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Dubai equipará a su cuerpo de policía con «motos voladoras»

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Hoverbike

A día de hoy, cuando hablamos de cuadracópteros, hexacópteros, octacópteros o incluso drones de este tipo con un mayor número de hélices, siempre pensamos en dispositivos de pequeño tamaño (como mucho poco más de un metro de extremo a extremo) y capacitados, únicamente, para portar cámaras o cargas ligeras. Sin embargo, que eso sea lo común no significa que no sea posible emplear ese mismo diseño, pero a otra escala, con fines distintos a los que hemos conocido hasta ahora. Tal es el caso, como hemos sabido por New Atlas, del proyecto de Dubai, que pretende emplearlos nada menos que como vehículo de transporte para los efectivos policiales que operan en la ciudad.

Para tal fin, las autoridades han contactado con Hoversurf, una empresa de origen ruso y que cuenta también con oficina en Estados Unidos (California). ¿Por qué? Pues porque uno de sus proyectos estrella es el Scorpion-3 hoverbike, un cuadracóptero diseñado para el transporte de personas. Un vehículo que, según afirman sus diseñadores, es tan sencillo de manejar como una bicicleta, y que podría ser la solución a parte de los problemas de saturación de tráfico que experimentan cada día más ciudades. Es importante, no obstante, tener en cuenta que el transporte diseñado por la compañía todavía se encuentra en la fase de búsqueda de inversores. No obstante, ya se han realizado pruebas efectivas de vuelo, y se han optimizado tanto sus sistemas de control como el software que emplea el vehículo. Es, al igual que sus «hermanos pequeños» eléctrico y aunque las baterías no ofrecen una excesiva autonomía, sí que será posible cambiar una agotada por otra cargada durante el vuelo.

Así, y aunque el contrato suscrito con las autoridades de Dubai supone un importante espaldarazo a sus actividades, lo más probable es que todavía tardemos un tiempo en ver este tipo de vehículo no ya como algo común, sino incluso un uso anecdótico de los mismos. En el caso de efectivos de emergencia sí que tiene todo el sentido, y no solo por su extrema necesidad de contar con el mayor índice de movilidad posible, sino también porque todavía debe formularse un marco regulatorio para estas nuevas alternativas. A día de hoy, ya hay bastantes normas que regulan el empleo de drones en espacios públicos, si bien lo más probable es que a corto y medio plazo veamos como deben experimentar cambios y actualizaciones.

El problema es que si establecer un sistema que regule todos los aspectos de la circulación en un solo plano (el horizontal) ya es complejo y requiere de constantes modificaciones, imaginemos qué ocurre al añadir el plano vertical. El control de tráfico aéreo es una actividad singularmente compleja, pues hay que tener en cuenta rumbos, velocidades, destinos, altitudes (niveles de vuelo) y, claro, planificar adecuadamente la gestión de todo ese tráfico para evitar cualquier tipo de riesgo. Bien, pues ahora imaginemos que, de repente, a todos los vehículos que empleamos hoy en día les salen alas… regular ese nuevo espacio sería absolutamente caótico. Y, con el riesgo de que, por ejemplo, una leve colisión entre dos vehículos puede tener un resultado muy diferente si se produce en el suelo o a cinco metros de altura. Las necesidades de seguridad se elevan de manera exponencial en el momento en el que nos separamos del suelo.

Así pues, resulta realista pensar que la proliferación de este tipo de drones solo podrá ser una realidad a partir de cierto punto de desarrollo de las ciudades inteligentes: concretamente cuando éstas cuenten con los sistemas necesarios para gestionar de manera automática este nuevo modelo de transporte. Hasta entonces, lo más probable es que los únicos usos  de los que tengamos conocimiento sean, como el de Dubai, para servicios de emergencia y, sobre todo, para usos recreativos y deportivos en espacios especialmente delimitados para tal fin. Lo demás, de momento, todavía está bastante lejos.

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