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Radiografía de los campuseros

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Ropa cómoda y amplia, con muchos bolsillos para guardar todo tipo de gadgets,  bolsas de snacks y bebidas isotónicas, gafas de sol para tapar las ojeras, olor fuerte de no ducharse en un par de días… Esa es la foto del campusero tipo, ese que peregrina todos los años a Valencia la última semana de julio a esa meca cibernética española que es la Campus Party.

La mayoría  de los campuseros son veteranos. Y es que la Campus engancha y se vuelve como a las Fallas o a los San Fermines. Se distinguen claramente de los iniciados, los novatos. Saben las reglas del juego  y se pertrechan para darse un atracón tecnológico durante una semana. Muchos lo hacen con cultura non stop. Sólo desconectan, pocas horas, para dormir. Y están felices con su gente y su mundo.

Porque, no nos engañemos, a pesar de un programa apretado y lleno de de conferencias y microtalleres muy interesantes, el auténtico espectáculo está en las grandes salas de ordenadores, con los clanes ordenados, los piques en las macrobatallas de Quake, el intercambio, ordenado, de todo tipo de ficheros….
Valga un ejemplo, la charla de inauguración de la Campus, a cargo del inventor de la Web Tim Berners-Lee congregó a poco más de 50 personas, la mayoría periodistas y autoridades. El grueso de los campuseros prefirió disfrutar a saco de la red de banda ancha que pone Telefónica y te hace soñar de cómo puede llegar a ser internet.

 

Así se atiende una conferencia en la Campus Party. Relajado pero atento. Aquí no hay corbatas.
Eso sí, los campuseros son muy conscientes de que el apoyo de la Generalitat valenciana o las clásicas empresas nobles  tecnológicas como Microsoft, HP, Intel o la propia Google son el precio a pagar por tener una organización de calidad. Los movimientos de software libre, se ven, pocos entre las mesas de ordenadores pero haciendo escaso ruido.

Además, estas empresas son las encargadas de animar el cotarro con sorteos, divertidos juegos , guapas azafatas y muchos regalos. Este año, en este aspecto destacó Microsoft con una oferta lúdica donde no faltaba desde un hipnotizador, hasta una batalla de sumo pasando por  una competición de Rock Band, el espectacular juego musical para Xbox 360 a punto de lanzarse al mercado.

Pues eso, a pesar de que cada vez la Campus es más mediática, la mejor publicidad es el boca a boca de los campuseros que, como decíamos al principio, repiten bajo cualquier circunstancia. Esto  engancha al tequi, a los amantes del tuning, a los de mi máquina es más potente que la tuya  más que a los “señoritos” de la web 2.0, que haberlos haylos pero esta no es su salsa.

 

 

Unas muestras de las torres que abundan en la Campus de este año.

Los campuseros veteranos vuelven a Valencia con ganas de dar la nota y quedar alto, muy alto, en esas competiciones extraoficiales de juegos en red o de PC tuneado.. Porque el fardar, sobre todo de torre a pesar de lo incómodo que es pasearla por media España, es lo que más mola.

Pero, con el permiso de la SGAE, y aprovechando la fantástica infraestructura de Telefónica, las descargas abundan en el recinto ferial de Valencia. Y es que una película en Blue Ray de unos 20 Gbytes se puede descargar en un par de horas en un servidor propio. Aunque lo que causa furor son las series. Eso sí, a diferencia de otros años las tostadoras no echan humo. Los campuseros apuestan por los discos USB, complemento imprescindible de todo PC, frente a los ya viejos discos DVD.

Seguridad ante todo

Después de doce ediciones, lo que está bastante conseguido es la seguridad a pesar de ser un rollo para los visitantes. Sólo acreditarse hay que ir a dar de alta el ordenador o el portátil. En ese momento se identifica el hardware con una pegatina que debe coincidir con la identificación personal. Cada vez que uno se mueve, con el portátil o PC, de un pabellón a otro debe identificar el material. Un proceso lento pero seguro que permite dejar durante los días de la campus o incluso de noche el PC al fresco sin riesgos.

Pero no todo son flores a la organización. La escasez de duchas o  el descontrol en la asignación de puestos que ha obligado a algunos clanes a partirse, han sido dos de los puntos más criticados. Como el tema avituallamiento. A pesar de contar con un menú a mediodía y dos puestos portátiles de Telepizza y Rodilla para los que tienen hambre a deshoras, la mayoría de los campuseros salen a media tarde a un Mercadona que hay cerca a por agua, snacks, y algo sólido y fácil de preparar porque ni hay microondas ni, obviamente, están permitidos los camping gas.

Ligar está muy caro

A pesar de que la organización ha dispuesto unas cuantas tiendas de campaña de esas autoinstalables la verdad es que los campuseros desbordan ingenio y hay alguno que se monta auténticas suites portátiles.

Tomateo hay poco, según nos cuentan algunos campuseros veteranos. Las noches son tranquilas en los pabellones de descanso. Quizá es a media tarde cuando se producen más encuentros amorosos. Y es que la noche es para descansar, los pocos, y para jugar en red la mayoría. Lo cierto es que, salvo el que ha viajado con pareja, los demás se tienen que conformar con intentar tontear con las azafatas de Microsoft o Coca Cola. Porque campuseras hay pocas y la mayoría ya están “conectadas”.

Y esto es la Campus.  A punto de cerrar sus puertas muchos ya hablan de la edición del año que viene, de sus novedades, del nuevo recinto que estrenará…   Y fuera, Valencia con sus noches locas, su ambiente y su ritmo. Pero para la mayoría de los campuseros esa es otra historia.

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