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La puesta en marcha del euro digital pasa a la siguiente fase: comienza su preparación

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La puesta en marcha del euro digital pasa a la siguiente fase: comienza su preparación

Una vez finalizada la fase de investigación para la puesta en marcha del euro digital en la Unión Europea, iniciada en 2021, el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha decidido pasar a la siguiente fase del proyecto. Se trata de la fase de preparación, que tiene una duración prevista de dos años.

La decisión se ha tomado para seguir avanzando con base en los resultados de la fase que acaba de terminar, donde se analizaron las opciones de diseño del euro digital y los posibles modelos para su distribución. Según el informe que los detalla, todo apunta a que el BCE ha diseñado un euro digital que sería muy accesible para ciudadanos y empresas a través de su distribución por parte de intermediarios supervisados. Como las entidades de crédito.

El futuro euro digital se desarrollaría como una forma digital de efectivo para usar en pagos digitales en toda la zona del euro. Sería ampliamente accesible, gratuito para su uso básico, y estaría disponible tanto con conexión a Internet como sin ella. Ofrecería el mayor nivel de privacidad, y dejará a los usuarios liquidar pagos de inmediato en dinero de banco central. Se podría utilizar en operaciones entre particulares, puntos de venta, comercio electrónico y Administraciones públicas.

Esta nueva fase comenzará el próximo 1 de noviembre, y su primera etapa, como hemos mencionado, durará dos años. En ella se finalizará la elaboración de las normas de funcionamiento del euro digital. También la selección de los proveedores que podrían desarrollar la plataforma y la infraestructura del euro digital.

En esta fase habrá pruebas y experimentación del desarrollo del euro digital, que cumpla los requisitos tanto del Eurosistema como las necesidades del usuario en cuanto a experiencia, privacidad, inclusión financiera y huella medioambiental.

Mientras dure, el BCE mantendrá el contacto con el público y las partes interesadas en su desarrollo. Pasados dos años, el Consejo de Gobierno decidirá si pasa a la siguiente etapa de preparativos para la moneda digital, para preparar lo necesario para una posible futura emisión e introducción del euro digital.

El Consejo de Gobierno, eso sí, no valorará la decisión sobre si emitir o no el euro digital hasta que le proceso legislativo de la Unión Europea al respecto haya terminado. El BCE tendrá en cuenta todos los ajustes de su diseño que pudieran necesitarse como resultado de las deliberaciones a nivel legislativo.

La protección de datos del euro digital sería una prioridad, y el Eurosistema no podría ver los datos personales de los usuarios que los utilizasen ni vincular datos de pago con particulares. Además, esta moneda digital aseguraría un grado de privacidad parecido al del efectivo en los pagos sin conexión.

Esta moneda estimularía la innovación y la competencia en el sector europeo de pagos, y ofrecería una solución para pagar paneuropea para toda la zona del euro, sujeta a la gobernanza europea. Tendría su propia infraestructura, y ofrecería una plataforma paneuropea en la que los intermediarios europeos supervisados podrían crear servicios para toda la zona euro para sus clientes.

Para que los usuarios pudiesen acceder a los servicios en euros digitales tendrían que utilizar una aplicación o interfaz en línea proporcionada por su proveedor de servicios de pago. O bien de una aplicación para el euro digital creada por el Eurosistema. Quienes no tengan acceso a una cuenta bancaria o a dispositivos digitales también podrían pagar con euros digitales.

Podrían hacerlo, por ejemplo, a través de una tarjeta ofrecida por determinados organismos públicos, como las oficinas de correos. Además, los usuarios podrán convertir euros digitales en efectivo, o viceversa, a través de máquinas preparadas para ello.

Su uso básico, como se ha dicho, será gratuito para los particulares. Un modelo de compensación entre intermediarios y comerciantes garantizaría que haya incentivos para que los intermediarios se encarguen de distribuir el euro digital, al igual que otros instrumentos de pago electrónico. También garantizaría que haya salvaguardas adecuadas frente al cobro de comisiones de servicio excesivas para los comerciantes. El Eurosistema asumiría sus propios costes, incluidos los relacionados con la gestión del esquema y con el proceso de liquidación.

Redactora de tecnología con más de 15 años de experiencia, salté del papel a la Red y ya no me muevo de ella. Inquieta y curiosa por naturaleza, siempre estoy al día de lo que pasa en el sector.

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