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Intel: ¿cuál es la relación entre HPC y la Inteligencia Artificial?

El esfuerzo de Intel en HPC e Inteligencia Artificial es un trabajo destinado a un mismo fin, y cuyas consecuencias son un cambio de la sociedad, en el que la tecnología estará, más que nunca, a nuestro servicio.

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Que, desde sus orígenes, Intel siempre se ha interesado por la innovación y por aquellas tecnologías que todavía estaban por llegar, es algo que ha quedado más que probado a lo largo de toda su historia. Una profunda y analítica mirada hacia el futuro ha permitido a la compañía tomar medidas que, aunque en su momento fueron cuestionadas (recordemos, por ejemplo, su salida del mercado de la memoria hace ya unas cuantas décadas), pero que con el tiempo se mostraron como particularmente acertadas y, aún más, como guía para el resto de empresas del sector, que tarde o temprano terminaron siguiendo sus pasos.

Así, a día de hoy, la industria tecnológica observa con mucha atención todos los campos en los que trabaja el gigante de los semiconductores, y que hace ya mucho tiempo que dejó de ser solo un fabricante de integrados, para saber qué nos deparará el futuro.

Y, de un tiempo a esta parte, hay dos áreas de desarrollo tecnológico en las que la compañía está centrando parte importante de sus esfuerzos. Por un lado se encuentra la cada vez más popular Inteligencia Artificial, un campo que promete una revolución que transformará por completo muchas de las actividades de nuestro día a día. Coches que se conducen solos, sistemas capaces de llevar a cabo operaciones y tareas que hasta ahora eran cometidos humanos, avances en salud inimaginables hace tan solo unos pocos años… No es que nuestros nietos vayan a ver el principio de ese cambio, es que nosotros mismos vamos a conocerlo, y nuestros hijos participarán de manera muy activa en ese cambio de modelo social.

Y el otro campo al que me refería anteriormente es la computación de alto rendimiento (High Performance Computing, HPC), es decir, el desarrollo de grandes sistemas capaces de procesar enormes volúmenes de información en plazos de tiempo razonables (hablamos de operaciones que, en un ordenador normal, podrían demorarse durante algunos miles de años; sí, has leído bien), y que por lo tanto hagan posible realizar operaciones de cálculo y simulación que hasta hace muy poco tiempo eran, sencillamente, inabordables. Realizar, por ejemplo, cálculos astronómicos, o valorar un ingente volumen de información, combinándola con datos específicos de un paciente, para determinar cuál será el mejor tratamiento posible para su enfermedad.

¿Hay alguna relación en el interés en ambas tecnologías?

Es lo que se plantea hoy Seeking Alpha. La respuesta corta es: absolutamente sí. Pero resultará más interesante si analizamos un poco dicha relación, y la tecnología que sirve de nexo entre ambas. Como seguramente ya habrás imaginado, este tercer elemento es Big Data. Hace ya varias décadas que generamos un volumen ingente (y que no deja de crecer) de información. Sin embargo, hasta hace poco tiempo era imposible procesarla (en muchos casos no está estructurada) y obtener información útil a partir de la misma.

Los avances en HPC y en infraestructuras para CPDs han permitido acabar con esa limitación, algo para lo que las tecnologías desarrolladas por Intel ha sido fundamental, y ya nos encontramos en el punto en el que los sistemas, gracias a su potencia de hardware y al desarrollo de software específico para este fin, son capaces de procesar todos esos datos, estén o no estén estructurados, y de ofrecernos completas analíticas que nos ayuden a extraer conclusiones y a actuar en consecuencia.

Y aquí es donde entra, de nuevo, la Inteligencia Artificial. Y es que una base de Big Data es Machine Learning o, en su más reciente evolución, Deep Learning, es decir, la capacidad de las máquinas de «aprender». ¿Y en qué se basan para dicho aprendizaje? Por una parte, claro, en toda la información que son capaces de procesar, y por otra parte en su propia experiencia. Lo que nos lleva a…  la Inteligencia Artificial.

Así pues, el esfuerzo de Intel en ambas áreas (HPC e IA) es, en realidad, un trabajo destinado a un mismo fin, y cuyas consecuencias son, precisamente, las que mencionábamos al principio: ese cambio de la sociedad, en el que la tecnología estará, más que nunca, a nuestro servicio.

Y hay un aspecto muy interesante, señalado por el artículo de opinión que enlazaba anteriormente, y que también he mencionado por encima al principio. Intel dejó, hace ya mucho tiempo, de ser un simple fabricante de integrados. A día de hoy, y desde hace ya bastantes años, es una compañía tecnológica que trabaja activamente en el futuro.

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