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El coche autónomo de Nissan comienza a rodar

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A estas alturas no hay duda ya de que los coches autónomos están destinados a dominar las carreteras. El interés que despiertan se fundamenta en la posibilidad de reducir drásticamente el número de accidentes en carretera. Autopistas donde sólo circulen vehículos con controles autónomos, plagados de sensores y que sean capaces de responder a las incidencias de la carretera antes de que las personas que viajan en ellos tengan tiempo de pestañear.

Google fue de los primeros en ponerse manos a la obra en serio, y no tardaron mucho en seguir sus pasos Apple, Volvo, Mercedes, BMW, Audi, Daimler, Tesla… Ahora la japonesa Nissan ha comenzado a probar un nuevo prototipo de vehículo autónomo en carretera con tráfico real y en vías urbanas. En 2013 la compañía nipona ya inició las pruebas de Leaf, su vehículo autónomo que además es 100% eléctrico, en autopistas abiertas al público. El modelo que se prueba ahora es un Leaf Piloted Drive 1.0, basado en su anterior prototipo, y su previsión es lanzarlo al mercado en 2020.

Pero antes de que pueda circular de forma habitual por las carreteras deben pasar dos cosas: que las pruebas demuestren que puede responder ante cualquier eventualidad, obedecer las señales de tráfico y realizar por sí mismo todas las maniobras que exige la circulación; y lo otro es que la legislación lo permita. Sobre esto último, los mismos impulsores de estos proyectos son los que están presionando para que las leyes autoricen la circulación de estos vehículos. En el caso de Google, en 2011 lograron que el estado de Nevada aprobara leyes para regular el uso de vehículos sin conductor, pero poco después tuvieron que añadirle un volante y pedales para cumplir con la normativa del país. El vehículo de Nissan incluye ya la opción de conducción manual para tomar el control en caso de emergencia, o simplemente para que el conductor maneje su propio coche si así lo desea.

Según Nissan la inteligencia artificial desarrollada por su vehículo ya le permite circular con tráfico denso, cambiar por sí solo de carril y hasta realizar adelantamientos sin que el conductor tenga que hacer nada. El coche va equipado con un total de 12 sensores, 12 cámaras, 5 sensores de radar de ondas milimétricas, 4 escáneres láser y varios sensores de ultrasonidos, todo ellos gestionado por una ingente cantidad de chips de alta velocidad y su interfaz Hombre-Máquina específica.

La conducción en autopistas tiene su complicación para los la inteligencia artificial de los coches, pero la prueba de fuego está en las ciudades, donde la es necesario interactuar continuamente con los peatones y reaccionar a cualquier pelota, niño, carrito, bicicleta o taxistas que se cruce por el camino. Una de las cosas que puede hacer el escáner láser es determinar con precisión la distancia del vehículo respecto a los objetos del entorno. Además de contar con una cámara de ocho posiciones que logra cubrir 360º con la que ayudar saber qué hacer en las intersecciones.

Si tenemos en cuenta que según algunos datos más del 90% de los accidentes de tráfico se deben a fallos humanos, el vehículo autónomo podría evitar muchas muertes al año, pero también ayudar a desplazarse a personas con minusvalías físicas y sensoriales; o poder tomar un par de cervezas un viernes por la noche sin temor a que un despiste nos haga cometer un error. Si las previsiones se cumplen, en unos pocos años podremos verlo con nuestros ojos.

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