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Bancos centrales de todo el mundo se preparan para un futuro sin dinero en metálico

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Bancos centrales de todo el mundo se preparan para un futuro sin dinero en metálico

Vivimos en un país, y en un mundo, en el que el dinero en metálico tiene cada vez menos presencia. Las tarjetas de crédito y débito, las apps de pago y los nuevos sistemas de pago que permiten centralizar los pagos en un smartphone en el que están cargadas todas nuestras tarjetas y cuentas están arrinconando las monedas y los billetes poco a poco. Lejos de detenerse, esta tendencia va a ir a más, por lo que ya hay muchos bancos centrales en diferentes países que se están valorando cómo sería un futuro sin dinero en metálico. Y por descontado, cómo formar parte de él y poner en marcha dinero en formato virtual.

Como hemos mencionado, la forma que se utiliza para hacer pagos está cambiando con rapidez. Visa y Mastercard cada vez tienen más presencia en el mundo. Paralelamente, varias compañías tecnológicas con divisiones dedicadas el sector financiero están cambiando rápidamente el panorama de los pagos con móviles. Entre ellas, Ant Financial de Alibaba o Apple, con Apple Pay. Por eso, antes de quedarse fuera, ya hay varios bancos centrales de países que se están poniendo manos a la obra para no quedarse atrás, y no menos de una docena de países están investigando, probando o trabajando para que sus bancos centrales lancen monedas digitales.

Así lo asegura un informe del Banco de Acuerdos Internacionales (BIS) «bancos centrales de todo el mundo están investigando diversos prototipos«. Si se comparten los resultados de sus pruebas, se podría llegar a determinar qué tecnologías y diseños son mejores para que un banco central desarrolle monedas digitales, y dónde y cómo deberían hacerse llegar al público.

Este debate es muy importante para los funcionarios relacionados con el sistema financiero, porque hay mucha diferencia entre los billetes que llevamos en la cartera y el dinero que hay en un monedero virtual o en una cuenta. El primer tipo lo emiten directamente los bancos centrales, mientras que el segundo depende de la estabilidad de las instituciones comerciales y puede ser más vulnerable. Además, si hay una crisis financiera, los consumidores están más cómodos si saben que pueden pasar su dinero en formato electrónico a dinero en metálico si lo necesitan, según el BIS.

«El paso a metálico es algo visto en muchos episodios de crisis, incluidos los más recientes. Si, en el futuro, no se aceptase más el metálico, una crisis financiera severa podría ser más dañina si causa disrupción en los negocios del día a día y en las transacciones del retail«.

Aunque el dinero físico no está en peligro todavía en la mayor parte de países, la experiencia de algunos países, entre los que están Suecia y China, y hasta cierto punto el Reino Unido, muestra que un mundo con mucho menos uso de dinero en metálico es cada vez más posible. Por eso el BIS, al que muchos conocen como el banco central de los bancos centrales, ha publicado este informe que esboza posibles diseños para una moneda digital de un banco central.

Creación de una moneda virtual: un proceso complicado

La generación de este tipo de moneda, como apuntan desde Quartz, es una empresa complicada. Tendría que tener por defecto una seguridad parecida a la del dinero en metálico, ser privada, ser impermeable a apagones electrónicos y además de manejo sencillo. La arquitectura para hacerla posible podría utilizar un sistema tradicional de cuentas, o bien estar enlazada a libros de cuentas distribuidos para que fuese menos probable que fallase. Además, debería estar directamente relacionada con un sistema de identificación digital, y aprovecharse para que las transacciones transfronterizas fuesen más económicas y eficientes.

Un punto crítico para su diseño es la interacción entre el banco central y las instituciones comerciales. Según el BIS, hay tres escenarios para ello. En el primero, los consumidores se fían de un intermediario comercial que mantiene la moneda digital del banco central en él, parecido a como sucede ahora. A este modelo se le llama modelo indirecto.

Un segundo modelo, el directo, pasa porque los consumidores tengan directamente el dinero virtual del banco central, y el banco central lleva un registro de todos los balances de cuentas del consumidor, además de actualizar cada transacción que realice. El tercer modelo es mixto: los consumidores tienen acceso directo al dinero del banco central, pero interactúan con él a través de entidades comerciales.

