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La fusión entre AT&T y Time Warner, ¿imposible?

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AT&T y Time Warner

Hace solo un par de días, los gigantes AT&T y Time Warner anunciaron su intención de fusionarse, en una operación en la que la veterana teleco desembolsaría 79.000 millones de euros, además de sus deudas actuales (elevando la cuantía total de la operación hasta los 108.700 millones de dólares) a cambio de hacerse con el control de todos los activos de la empresa de contenidos. De salir adelante la operación, se convertiría en la mayor del año, superando incluso la adquisición de Monsanto por parte de la alemana Bayer.

Sin embargo, ya se han escuchado bastantes voces que apuntan a la dificultad de que esta operación salga adelante, principalmente por los problemas que plantea de cara al control de los monopolios y las leyes para garantizar la libre competencia. El problema es que, de la combinación de AT&T y Time Warner surgiría un gigantesco grupo multimedia, puesto que estamos hablando del principal operador de telecomunicaciones del país, y la principal empresa de contenidos estadounidense.

Los reguladores ya han anunciado que supervisarán la operación con lupa. En concreto, un subcomité del Senado formado entre otros, por Mike Lee, del partido republicano y Amy Klobuschar, del partido demócrata, ha enfatizado la meticulosidad con la que piensan llevar a cabo la supervisión de la operación. Temen que la fusión de ambas empresas se pueda traducir en un perjuicio para los consumidores, que verán limitadas sus posibilidades.

También ambas candidaturas a las presidenciales de noviembre han opinado al respecto y, por extraño que pueda parecer, han coincidido. El primero en hablar fue Donald Trump que, sin miedo a los excesos, no dudo en afirmar que dicha operación puede destruir la democracia. Poco después el compañero de cartel de Hillary Clinton, Tim Kaine, también dijo que hay que llegar hasta el fondo en el análisis de la operación, además de afirmar que considera que es más positivo evitar la concentración, especialmente en lo relacionado con los medios de comunicación.

De momento, AT&T confía en que todas las dudas de los reguladores con respecto a la operación quedarán despejadas, y que por lo tanto no hay que temer sobre la ejecución de la misma. Y es que, según su planteamiento, no está haciéndose con el control de un competidor, sino adquiriendo un gran proveedor de contenidos que, posteriormente, distribuirá a través de sus redes.

Hay precedentes de operaciones de este tipo, como la adquisición, por parte de Comcast, de NBC Universal, que llegó a buen término en 2011 tras enfrentarse a una importante supervisión por parte de los reguladores. No obstante, el tamaño de esta operación ha hecho que salten muchas alarmas, y que todas las autoridades implicadas vayan a tener que revisar hasta el más mínimo detalle de la que, de salir adelante, sería la mayor fusión de este 2016.

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