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Las empresas japonesas se enfrentan a un mayor control tras el escándalo de Toshiba

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Las autoridades japonesas, así como las entidades reguladoras del país, han decidido tomar medidas para tratar de evitar nuevos escándalos como el que protagonizó Toshiba el año pasado. Por lo tanto, las empresas niponas se van a enfrentar en el futuro a mayores controles. No obstante, muchas ya han tomado medidas para evitar errores contables, o están pensando en hacerlo. Según Reuters, la mitad de compañías de Japón ya han hecho cambios en los sistemas que emplean en sus auditorías.

Para ello, o bien han tomado ya medidas, o están considerándolas, de cara a mejorar su contabilidad. Con esto se ponen de manifiesto los progresos que las empresas han hecho a raíz del énfasis que el Primer Ministro nipón, Shinzo Abe, ha hecho para mejorar la gestión corporativa.

Estos esfuerzos para conseguir que las empresas sean no sólo más transparentes, sino también más receptiva de cara a los accionistas han sido muy bien recibidos por los inversores. Y no van a ser los únicos. Muy pronto les seguirán los planes que tienen los reguladores para poner en marcha nuevos estándares de mejora de las auditorías, un área en el que se ha puesto especial atención después de saberse que el descuadre contable de Toshiba a lo largo de siete años había pasado desapercibido para su auditor. Este escándalo tiene bastantes similitudes con otro que sacudió a Olympus hace unos años, cuando se descubrió que la compañía había utilizado varios trucos contables para ocultar unas pérdidas considerables.

Según una encuesta anónima llevada a cabo por Reuters entre 531 grandes y medianas empresas no relacionadas con las finanzas, de las que 246 respondieron a preguntas sobre contabilidad y auditoría, el 52 por ciento afirman que han cambiado sus mecanismos de auditoría. Entre los cambios que han aplicado, la mayoría ha apostado por un sistema de preguntas más detallado. Por otra parte, un tercio de las empresas encuestadas aseguran que han aumentado la frecuencia con la que se reúnen con los auditores. Otro 17 por ciento cuenta ahora con mejores consejeros, según su percepción.

Además, se ha aumentado el esfuerzo que las empresas hacen para tratar de descubrir errores. En palabras de un directivo del sector del comercio, «se emplea más tiempo en comprobar mediante humanos si hay fraudes«. Además, se ha cuestionado el sistema tradicional de cultura corporativa japonesa, al que se culpa en gran parte del escándalo de Toshiba. Dicha cultura hace mucho hincapié en la lealtad sin preguntas a los principales directivos aunque, como en el caso de Toshiba, se fijen objetivos de ventas y beneficios poco realistas. Pero parece que por fin están más dispuestas a asegurarse de que su contabilidad está en orden. El 50 por ciento de los que han respondido a la encuesta afirman que o bien han tomado medidas para asegurarse de que está todo en orden, o están pensando en tomarlas.

Entre las medidas que han tomado, además de aprobar unas normas internas más estrictas, está el aumento del personal en los departamentos financieros y contables, el refuerzo de programas de educación sobre cumplimiento de normas para empleados, y una mayor supervisión de las firmas de los grupos empresariales.

De todo esto se ha hecho eco Yoshinori Kawamura, un profesor de la Universidad de Waseda especializado en contabilidad. «La cultura corporativa en Japón ha cambiado mucho. El escándalo de Toshiba ha puesto de manifiesto un clima de dirección muy japonés, y se ha perdido confianza. Aunque algunos aspectos negativos han quedado resueltos, no podemos decir con convicción que ya está todo arreglado«.

Toshiba es, cómo no, una de las empresas que más esfuerzos ha hecho para evitar problemas contables en el futuro. De hecho, el grupo ha confirmado que ha descubierto que los empleados de la división de sistemas de control habían inflado artificialmente las ventas desde el 2003, y que se ha descubierto gracias a un mayor control. Según su CFO, Masayoshi Hirata, «Este incidente ha salido a la luz porque aplicamos reglas más estrictas a la hora de evaluar activos».

No obstante, a pesar de los esfuerzos realizados por las empresas, las cantidades que invierten en el pago de auditorías no parece haber aumentado mucho. Esto ya había preocupado a varios expertos en contabilidad, que se preguntaban si lo poco que pagaban las empresas a los auditores estaba relacionado con que no pasaban suficiente tiempo estudiando sus cuentas. Un año después, sólo un 8 por ciento de las empresas encuestadas han aumentado el presupuestos destinado a este tipo de control.

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