
Desde la mitad del siglo pasado, la evolución de la predicción del tiempo, tanto en lo que se refiere a los días para los que se puede hacer como en su precisión, ha avanzado notablemente. Sobre todo en la última década, gracias principalmente a los superordenadores y a la potencia de computación que son capaces de aportar a la generación de modelos meteorológicos. Pero esto es solo el comienzo.
De aquí a diez años, es decir, hasta 2030, los avances tecnológicos van a permitir que la predicción meteorológica sea capaz de dar pasos de gigante. Todo gracias, sobre todo, a tres avances tecnológicos, por los que apuestan los expertos de Lenovo: la computación a exaescala, la explosión en el uso y generación de datos y la Inteligencia Artificial.
Los superordenadores exaescalares proporcionarán un potencial de computación inmenso, lo que permitirá a los expertos ejecutar modelos meteorológicos mucho más complejos que los actuales. Estos modelos podrán contar con más entradas de datos, y podrán contar además con una resolución extremadamente elevada, mucho más detallada que la actual.
En la actualidad, el superordenador más potente en funcionamiento hoy es capaz de funcionar a 200 petaflops. Pero dentro de una década será posible contar no con uno, sino con cientos de superordenadores en el mundo, y además tendrán un rendimiento cinco veces superior a los que están hoy en funcionamiento.
Que este tipo de ordenadores estén más cerca de ser una realidad es un alivio para todos los que trabajan en áreas relacionados con el Big Data, que necesitan cuanto más poder de computación mejor para poder analizar las montañas de datos que ya manejan en la actualidad, y que en el futuro no va a parar de crecer.
Tanto, que según IDC, para 2025 la cantidad de datos disponibles a nivel mundial llegará a los 175 Zetabytes. Para que te hagas una idea, un Zetabyte equivale a un billón de Gigabytes. Todo por el aumento exponencial de sensores de Internet de las Cosas que se va a dar en todos los campos. También en los encargados de recopilar información y datos para utilizarlos en meteorología, lo que tendrá un fuerte impacto en las predicciones del tiempo, ya que se podrán incorporar más datos a las simulaciones.
En cuanto a la Inteligencia Artificial, también jugará un papel significativo en la investigación sobre el clima, ya que vamos a necesitar todos los avances posibles para encontrar formas de minimizar el impacto del cambio climático en la sociedad.
Por otro lado, dado que las predicciones meteorológicas numéricas se van a convertir en algo más detallado, los modelos meteorológicos necesitarán dar salida a un volumen de datos binarios que representan las predicciones del tiempo más elevado. Esta gran cantidad de datos tendrá que ser sometida a interpretación por parte de los meteorólogos antes de que puedan hacer las predicciones, como es lógico.
Pues bien, la Inteligencia Artificial puede ayudar en esto, y hacer de interfaz entre los superordenadores y los meteorólogos para reconocer e interpretar fenómenos meteorológicos adversos, como tornados, huracanes y tormentas. Aparte de esto, la Inteligencia Artificial tendrá un gran impacto en la velocidad y precisión de las predicciones. En el futuro se podrán entrenar modelos de Inteligencia Artificial que tengan su base en simulaciones con un nivel de precisión elevado, lo que permitirá ajustar las predicciones en tiempo real. Es decir, se podrán modificar en el mismo momento que lleguen datos nuevos.