Estas tres arquitecturas tienen fuerzas y debilidades, según el informe del BIS. La primera, el modelo indirecto, deja al consumidor más expuesto ante situaciones de default, ya que el banco central puede tener complicaciones para decidir a quién se debe y qué se debe después de un colapso institucional. El modelo directo, por otro lado, precisaría que el gobierno interviniese mucho en el sistema de pagos, frenando a las entidades comerciales. Mientras, el híbrido permitiría a los consumidores tener el dinero digital mientras las instituciones privadas construyen una capa de tecnología entre estos y el banco central. Con este modelo, el banco central tendría su propio registro de quién tiene cada moneda, y podría restaurar los activos si se da un default.

Otra duda es si se usa un sistema distribuido ya conocido para validar transacciones, parecido al Blockchain, o se emplea uno más centralizado. Como todo, ambos tienen ventajas e inconvenientes. Un sistema distribuido evita que haya el más mínimo fallo en un solo punto, pero es probable que fuese más lento en el proceso de pagos, ya que requiere varias actualizacioens y validaciones de las bases de datos. No sería factible utiliza un sistema distribuido de libros para el modelo directo, porque no sería capaz de gestionar el enrome volumen de pagos que se darían.

Para el BIS, ambos sistemas tienen sus propias vulnerabilidades. Por ejemplo, un banco central es susceptible de sufrir un hackeo, mientras que un método distribuido puede ser vulnerable a un ataque DDoS.

Privacidad e identidad, otros dos grandes problemas

Para la llegada de las monedas digitales que sustituyesen al dinero digital también tendrían que solucionarse varias dudas sobre identidad y privacidad. La mayoría de cuentas digitales se abren con un identificador, del tipo de DNI o el NIE, que no todos tienen. Eso podría crear una barrera al acceso universal a la forma de pagos más básica. Esto podría solucionarse mediante un sistema ya diseñado por India, que plantea el uso de un identificador universal. Otra opción es hacer que los fondos sean accesibles a cualquiera con una clave criptográfica. Básicamente, el sistema que utiliza Bitcoin.

Con esto se consigue privacidad y universalidad, pero según el BIS, los inconvenientes de este sistema son graves: los fondos pueden robarse si la clave no se tiene en un lugar seguro, lo que podría crear un desafío para evitar el blanqueo de dinero y las transacciones ilegales. Tampoco hay muchas opciones de reclamación si el consumidor pierde su clave secreta.

El dinero en metálico, mientras tanto, ofrece el mayor nivel de anonimidad. Si los gobiernos emiten dinero digital con funciones de rastreo, el público perdería la protección y la libertad que viene de la mano de las transacciones anónimas. Por otro lado, un dólar o un euro completamente anónimo y peer to peer sería ideal para los delincuentes y evasores de divisas. Utilizar dinero físico para evitar al sistema financiero formal es complicado, y una versión completamente digital sería más cómoda de «transportar».

De todo esto se puede deducir que, como suele suceder, las nuevas tecnologías no son un sustituto perfecto para sus antecesores analógicos. Es probable que con el diseño de cualquier moneda digital van a surgir serios inconvenientes, así que es cosa de los bancos centrales decidir qué decisiones tomar al respecto antes de que los consumidores y las tecnológicas las tomen por ellos.

Suecia empieza la prueba piloto de coronas digitales

Mientras, el Riskbank sueco ha empezado a probar una corona electrónica, lo que lleva al país un paso más cerca de crear la primera moneda digital de un banco central. Si llegase a ponerse en circulación se utilizaría para simular las actividades bancarias cotidianas, como los pagos, los depósitos y las retiradas de dinero de un monedero digital, como una app de un smartphone.

Así lo ha manifestado el Riskbank, según Reuters, que ha declarado que «la intención del proyecto es mostrar cómo podría el público utilizar una e-krona (corona electrónica». Hacer pagos con e-krona sería «tan sencillo como enviar un SMS«, según la entidad.

Suecia es el país menos dependiente del dinero en metálico del mundo (solo tiene un 1% del dinero total del país en metálico), lo que convierte a este piloto en la prueba de fuego sobre cómo los bancos centrales pueden reaccionar cuando la gente use menos dinero del que imprimen. Pero tendrán tiempo para valorar lo que hacen.

El Riskbank ha manifestado que todavía no ha tomado una decisión firme sobre la emisión de la e-krona, y que el piloto, que está desarrollando la consultora Accenture, simulará el uso de la e-krona en un «entorno de prueba aislado«. Las pruebas se llevarán a cabo hasta febrero de 2021, y emplearán la tecnología Blockchain.

Redactora de tecnología con más de 15 años de experiencia, salté del papel a la Red y ya no me muevo de ella. Inquieta y curiosa por naturaleza, siempre estoy al día de lo que pasa en el sector.

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