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¿Qué es la responsabilidad social tecnológica?

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Hoy en día se podría decir que todo es tecnología, un ente que influye en cualquier esfera de nuestra vida. La tecnología ha demostrado ser una herramienta indispensable en la mejora de la calidad de vida y el día a día de muchas personas. Tecnología no es solo ocio y trabajo, tecnología puede significar apoyo, ayuda, derechos sociales, igualdad.

Como todo lo relacionado con el bien social, dentro de la tecnología también pueden surgir polémicas. Hemos avanzado tanto que es difícil encontrar alguna situación en la que la tecnología no podría ayudarnos. Como explica Juan Carlos Ramiro en su blog Tecnologías accesibles, hacia un mundo para todos:

Las personas crean a las tecnologías, y son responsables de cómo se crean (útiles, accesibles, usables…). Pero las tecnologías no son responsables de por qué se usa cada una, del por qué se eligen unas inaccesibles sobre otras menos, ni del por qué se establecen obligaciones a los ciudadanos, con posiblemente consecuencias muy serias, de cumplir esas obligaciones legales con Tic’ o servicios tecnológicos inaccesibles.

Se llega entonces a un punto en el que la tecnología ya no depende de si misma, o de los ingenieros y desarrollados que la crea, la tecnología depende de un segundo jugador que decide donde debe distribuirse, por que y para que.

La Responsabilidad Social Tecnológica analiza, más allá de las cualidades de determinado producto o servicio tecnológico, el impacto que ejerce sobre la persona o colectivos de ciudadanos, la implantación de una tecnología u otra, y de la forma de diseñar y utilizar los servicios al usuario con tecnología. La diferencia es que, si bien la Responsabilidad Social Tecnológica se debe tener presente tanto en el ámbito público como en el privado, las consecuencias son distintas y más o menos graves depende de dónde.

En este sentido, cuando se juega en el ámbito público se podría decir que la Responsabilidad Social Tecnológica es obligada, ya que debe ponerse al servicio de la ciudadanía todos los servicios posibles que promuevan y la igualdad y la accesibilidad.

En el ámbito público no debe haber “negociación” posible, no utilizar el principio de Responsabilidad Social Tecnológica en la adquisición de bienes y productos TIC y su generación de servicios, puede suponer, desde luego, discriminación y falta de igualdad de oportunidades. Más grave aún, negación de la posibilidad de ejercer derechos como ciudadano; y aún más grave, posible indefensión ante actuaciones obligatorias ante la Administración, como dije antes, con perjuicios serios económicos y personales al ciudadano con determinadas limitaciones. Por cierto, también más gasto público, para enmendar “parcheando” sus errores.

El problema llega cuando se habla del ámbito privado, aquí los decisores no se mueven por el bien común, importan los intereses económicos, el beneficio empresarial. Pero el empresario no debe olvidar que no implantar una medida que mejore la igualdad puede afectar negativamente al negocio. 

La implantación de determinadas TIC y servicios tecnológicos en el comercio, por ejemplo, afecta seguro al incremento de clientes. “Captación” de información comercial, de ofertas, facilidad de pago y plataformas de pago sencillas y usables, adaptabilidad de las herramientas TIC, sistemas de información electrónica adecuados… En fin, creo que sigue siendo necesario profundos cambios en la forma de generación del conocimiento del mundo TIC y sus recursos, para que, de una vez, se den la mano el beneficio social y el beneficio económico.

En el mundo de la tecnología por casualidad pero enormemente agradecida. Social Media Manager, Redacción, Organización y cualquier reto que se me proponga.

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