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(Otras) 8 Mujeres que hicieron cosas increíbles

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Hoy es un día con varios significados. Estos son los que veo como más destacados. El primero es reconocer el papel que han tenido las mujeres a lo largo de la historia, muchas veces oculto, pero esencial. El segundo es hacer visible que todavía quedan lugares, reductos y ámbitos en los que hombres y mujeres no tienen las mismas oportunidades. Y el tercero es dar pasos para romper esas diferencias.

Los ordenadores y la tecnología electrónica no tienen una historia muy larga. El primer ordenador real se creó hace menos de 80 años, aunque las bases teóricas se sentaron tiempo atrás. Aún así, los avances se han ido sucediendo a gran velocidad gracias al talento, a la creatividad y al esfuerzo de brillantes científicos, ingenieros y programadores que pusieron lo mejor de sí mismos.

El año pasado hablamos de 8 mujeres increíbles que hicieron mucho por la tecnología en general. El año 2017 ya trajimos a otras mujeres del ámbito técnológico que deberían estudiarse en todos los colegios. Hoy hablaremos de 8 mujeres muy importantes para el desarrollo de la tecnología, desde la increíble proeza de Emily Warren Roebling en 1883 dirigiendo las obras del puente de Brooklyn o pioneras como Elisa Leonida Zamfirescu y Katherine Johnson, que derribaron las barreras que impedían estudiar en universidades técnicas a mujeres en 1912 y 1939 respectivamente.

Kathleen Booth sentó en 1948 las bases de la programación de bajo nivel y nuestra poco reconocida Ángela Ruiz Robles, maestra de escuela con un talento descomunal que, además de elaborar toda clase de libros de texto en 1949 diseñó y fabricó la Enciclopedia Mecánica. Un objeto visionario que, con las limitaciones de los engranajes y poleas, era funcionalmente similar a los ebook y tablets que conocemos hoy.

Dame Vera Stephanie «Steve» Shirley en 1962 fundó una compañía de desarrollo de software en el Reino Unido y ha hecho muchísimo por la incorporación de la mujer a la esfera técnica desde entonces. Lynn Conway es un caso increíble de superación. Su brillante carrera técnica se vió truncada al anunciar que cambiaba de sexo. Volvió a empezar y en 1979 reinventó con Carver Mead la forma de diseñar los modernos chips. La octava mujer de este breve recorrido es Barbara Liskov creadora, junto con Jeannette Wing, del Principio de sustitución de Liskov y galardonada con el premio Turing en 2008.

Ocho mujeres que demostraron, cuando las cosas eran más difíciles que hoy, todo lo que ellas podían aportar. Aprendamos de su trayectoria y honrémosla haciendo lo posible para que, cada día, la realidad sea mejor y más igualitaria y a las nuevas generaciones sus historias vitales les parezcan algo casi de ficción.

 

(1883) Emily Warren Roebling

Nacida en 1843 en el seno de una familia de clase media-alta en Cold Spring, New York, tenía muy claro que quería acceder al conocimiento y a la cultura. Estudió matemática y ciencias y, en 1899, con 56 años, se graduó en leyes. Se casó en 1865 con Washington Roebling, cuyo padre estaba proyectando un puente entre Brooklyn y Manhattan. Su suegro falleció antes de comenzar la construcción y su marido sufrió lesiones descompresivas durante sus inmersiones bajo la superficie del río para supervisar los cimientos del puente.

Emily tomó el mando, anotó todo lo que su marido le pudo ir diciendo desde la cama y estudió todo lo que pudo para ser capaz de llevar a cabo tamaño proyecto: resistencia de los materiales, análisis de estrés, construcción de cables y cálculos de curvas en catenaria. A medida que avanzaron las obras, empezó a quedar claro que el papel de Emily era mucho más que el de transmitir los conocimientos de su marido enfermo, ella era el cerebro de la operación. En 1883 se inauguró el puente y fue ella quien acompañó al presidente Chester Arthur en el primer cruce de lado a lado.

Imagen por: American Society of Civil Engineers

 

(1912) Elisa Leonida Zamfirescu

Una de las primeras mujeres en obtener un título de ingeniería hace ya más de 100 años. Nació en Rumanía pero no pudo estudiar allí por ser mujer. Fue admitida en la Real Academia de Tecnología de Berlín donde se graduó en 1912. A su vuelta a Rumanía entró a trabajar en el Instituto Geológico de Rumanía. Durante la I Guerra Mundial dirigió un hospital que acogió a miles de heridos en las guerra con Alemania. Tras la guerra, volvió al Instituto Geológico, donde participó en el descubrimiento de yacimientos de carbón, gas, bauxita y cobre y también dio clases de física y química.

Imagen por: Smatxi – Own work, CC BY-SA 4.0

 

(1939) Katherine Johnson

Nacida en 1918, en White Sulphur Springs, West Virginia, destacó desde temprana edad por sus capacidades matemáticas. En aquel tiempo no había escuelas públicas que admitieran a niños afroamericanos tras el octavo grado, sus padres se trasladaban a Institute, West Virginia durante el año escolar y volvían a su ciudad natal en verano. Entró en el instituto y siguió destacando en matemáticas hasta el punto de que su tutor amplió el currículum de matemáticas sólo por ella.

Después trabajó brevemente como profesora, pero lo dejó para ser una una de las tres personas afroamericanas y la primera mujer en entrar en la West Virginia University. Tras graduarse volvió a enseñar y no fue hasta 1952 cuando, casi por casualidad, entró en la NACA (predecesora de la NASA) como «calculadora humana» junto con otras mujeres.

