebren «actos de terrorismo o crímenes de odio». Todo esto a causa de una manifestación neonazi que tuvo lugar la pasada semana en Chalottesville (Virginia).

Pero esto puede acabar con la idea del estudio mencionado y redactado por un activista conservador, que baraja la idea de que se obligue a las plataformas de Internet a declararse editorialmente neutrales, o que pierdan la responsabilidad sobre lo que sus usuarios publican a través de ellas. Este estudio está teniendo bastante repercusión en muchas áreas, y muchos se extrañan de que sea así, y de que esto suceda precisamente ahora. Pero no parece casual, ya que se ha publicado en un momento en el que se están librando una batalla encarnizada en Estados Unidos por la neutralidad de la red.

La batalla por la neutralidad de la red, la clave

El republicano Ajit Pai, presidente de la Comisión de Comunicaciones Federal, se está preparando para eliminar las reglas que defienden la neutralidad de la red y que puso en marcha su antecesor en el cargo, el demócrata Tom Wheeler, durante la administración Obama.

La neutralidad de la red enfrenta a los proveedores de contenido, como Alphabet, Facebook o Netflix; con proveedores de servicios de conexión de banda ancha, como AT&T, Verizon o Comcast. Estas últimas alegan que las tecnológicas utilizan sus redes para conseguir sus riquezas, y les gustaría que hubiese más libertad para ajustar y establecer precios.

Una de las maneras que tendrían para conseguir sus objetivos sería la creación de paquetes cerrados, o de contenidos, con las empresas y plataformas que los crean. Estos paquetes serían similares a los que las redes y operadores de cable tienen en la actualidad de canales de televisión, y poder restringir o reducir la velocidad de acceso a los que no estén en esos paquetes. Los proveedores no han hablado explícitamente de que quieran crear servicios paquetizados ni categorizados, pero defienden que deberían tener la libertad de poder experimentar con ellos. Y tal como lo ven, las leyes de Wheeler lo evitaban.

Como es lógico, los grandes de la tecnología alegan que todo el tráfico debería tratarse de la misma forma, neutral, como ha sido siempre desde el principio de Internet. Además, aseguran que la innovación en Internet quedaría limitada si los proveedores favorecen a un tipo de tráfico sobre otros. Este argumento fue el que ganó el último día que se luchó por la neutralidad de la red en un tribunal cuando un tribunal federal defendió las normas que Wheeler aprobó. Pero lo que Pai quiere hacer para revertirlas puede desencadenar una oleada de luchas en el Congreso y los tribunales.

Por eso este estudio, escrito por el activista Phil Kerpen, de la organización conservadora American Commitment, sugiere que lo slegisladores conservadores podrían dar un nuevo marco a la batalla sobre la neutralidad de la red, e integrarla en una lucha más amplia sobre la neutralidad del discurso en internet.

Según Kerpen, «las empresas de redes sociales (Facebook, Twitter) y búsqueda (Google), que tienen una posición de dominio en el mercado hablan de ellas mismas como políticamente neutrales, mientras que promueven sistemáticamente puntos de vista liberales, y limitan e incluso prohiben las conservadora«.

En la actualidad, las plataformas online están protegidas por la Ley de decencia en las comunicaciones de las consecuencias de lo que sus usuarios publiquen. Por ejemplo, mientras que un periódico puede recibir una demanda por libelo si publica algo que no es cierto escrito por un periodista, Facebook no puede recibir denuncias por lo mismo.

Pues bien, el estudio sugiere que el gobierno debería hacer que las empresas de internet prometan que van a tratar por igual a todo el contenido o perder esta protección: «Las plataformas que se presentan a sí mismas ante el público como neutrales estarían sometidas a ciertas imposiciones si violan esta pose de neutralidad a través de una red de protección al consumidor«.

En consecuencia, lo que pretende conseguir este estudio es que Google y Facebook quedasen como hipócritas si se oponen a este tipo de ley, al mismo tiempo que están pidiendo lo mismo al solicitar la regulación de los proveedores de acceso a Internet. «Sólo con proponer esto, la administración Trump dejaría que clara la asimetría entre las empresas identificadas con las causas conservadoras, y que se enfrentan a represalias legales, con las compañías que se identifican con los liberales, y a las que se les da carta blanca, se ha terminado«.

Para Kerpen, lo expresado en su estudio son sólo, en sus palabras, «pensamientos preliminares«, pero es una aproximación interesante a un posible ataque político de la derecha a las empresas de Silicon Valley.

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