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¿Qué encaje tienen las start-ups en el sector de la salud?
Al hablar de la industria relacionada con la salud, inmediatamente tendemos a pensar en grandes laboratorios farmacéuticos, así como en empresas fabricantes de los enormes y costosísimos dispositivos de alta tecnología que ocupan las salas de hospitales, clínicas y centros de salud. Así que, desde esa perspectiva, parece muy difícil que una start-up, solo con una buena idea y una financiación limitada, pueda plantar cara a esos gigantes y, de ese modo, hacerse un sitio en un sector tan importante y competitivo como el sanitario. Sin embargo esto no tiene que ser así y, al contrario, hay bastantes más oportunidades de las que parece, según afirma la consultora Frost & Sullivan. ¿Y cuál es la clave? La colaboración entre ambos tipos de empresas en el campo de la nanotecnología.
La constante miniaturización de dispositivos electrónicos ha permitido que, en las últimas décadas, hayamos vivido una auténtica revolución en muchos procedimientos médicos. Por ejemplo, hace solo cuarenta años que, gracias a la reducción del tamaño de las cámaras, es posible realizar muchas cirugías mediante laparoscopia, algo impensable solo dos o tres décadas antes. Y la llegada al punto en el que la nanotecnología ya es una realidad, se ha convertido en una de las grandes esperanzas para investigadores de todo el mundo, que ven que esta tecnología puede ser su mejor aliada en la lucha contra muchas enfermedades. No en vano, el National Cancer Institute (Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos) puso en marcha, hace ya tiempo, la NCI Alliance for Nanotechnology in Cancer, una iniciativa con la que pretende incentivar los trabajos de investigación de los usos de la nanotecnología en la lucha contra el cáncer.
Y ahí es donde las start-ups encuentran cabida. El desarrollo de estas soluciones tecnológicas, aunque complejo, es mucho menos costoso que el de los grandes dispositivos convencionales, además de permitir una importante reducción de costes en algunos aspectos y, lo que es mucho más importante, ofrecer diagnósticos y tratamientos más efectivos a los pacientes. Así, las grandes empresas ya observan con atención el ecosistema de start-ups y, en algunos casos, también crean unidades de negocio independientes (spin-offs) y crean planes de colaboración con entidades de investigación (principalmente universidades) para avanzar rápidamente en este campo.
«Debido al gran potencial comercial de los nanodispositivos, las grandes compañías de dispositivos médicos han creado subsidiarias y se han asociado con centros de investigación y universidades para crear soluciones que mejoren la eficacia de las terapias«, afirma Analyj Arjunvasan, analista de Frost & Sullivan, «Los investigadores se centran particularmente en el desarrollo de productos para sectores de dispositivos médicos de alto crecimiento, como wearables, puntos de diagnóstico, cuidado avanzado de heridas y sistemas de administración de fármacos, dirigidos a otras enfermedades además del cáncer«. Es decir, que aunque el cáncer ha sido la punta de lanza de esta tecnología en el sector médico, la consultora ve muy claro que en los próximos años viviremos un importante boom de pequeñas y nuevas empresas dedicadas a este campo que, según afirma, está lleno de oportunidades.
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