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Mobility as a Service, el futuro de la movilidad según Intel

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Mobility as a Service

Normalmente, cuando hablamos del futuro (cada vez más cercano) de los coches autónomos, lo abordamos desde el plano tecnológico: la ventaja que supondrá en términos de seguridad en la vías, así como la solución de movilidad para personas que, sea por la razón que sea, no pueden conducir. Y es que, visto en perspectiva, este cambio puede suponer la mayor revolución que ha experimentado el campo de la movilidad desde los inicios de la producción en cadena de coches, encabezada por el mítico Ford T.

Sin embargo, y aunque evidentemente el foco esté puesto en esos puntos, es más que interesante pararse un momento a pensar qué más puede venir de la mano de estos coches capaces de conducirse solos, e Intel, una de las empresas más involucrada en el desarrollo de tecnologías cruciales para el coche autónomo, lo ha hecho y arroja unas conclusiones realmente interesantes, que analizamos a continuación.

Y es que, cuando todavía estamos hablando (y lo que queda) sobre la economía compartida, Intel ya apunta a un nuevo concepto, el de la «Economía del pasajero» (Passenger Economy), un nuevo modelo económico que vendrá de la mano de los coches autónomos, y que según un interesantísimo y completo informe desarrollado por Intel y la consultora Strategy Analytics, apunta a que su impacto puede dejarnos a todos con la boca abierta. Para verlo en números, el informe recoge que, en 2035, esta nueva economía moverá 800.000 millones de dólares. Pero es que un poco más adelante, en 2050, la cifra crecerá hasta los 7 billones de dólares, solo en lo referido a la movilidad como servicio (Mobility as a Service). Y además no será un «despegue» particularmente lento. Al contrario, el estudio prevé que en sus primeros años multiplicará por dos el volumen económico generado por la economía compartida.

Pero, ¿cuáles son las claves de esta nueva «Economía del pasajero»? El informe apunta a varias de ellas, de las que la principal, sin duda, es la concepción de la movilidad como un servicio. Y es que, en realidad, ya tenemos un ejemplo «de primera generación» de MaaS, y no es otro que los servicios de transporte con pasajeros. Cuando tomamos un taxi, estamos empleando un servicio de movilidad, que no obstante depende de múltiples factores (el lugar en el que nos encontramos, la disponibilidad del servicio, etcétera). Con la llegada de los coches autónomos, crecerán sustancialmente las posibilidades a este respecto, hasta el punto de que se reconfigurará por completo todo lo relacionado con el transporte público.

Con la oferta adecuada, lo más probable es que ya no necesitemos disponer de nuestro propio coche, y que además tampoco dependamos de un conductor, tanto en los trayectos ocasionales como en aquellos que realizamos de manera regular, ya sean de corta, media o larga distancia. Un ejemplo particularmente representativo de este modelo que está por llegar lo encontramos en los centros de las grandes ciudades, y sus permanentes congestiones de tráfico. Con un modelo de movilidad como servicio implantado en las mismas, el estudio apunta a que se podrán ahorrar hasta 250 millones de horas empleadas en los desplazamientos realizados en dichas áreas.

El conductor desaparecerá

Además, no olvidemos que desaparecerá la figura del conductor, que pasará a ser un pasajero más del vehículo. Por lo tanto, y al igual que cuando nos desplazamos en otros medios en los que no tenemos que prestar atención al manejo del vehículo, se abre un enorme catálogo de posibilidades, en lo referido a prestación de servicios adicionales al pasajero mientras se realiza el desplazamiento: desde servicios de información y entretenimiento, hasta otros muchos usos que todavía nadie ha imaginado, pero que llegarán con toda seguridad.

El estudio plantea posibilidades tan sorprendentes como el aprovechamiento de ese tiempo para la prestación de servicios de belleza, vehículos especialmente acondicionados para que podamos dar una cabezada mientras cruzamos la ciudad o vamos de casa al trabajo, etcétera. Y también lo plantea como un elemento que puede servir para marcar la diferencia en determinados sectores. Por ejemplo, imaginemos un hotel en el centro de una gran ciudad turística, y que ofrezca a sus clientes una solución de movilidad como servicio, gracias a la cual podrán disfrutar mucho más de su visita, sin tener que preocuparse por alquilar coches, familiarizarse con las redes de transporte público, etcétera.

Eso, por no hablar de que la combinación de información personalizada y geolocalización puede servir para que recibamos recomendaciones personalizadas sobre los lugares por los que pasamos. ¿Que hemos anotado en nuestro móvil que tenemos que comprar unas zapatillas nuevas para salir a correr? El coche nos puede informar de que vamos a pasar por una tienda muy recomendable, y en la que podemos encontrar nuestro modelo favorito.

Pero no todo es dinero en la economía del pasajero. El informe, que en este punto se mueve en unos términos bastante conservadores, predice que tan solo en el periodo que irá entre 2035 y 2045, este nuevo modelo de movilidad podrá salvar hasta 585.000 vidas, gracias a la prevención de accidentes que sí que se producen en la actualidad, pero que pueden quedar desterrados de nuestra historia con los vehículos autónomos, una vez que estos ofrezcan la seguridad que esperamos de ellos.

«Las empresas deben empezar a pensar ya en sus estrategias relacionadas con MaaS«, afirma Brian Krzanich, CEO de Intel, que añade: «Hace menos de una década, nadie hablaba del potencial de las pre-emergentes apps y servicios de economía colaboratitva, porque nadie lo vio llegar. Esta es la razón por la que hemos iniciado la conversación sobre la economía del pasajero tan pronto, para que la gente sea consciente de las oportunidades que van a aparecer cuando los coches se conviertan en los dispositivos móviles más potentes, y con más capacidad para generar información«.

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