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AMD prepara un procesador heterogéneo a exaescala con memoria HBM2

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El gigante de Sunnyvale lleva tres años recorriendo la senda del éxito, un camino que AMD logró encontrar gracias a la arquitectura Zen, basada en un diseño MCM (módulo multi-chip) que fue ampliamente criticado cuando se presentó en 2017, pero que al final ha demostrado que puede convertirse perfectamente en el futuro a corto y medio plazo de la computación x86.

Los diseños MCM parten de una idea relativamente simple: unir chips sencillos para crear un «superchip». Por ejemplo, el procesador Threadripper 1950X tiene cuatro pequeños encapsulados con cuatro núcleos x86 en cada uno de ellos comunicados a través de un sistema Infinity Fabric. Esto permite crear un chip de 16 núcleos partiendo de una base muy sencilla, ya que se combinan pastillas de silicio de cuatro núcleos en lugar de crear una única pastilla de silicio con 16 núcleos.

Su debut fue cuestionado, incluso a pesar de que empresas del calibre de Intel ya utilizaron este tipo de diseños con algunos de sus procesadores, como los Pentium D (dos Pentium 4 unidos) o los Core 2 Quad (dos Core 2 Duo unidos), pero con la llegada de Zen+ se produjo una maduración que, finalmente, acabó consagrándose con Zen 2.

AMD mantiene una profunda apuesta por los diseños MCM que quiere llevar al sector de la computación heterogénea a exaescala. Cuando hablamos de computación heterogénea estamos haciendo referencia a soluciones que integran un conjunto diverso de chips y de procesadores capaces de sacar adelante diferentes cargas de trabajo de forma óptima, es decir, de una especie de superchip formado por chips y otros elementos menores que están preparados para trabajar juntos de forma coordinada, y el valor de exaescala ya sabemos que se refiere al ansiado EXAFLOP de potencia.

En una reciente patente hemos podido ver que AMD sigue trabajando en la creación de un superchip basado en esa idea, es decir, en la computación heterogénea con la exaescala como meta. Esta solución montará, en un único PCB, núcleos de procesamiento x86 basadas en Zen, núcleos gráficos de nueva generación y memoria HMB 2 de alto ancho de banda para que el sistema no presente ningún tipo de cuello de botella.

Un superchip a este nivel sería capaz de afrontar prácticamente cualquier tipo de carga de trabajo de forma eficiente, aunque sería ideal para trabajar, sobre todo, con tareas propias de centros de datos y de inteligencia artificial, gracias a esa combinación de CPU y GPU. Obvia decir que una solución de este tipo tendría un precio considerable, pero estaría destinado al sector profesional, donde un alto precio puede ser totalmente aceptable si el rendimiento acompaña.

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