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SAR: móviles, radiación y salud

Desde hace tiempo los usuarios de telefonía móvil se hacen la misma pregunta: ¿son malas las ondas de radio que emiten los móviles para la salud? Los expertos no parecen ponerse de acuerdo, pero las instituciones no se arriesgan. Limitan las radiaciones emitidas tanto por móviles como estaciones base y publican consejos de uso. Una de las limitaciones impuestas por gobiernos e instituciones como la Unión Europea es la cifra máxima de SAR (Specific Absorption Rate, tasa de absorción específica).

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Desde hace tiempo los usuarios de telefonía móvil se hacen la misma pregunta: ¿son malas las ondas de radio que emiten los móviles para la salud? Los expertos no parecen ponerse de acuerdo, pero las instituciones no se arriesgan. Limitan las radiaciones emitidas tanto por móviles como estaciones base y publican consejos de uso. Una de las limitaciones impuestas por gobiernos e instituciones como la Unión Europea es la cifra máxima de SAR (Specific Absorption Rate, tasa de absorción específica).

 

El teléfono móvil se ha convertido en un compañero habitual para la mayoría de la población mundial desarrollada, es el medio de comunicación que mayor crecimiento ha experimentado y se ha convertido en el centro de cambios muy importantes en los hábitos y costumbres. Sobre todo se ha convertido en una poderosísima herramienta de comunicación. Pero esta omnipresencia de un dispositivo que utiliza radiaciones electromagnéticas para ponerse en contacto con la red que le permite comunicarse, ha levantado desde hace años dudas sobre las consecuencias de su uso para la salud.

 

La inmensa difusión de los móviles hace que cualquier pequeña consecuencia para la salud pueda tener proporciones gigantescas.

Los teléfonos móviles utilizan radiaciones electromagnéticas en el espectro de las microondas. Se trata de transmisores de baja potencia, en el rango de los 0,2 hasta los 0,6 vatios. La intensidad de estas radiaciones disminuye con el cuadrado de la distancia, pero la extrema cercanía a la que tenemos que colocar los terminales para utilizarlos ha levantado numerosas suspicacias en la comunidad científica y en las instituciones relacionadas con las salud.  Por esta razón se han realizado varios estudios tanto científicos, analizando las radiaciones y sus efectos, como estadísticos y epidemiológicos, analizando poblaciones expuestas a las radiaciones de telefonía móvil, para lograr establecer si realmente existe un peligro para la salud.

 

Los resultados no son concluyentes y dejan el campo abierto para especulaciones en uno y otro sentido. En primer lugar hay que establecer que las radiaciones electromagnéticas emitida por los móviles y estaciones base no son ionizantes, como los Rayos X o Rayos Gamma. Es decir, no puede provocar ionización o radioactividad en el cuerpo.

 

Desde el punto de vista teórico la cantidad de radiación electromagnética absorbida por el cuerpo humano no puede tener consecuencias distintas a la del calentamiento de las partes del cuerpo expuestas al mismo. Es decir, que en principio no existe ningún efecto de esa radiación que no sea el aumento de la temperatura, por lo que los estudios se dirigen a las consecuencias de ese aumento del calor, sobre todo en partes sensibles del cuerpo como es el cerebro. En este aspecto un teléfono móvil podría aumentar la temperatura en fracciones de grado, mucho menor que el que se experimenta con la exposición a la radiación solar, sin ir más lejos. Por otro lado se afirma que otros dispositivos electrónicos, como los Walkie Talkies, emiten radiaciones del mismo tipo y con potencias mucho más altas sin que nunca se haya puesto en tela de juicio sus consecuencias para la salud.

Sin embargo, por otro lado, se han realizado estudios estadísticos en poblaciones expuestas a radiaciones electromagnéticas no ionizantes que parecen establecer cierta relación entre estas radiaciones y problemas de salud. Sin embargo de estos estudios es extremadamente difícil extraer conclusiones, pues no se puede aislar esta exposición de otras posibles causas.

 

En cualquier caso un estudio epidemiológico requiere muchos más años de los que lleva la telefonía móvil con nosotros.  Algunos expertos, sin embargo, han relacionado la exposición a radiaciones similiares a las de un teléfono móvil con el aumento de actividad de células cancerígenas (se trata de efectos relacionados como el Shock térmico de las proteínas y la formación de micronúcleos).  Otros estudios describen efectos en la tiroides o problemas de deterioro de ciertas células. En general estos resultados han sido puestos en duda o se aduce que esos efectos son simples consecuencias de la elevación de la temperatura, que puede ser provocada por otros factores. En definitiva, no son informes demasiado concluyentes.

 

Según el informe que ha emitido al respecto la Organización Mundial de la Salud, las consecuencias de la radiación de los teléfonos móviles no han sido suficientemente estudiadas. Aunque se prevee un documento de la organización para 2009-2010 con recomendaciones al respecto, la OMS ha recogido las siguientes conclusiones a la luz de los estudios realizados hasta ahora:

En lo que respecta al cáncer concluye que los estudios no arrojan una evidencia científica que relacione la radiación de los móviles con esta enfermedad.

Sobre otros riesgos para la salud, como cambio en la actividad cerebral, tiempos de reacción o hábitos de sueño, tampoco encuentra concluyentes los estudios al respecto.

 

 

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