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2016, el año de los servidores para Intel

Intel tiene preparados para 2016 algunos lanzamientos muy importantes para el sector de los servidores, en el que su presencia es claramente mayoritaria.

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2016, el año de los servidores para Intel

A veces, más de lo que nos gusta reconocer, se nos olvida que con el cambio de paradigma del software (local) al servicio en la nube (remoto), buena parte del trabajo de proceso de datos que antes recaía, exclusivamente, en nuestros ordenadores, se encuentra ahora al otro lado del cable, en el servidor.

Y ocurre que no solo hemos trasladado el software a la nube, sino que con Internet también han llegado otra serie de servicios que no tenían razón de ser con anterioridad a la Red. Y, claro, eso también supone una mayor carga de trabajo para los centenares de equipos que, montados en bastidores, trabajan de manera incesante en cualquier CPD.

Quienes no se olvidan, desde luego, son los principales fabricantes, aquellos de cuyo trabajo depende el correcto funcionamiento de esas enormes infraestructuras en las que cada día confiamos más y para más fines. Tal es el caso, sin duda, de Intel, que tiene preparados algunos lanzamientos muy importantes para este sector, en el que su presencia es claramente mayoritaria, y que sin duda se va a beneficiar de las novedades del fabricante estos próximos meses.

La primera novedad, que veremos este mismo trimestre, serán los chips Xeon Broadwell-EP, diseñados para servidores single socket y dual socket. Aunque todavía no se han revelado muchos datos sobre estos procesadores, todos los análisis apuntan no solo a que serán más rápidos que sus predecesores sino, y esto es lo verdaderamente interesante, que estarán optimizados para el trabajo «interno» del datacenter, es decir, para todas las operaciones que se efectúan entre diversas máquinas dentro del mismo. Para tal fin, se espera un soporte mejorado de Ethernet, además de soporte para memoria DDR4 y un número similar o superior de núcleos por CPU, que en la anterior generación (Haswell) alcanzó los 18 núcleos.

Para sistemas con cuatro o más sockets, las novedades llegarán más tarde (pero también este 2016) con los chips Broadwell-EX que, además de las mejoras de la familia EP, contará con más memoria caché. Por su parte, según la consultora Linley Group, también veremos próximamente chips Xeon D con 16 núcleos. El principal mercado de estos procesadores son tanto servidores genéricos como dedicados (appliances).

Pero lo más interesante de todo es, sin duda, la respuesta de Intel a una demanda creciente por parte de sus clientes: hardware especialmente diseñado para unas necesidades cada vez más complejas y únicas (las de los data centers actuales).

Con la vista puesta en esa necesidad, Intel adquirió Altera a mitades del año pasado. Y es que los FPGAs (Field Programmable Gate Arrays) diseñados por ésta permitirán crear chips capaces de desarrollar algunas tareas concretas de una manera muchísimo más rápida de lo visto hasta ahora. Pero, eso sí, manteniendo su capacidad de realizar cualquier otro tipo de operación en condiciones normales. Como un 4×4 de última generación, que es capaz de circular perfectamente por carretera, pero que además se mueve de maravilla en entornos por los que un turismo normal se las ve y se las desea.

Es ahí, precisamente en la capacidad de desarrollar chips con una optimización nativa para realizar determinadas tareas propias de los servidores, donde puede radicar la gran diferencia entre esta nueva generación de procesadores para servidores, más que en el cambio de arquitectura (de Haswell a Broadwell). De lo que no cabe duda es de que, si se cumple este mapa de ruta, 2016 será el año de los servidores para Intel.

Imagen: Shutterstock

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