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Opinión

La Revolución Industrial de la digitalización: consecuencias en el empleo

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Llevo tres años (2014-2017) estudiando los vínculos entre la digitalización y la economía: tecnologías que tienen consecuencias en el PIB, las empresas y el mundo del trabajo. Mis dos libros más recientes sobre la materia, Innovación y Éxito Empresarial” (IESE, 2015) y “Digitalización y Éxito Empresarial” (Cambrigde, 2017) miran los aspectos más positivos del uso intensivo de las TIC (esta es la definición que de la digitalización hacen la Agenda Digital Europea y el ministro Álvaro Nadal). Y, efectivamente, hay tres ámbitos de empresas en que la digitalización las hace más exitosas, por un lado, las cinco grandes: Apple, Amazon, Google, Microsoft, Facebook, por otro, tecnológicas como Salesforce, Sage, HPE, IBM, Oracle, Dell-EMC, Intel o Cisco que bien han nacido digitales (Salesforce) o bien se han adaptado bien al cambio.

El tercer ámbito, más español, es el de las grandes empresas que triunfan con la digitalización: Fundación Bancaria La Caixa, CaixaBank, Telefónica, Vodafone, Abertis, Cellnex Telecom, Gas Natural Fenosa, Bankinter, El Corte Inglés, etc. Pertenecen al 0,12% de grandes empresas, según la clasificación del INE y de Eurostat, con más de 249 empleados. Quedan en España el 99,88% de empresas, que son, por este orden: autónomos, micro empresas, pymes y que necesitan financiación, formación y casos de éxito para digitalizarse. El Observatorio Vodafone de la Empresa -al que Advice Strategic Consultants ha contribuido con muchos estudios científicos, publicados todos ellos por Vodafone España- da muchos ejemplos útiles sobre cómo digitalizarse exitosamente. La Administración Pública española lo ha hecho, por ejemplo.

Hasta aquí las buenas noticias porque, como dije más arriba, desde 2014 me pregunto por los efectos en el mundo del trabajo de la automatización (fruto de la digitalización, la Inteligencia Artificial, la robótica, la automatización, Cloud Computing, Big Data, etc). Dos cosas, he hecho. Por un lado, Advice Strategic Consultants ha llevado a cabo una docena de Informes del Estudio Advice de Éxito Empresarial para obtener evidencia empírica. Por otro y para no reinventar la rueda, he acudido a cientos de economistas que han publicado extensos libros con datos empíricos y estudios: “The rise and fall of American growth”, “The rise and fall of nations”, “The Price of prosperity”, ect. Todos hablan de la Cuarta Revolución Industrial que muchos denominan Industria 4.0.

En mis muchas conversaciones con el fundador y primer presidente de Hewlett-Packard España, Juan Soto Serrano -maestro, por ejemplo de dos grandes directivas, como Helena Herrero, presidenta de HP Inc y Marta Martínez, presidenta de IBM y tantos otros grande directivos como Belarmino García, Miguel Abellán, Antonio Alemán, Santiago Cortés, José Antonio de la Torre, Alberto Calero, Fausto Checa, Andrés García Echániz, José Luis Rodríguez y Enrique Lores (ambos muy amigos y ambos en el cielo, ya), Manolo López (uno de los mejores directores de comunicación de España), Manuel Sastre, Javier García Junceda, etc-, Juan Soto siempre me decía que los comerciales no debían solo aprenderse “el folleto comercial”, sino que tenían que ser expertos en lo que vendían, fueran ordenadores de sobremesa, impresoras o microprocesadores Pentium.

La enseñanza de John Mauldin

Hasta que apareció uno de los inversores y economistas más exitosos de Estados Unidos, John Mauldin, que acaba de publicar “The age of Transformation”. En su obra, John cita un estudio realizado en todo el mundo por McKinsey, que dice que se requerirá una intervención masiva de los gobiernos para unir a las sociedades debido a la masiva pérdida de puestos de trabajo durante los próximos 13 años, consecuencia de la automatización. Hasta 800 millones de personas, incluido un tercio de la fuerza laboral en los EE. UU. y Alemania se quedará sin trabajo desde hoy hasta el 2030, dice el estudio. Y no hablamos de los mineros que han votado al presidente Donald Trump, sino de clase media con estudios superiores que verán cómo sus empleos desaparecen y no está claro qué les sustituirá. Esto creará mucha angustia y ansiedad en millones de personas. En Estados Unidos, por ejemplo, hoy, ya, esa presión existe y el 70% de los norteamericanos (datos oficiales del ministerio de Sanidad estadounidense) toma antidepresivos, hasta el punto que el presidente Trump declaró el problema el sábado pasado como “emergencia nacional”.

