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¿Cómo y por qué censura Facebook algunas publicaciones?

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Censura

Desde el mismo momento en el que Facebook comenzó a crecer en usuarios, empezaron a aparecer las primeras quejas sobre la política de la red social de Mark Zuckerberg con respecto a determinado tipo de contenidos. Y, casi de manera inmediata, la palabra censura se convirtió en una de las relativamente comunes en las conversaciones sobre este servicio. Polémicas como las relacionadas con imágenes artísticas o reivindicativas (de cualquier tipo) en las que se muestran desnudos, contenidos violentos, publicaciones de índole sexual, manifestaciones ideológicas… La lista es larga, y muy polémica.

Además de por algunas decisiones que, en opinión de la mayoría son bastante desacertadas, probablemente la principal razón de toda esta polémica viene dada por la poca transparencia de Facebook al respecto. Es cierto que en los últimos tiempos han realizado mejoras a este respecto y, actualmente, su página de normas comunitarias sí que ofrece información sobre el criterio que siguen con respecto a los desnudos, el lenguaje que incita al odio y la violencia y los contenidos gráficos explícitos.

Por ejemplo, en lo referido al desnudo, en la página se indica lo siguiente: «Eliminamos fotografías que muestren los genitales o las nalgas en su totalidad y de una forma directa. También restringimos algunas imágenes de senos femeninos si se muestra el pezón, pero siempre permitimos fotos de mujeres amamantando o que muestren los pechos con cicatrices por una mastectomía. También permitimos fotografías de pinturas, esculturas y otras obras de arte donde se muestren figuras desnudas«. Esto es verdad… a medias. Por ejemplo, hace solo unos meses, volvía al epicentro de la polémica la censura sobre el cuadro «El origen de la vida» de Gustave Courbet. Es un cuadro, sin lugar a dudas, muy explícito (un primer y bastante realista plano de la entrepierna desnuda de una mujer). Se trata de una reproducción de una obra de arte, pero aún así Facebook la censuró.

Y aún más incomprensible es, en la misma línea, la eliminación, por parte de Facebook, de una publicación del Museo de Arte de Filadelfia, en la que se mostraba el cuadro Ice Cream, de Evelyne Axell. ¿La genérica razón dada por la red social para haber censurado este contenido? «Containing excessive amounts of skin or suggestive content«, es decir, «Mostrar demasiada piel o contenido sugerente». Esta es la imagen de la polémica:

Ice Crem de Evelyne Axwell

Sin salir del tema del desnudo y la interpretación sexual del cuerpo humano, uno de los temas más recurrentes en las discusiones a este respecto es el de los pechos femeninos, lo que vuelve a traer al frente el debate sobre la sexualización del cuerpo de la mujer, puesto que un hombre sí que puede mostrar los suyos sin temer los efectos de la censura de Facebook. Es cierto que, a este respecto, la red social ahora sí que permite imágenes de mujeres dando el pecho, así como de pechos con cicatrices (que se emplean principalmente en campañas relacionadas con el cáncer de mama). Sin embargo, hasta hace algunos años supimos de varios casos en los que sí que se habían censurado imágenes de madres dando de comer a sus bebés. Y también de censura de fotos de pechos femeninos utilizadas en campañas y acciones sobre el cáncer.

Con respecto al lenguaje que incita al odio, como ellos mismos lo denominan, esta misma semana hemos sabido que Facebook bloqueó durante 30 días la cuenta del polémico actor Willy Toledo, por unas declaraciones en las que insultaba al atleta cubano, nacionalizado español, Orlando Ortega y afirmaba cagarse en la medalla que el deportista ha logrado en los Juegos Olímpicos. Poco después la red social ha tenido que dar marcha atrás, desbloquear la cuenta y afirmar que el cierre se produjo «por error». Así de genérico. Según declaraciones de un portavoz de Facebook a la Agencia Efe, «El contenido fue eliminado y la cuenta suspendida por error y la hemos restaurado tan pronto como hemos estudiado lo sucedido. A veces nos equivocamos. Lamentamos mucho este error«.

Este caso, aunque más cercano por haberse dado en nuestro propio país, no es ni mucho menos el más polémico. El epicentro informativo a este respecto se encuentra, ahora mismo, en la función de Facebook que permite emitir vídeos en directo a sus usuarios, y que recientemente ha sido empleada en varios casos de violencia racial en Estados Unidos en los que se ha visto involucrada la policía. El más polémico de estos casos ha sido el de Korryn Gaines, una ciudadana negra de Baltimore que falleció el 1 de agosto en un tiroteo policial, que también puso en peligro la vida de su hijo, de cinco años de edad. Gaines empleó la función de transmisión de vídeo en directo de Facebook para subir imágenes de lo sucedido, pero la red social las eliminó por ser contenido violento y por petición de las autoridades. No obstante, dada la polémica que esto produjo, la red social dio marcha atrás y volvió a permitir la publicación de los vídeos. El caso de Gaines ha sido inspirador para otras personas, que han decidido dar el mismo uso a este servicio de Facebook. Tal es el caso, por ejemplo, de Michael Kevin Bautista, un activista que, en un acto de protesta, grabó unas imágenes del abuso de poder ejercido por miembros de las fuerzas de orden público, y las emitió a través de la red social.

