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La verdadera oportunidad que hay tras el Internet de las Cosas

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infografía iot

La consultora IDC define el Internet de las Cosas (IoT) como una red de redes de puntos finales o cosas perfectamente identificables, que se comunican entre sí sin la necesidad de la intervención del ser humano, utilizando el protocolo IP (Internet Protocol). IoT implica, además, no sólo la captura de los datos que dichas cosas y puntos finales generan, sino el análisis de su información.

Es precisamente este análisis lo que permitirá establecer cambios en los procesos corporativos y en la toma de decisiones, cambios que generen mejoras en la productividad no sólo empresarial, sino de la sociedad en general y que la consultora ha plasmado en esta infografía.

En otras palabras, según IDC, IoT permite la transformación de información en acciones. Es un cambio de una forma de pensar y actuar, basada en «producir y vender«, a otra que trata de «sentir y responder«.

El mercado español representa alrededor del 9% del total de Europa Occidental, con algo más de 8.100 millones de euros en 2015. Cifra que, de acuerdo a los datos de la consultora, se duplicará en los próximos tres años, alcanzando los 16.400 millones de euros en 2018.

Mientras que los principales motores de las inversiones en IoT en estos momentos van ligados a las mejoras de productividad, a la experiencia de cliente y a la velocidad de reacción a los cambios en la demanda, las barreras más comunes aún están ligadas al coste asociado con el despliegue de proyectos de IoT y la inversión necesaria en equipos, dispositivos e infraestructuras.

La preocupación por la seguridad y la privacidad de los datos tampoco ayudan a que el Internet de las Cosas sea muy tenido en cuenta a la hora de la elaboración del presupuesto en el mundo corporativo.

Un nuevo ecosistema en las empresas

Quizás una de las consecuencias más palpables y que genera mayor confusión alrededor del IoT es el cambio que implica en lo que era el panorama competitivo de las empresas de tecnología tradicionales.

El nuevo ecosistema es complejo y altamente diversificado, con multitud de nuevas empresas que son capaces de ofrecer servicios nicho para determinadas áreas aisladas de IoT. Ejemplos de esto lo encontramos en Bosch, que está apostando por fabricar sensores, o Kognitio o Splunk, que ahora trabajan también analizando datos. Se trata de empresas que tradicionalmente no jugaban un papel relevante dentro del sector TIC y que ahora compiten con las compañías tradicionales de este área.

En cualquier caso, ninguna empresa será capaz de ofrecer un servicio completo de principio a fin en todos los aspectos de IoT, con lo que encontrar socios y formar acuerdos con aquellas empresas que ofrezcan servicios complementarios será uno de los principales retos a los que se enfrenten las empresas que quieran jugar un papel relevante en el futuro del Internet de las Cosas.

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