La parte positiva: la economía del futuro eventualmente reemplazará los puestos de trabajos perdidos, dice el estudio, pero para recolocar a cientos de millones de personas, dice Michael Chui, autor del informe de McKinsey, «será necesario un plan del tamaño del Plan Marshall».

En el estudio, el McKinsey Global Institute descubrió que 375 millones de personas, incluido el 14% de la fuerza de trabajo norteamericana, tienen empleos que no existirán de aquí al 2030. Los chinos tendrán los números absolutos más altos: 100 millones de personas que cambiarán de ocupación, o el 12% de la fuerza de trabajo del país, en 2030.

Me preguntaba cuáles serían la mayor parte de los hallazgos del estudio. «El grado de transición que debe suceder es una verdadera revolución«, me dijo John Mauldin. Hasta el 30% de las horas trabajadas en todo el mundo pueden automatizarse para el año 2030.

Tres Revoluciones Industriales

La transición se compara a las tres Revoluciones Industriales previas de los EE. UU., cambiando de una economía agrícola a gran escala a una economía de servicios industriales a principios del siglo XX, por ejemplo. Pero esta vez, no son los jóvenes los que abandonan las granjas sino los trabajadores que, a mitad de su carrera profesional, necesitan nuevas habilidades tecnológicas. «Hay pocos precedentes en los que las sociedades hayan reciclado profesionalmente con éxito a un número tan grande de personas», dice el informe: «¿Cómo se capacita a personas de entre 30, 40 y 50 años para profesiones completamente nuevas, que aún no existen?».

Tal como están ahora, los salarios pueden no ser suficientes para el nivel de vida de la clase media. Pero «una clase de consumidores sana es esencial para el crecimiento económico y la estabilidad social«, dice McKinsey. Es probable que se establezca una renta mínima para familias sin recursos, como piden las fuerzas políticas de izquierda en Europa o Bernie Sanders en Estados Unidos.

La transición a una sociedad mucho más automatizada fluye sin problemas «sobre las decisiones que tomamos«, dice John Mauldin en “The Age of Transformation”. Para ello, gobiernos y empresas habrán de invertir mucho en formación, training y recolocación de trabajadores, si no queremos un mundo en paro.

No se trata de ralentizar el lanzamiento de la Inteligencia Artificial y la robotización, sino de acelerarlo protegiendo a las personas (es decir, trabajadores), porque una desaceleración «restringiría las contribuciones que hacen que las tecnologías impulsen el dinamismo y crecimiento económico».

jorge

Jorge Díaz-Cardiel. Socio director general de Advice Strategic Consultants. Economista, Sociólogo, Abogado, Historiador, Filósofo y Periodista. Ha sido Director General de Ipsos Public Affairs, Socio Director General de Brodeur Worldwide y de Porter Novelli International; director de ventas ymarketing de Intel Corporation y Director de Relaciones con Inversores de Shandwick Consultants. Autor de más de mil artículos de economía y relaciones internacionales, ha publicado una docena de libros, como Las empresas y empresarios más exitosos; Innovación y éxito empresarial; El legado de Obama; Hillary Clinton versus Trump: el duelo del siglo; La victoria de América; Éxito con o sin crisis; Recuperación Económica y Grandes Empresas; Obama y el liderazgo pragmático, La Reinvención de Obama, Contexto Económico, Empresarial y Social de la Pyme en España, Digitalización y éxito Empresarial, Trump, año uno, entre otros. Es Premio Economía 1991 por las Cámaras de Comercio de España.

Socio director general de Advice Strategic Consultants. Economista, Sociólogo, Abogado, Historiador, Filósofo y Periodista. Ha ocupado cargos de responsabilidad en empresas de comunicación, relaciones públicas y tecnología. Ha escrito más de mil de artículos de economía y relaciones internacionales y una veintena de libros.

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