El principal problema de Facebook, como plantea hoy un interesante artículo de Cnet, es que la aplicación de los criterios a la hora de censurar un contenido es, siempre, manual. La empresa de Menlo Park cuenta con múltiples equipos y oficinas en todo el mundo, con personas que se dedican a analizar las denuncias sobre los contenidos publicados. Pero no perdamos de vista que hablamos de un servicio empleado por 1.700 millones de usuarios al mes. Y tengamos también en cuenta que, en muchas ocasiones, los propios usuarios denuncian contenidos simplemente porque «no les gustan». El sesgo político-ideológico, las distintas posturas religiosas y otros temas igualmente polémicos (sin olvidar tampoco las rencillas personales) hacen que, diariamente, se produzcan muchísimas más denuncias de las que, ajustándose a las normas de uso, serían las normales.

Además, en lo que se refiere a los contenidos emitidos en directo, es imposible (por recursos) tener a personas supervisando todo lo que se emite en tiempo real, y con la capacidad de anular una emisión en concreto si esta no se ajusta a las políticas de de Facebook. Así, y al igual que con el resto de contenidos, sus responsables tienen que confíar en que sean los propios usuarios quienes denuncien aquellas publicaciones que consideran que no son adecuadas. El problema a este respecto es: ¿quién leyó en su momento, al darse de alta, dichas condiciones, y lo vuelve a hacer cada vez que son revisadas? El efecto «Sí a todo» (pulsar siempre los botones Siguiente y Aceptar tantas veces como sea necesario hasta concluir un proceso, sin leer y entender las partes del mismo) tiene especial aplicación en los servicios online. Así, es probable que la gran mayoría de las denuncias que se producen, ni siquiera se ajusten en realidad a la política de la red social.

El problema, ahora, viene dado por casos como el de los vídeos de Gaines retirados y luego subidos de nuevo, o la publicación eliminada y luego republicada, y el bloqueo-desbloqueo de la cuenta de Toledo. ¿Qué criterio es el válido? ¿El que llevó a la eliminación, o el que forzó su retorno? ¿Y a qué se debe el cambio de postura, a la presión mediática? Está claro que rectificar es de sabios, pero ambos casos caen en una zona gris, en la que es fácil pensar que la decisión final se ha tomado por cuestiones de imagen, no de criterio y cumplimiento de sus propias normas.

También es cierto, y esto no lo podemos olvidar, que Facebook tiene todo el derecho del mundo a poner las normas de uso que desee, nos gusten o no, siempre y cuando no vayan en contra de la legalidad. Esto viene a cuenta de las críticas de como la red social, de origen estadounidense, vulnera la libertad de expresión defendida por la primera enmienda de la constitución norteamericana. Sin embargo, como muy bien recuerda Cnet, dicha enmienda empieza con el texto «Congress shall make no law…«, es decir, «El Congreso no emitirá ninguna ley…». Dicho de otra manera, la primera enmienda a la constitución de Estados Unidos, garante de muchas de las libertades del país, como las recogidas en el Artículo 20 de nuestra constitución, atañe, exclusivamente a las políticas públicas, no a las condiciones que el prestador de un servicio pueda poner a sus usuarios. La constitución me puede permitir, por ejemplo, emplear palabras malsonantes, pero seguro que si lo hago en muchos espacios públicos (físicos o virtuales), el responsable de dicho espacio podrá reprobar mi actitud, e incluso, expulsarme del mismo, y eso es perfectamente legal.

¿Qué debería hacer Facebook?

Esa pregunta no tiene una respuesta sencilla. Desde luego ha mejorado mucho en los últimos años, pero seguramente deba aplicar más transparencia a sus procesos, informar mejor a sus usuarios (especialmente a aquellos que han visto censuradas algunas de sus publicaciones) y afinar al máximo sus criterios. Y una consideración más personal (mía, quiero decir): está bien que los contenidos violentos con personas implicadas puedan considerarse ofensivos, pero estoy cansado de ver campañas en las que se pide a la red que lleve a cabo acciones contra páginas y grupos en los que se fomenta la violencia animal (como las peleas de perros, un caso común), que en la mayoría de los casos no obtienen respuesta. Va en gustos, lo sé, pero a mí me desagrada mucho más la imagen o vídeo de dos perros matándose a dentelladas, que la de un pezón de un pecho femenino en una campaña de prevención del cáncer de mama.

 

Imagen: Peter Massas

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