En otra de estas casualidades, fue asignada temporalmente a un equipo masculino de investigación de vuelo a los que sorprendió con sus conocimientos de geometría analítica hasta el punto de que «se olvidaron de llevarme de vuelta al equipo de calculadoras».

En 1961 Katherine calculó la trayectoria del vuelo espacial de Alan Shepard, el primer americano en ir al espacio. También calculó la ventana de lanzamiento de la misión Mercury en 1961 y desarrolló cartas de navegación de respaldo para los astronautas en caso de fallos electrónicos.

La NASA utilizó ordenadores para calcular la órbita de John Glenn alrededor de la Tierra, y los responsables le pidieron a Katherine que verificase los cálculos del ordenador. El mismo John Glenn se negó a volar hasta que ella diera el visto bueno a los números. La escritora Margot Lee Shetterly lo definió así: «Así que el astronauta que se convirtiò en un héroe miró a esta mujer de color, en lo que por aquel entonces todavía era el Sur de Estados Unidos bajo la segregación racial como una de las piezas clave para asegurar el éxito de la misión».

Imagen por: NASA; restaurada por Adam Cuerden

 

(1948) Kathleen Booth

Nacida en Stourbridge, Worcestershire, UK, se graduó en Matemáticas en 1944 y se doctoró en Matemática Aplicada en 1950. Trabajó en diversas empresas, pero se la conoce especialmente por la labor que desarrolló junto al que sería su marido, Andrew D. Booth, en el Birkbeck College de la Universidad de Londres. Durante el período 1947-1953 él llegó a diseñar y fabricar los ordenadores ARC, SEC y APEXC para los que Kathleen diseñó el lenguaje de programación.

Se considera que fue la creadora del primer lenguaje ensamblador de la historia de la informática en 1948. Los ordenadores entienden sólo un lenguaje, el código máquina sólo expresado mediante números, que es casi imposible de emplear para las personas. Cualquier lenguaje de programación que empleemos se acaba convirtiendo de forma más o menos directa, en código máquina al final.

El lenguaje ensamblador es una primera capa de abstracción que permite que los programadores escriban programas con órdenes y términos más comprensibles para que un programa (ensamblador) lo traduzca al código máquina que usa el ordenador.

Imagen por: IT History Sociery

 

(1949) Angela Ruiz Robles

Nacida en Villamarín, León, en 1895, se cree que estudió en la Escuela Normal de Profesores de León. A partir de 1915 empezó a impartir clases también allí, de Taquigrafía, Mecanografía y Contabilidad Mercantil. Tras obtener una plaza de Maestra Nacional en 1918, ocupa una plaza en Santa Uxía de Mandiá en El Ferrol a la que suceden otros destinos educativos, siempre en Galicia.

Entre 1938 y 1946 publica un total de 16 libros de texto y, en 1949, crea la Enciclopedia Mecánica. Este curioso aparato incorporaba numerosas capacidades pensadas para facilitar el aprendizaje de los alumnos que sólo se han popularizado con los modernos ordenadores portátiles y tablets. La Enciclopedia Mecánica tenía dos partes. La primera estaba enfocada a los conocimientos básicos (lectura, escritura, numeración y cálculo) con los que el alumno aprendía y podía practicar pulsando letras y números.

La segunda parte estaba formada por materias desarrolladas en carretes con textos e ilustraciones que podían tener incluso sonido o ver en la oscuridad pues el equipo tenía su propia luz. La Enciclopedia Mecánica original se puede ver en el Museo Pedagógico de Galicia.

Imagen por: MUPEGA

 

(1962) Dame Vera Stephanie «Steve» Shirley

Nacida en Alemania en 1934, fue llevada al Reino Unido en 1939 para alejarla de la guerra junto con otros muchos niños y adoptada temporalmente por un matrimonio británico. Estudió hasta los 18 años y se procuró una formación en matemáticas por su cuenta que no le proporcionaban en su escuela. Decidió no ir a la universidad y en la década de los 50 trabajó para la Unidad de Investigación de la Oficina Postal construyendo ordenadores y programándolos en código máquina. Ahora sí decidió estudiar matemáticas en la universidad, y se graduó en 1959.

En 1962 fundó una compañía de desarrollo de software, Freelance Programmers, que luego pasó a llamarse FI, posteriormente Xansa y más tarde fue adquirida el grupo Sopra Steria. Su empresa creó oportunidades para las mujeres (sólo había 3 hombres en una plantilla de 300 personas) hasta que la Ley de Discriminación Sexual lo hizo ilegal.

Se hizo llamar Steve para moverse mejor en el mundo de los negocios, entonces totalmente en manos de hombres. Uno de los proyectos más destacados de los que se hizo cargo su empresa fue la programación de la caja negra del avión supersónico Concorde. Ha ocupado desde entonces toda clase de cargos honoríficos y ha donado la mayoría de su fortuna a causas benéficas.

Imagen por: Lynn Hart, CC BY 4.0

 

(1979) Lynn Conway

Lynn Conway es un caso increíble de superación. Nacida hombre en 1938, tuvo una brillante carrera en empresas tecnológicas en el campo del diseño de ordenadores. En IBM creó el concepto de ejecución dinámica múltiple fuera-de-orden que es la base de la forma actual de trabajar de los procesadores modernos.

En 1968 fue despedido por IBM al anunciar que iba a someterse a una operación de cambio de género. Cambió de nombre e identidad y empezó una nueva vida casi desde cero como mujer. En 1979 publicó junto con Carver Mead el libro «Introduction to VLSI Systems» que sentó las bases tecnológicas durante décadas sobre el diseño de chips y se usaba en más de 100 universidades en 1983. Fue descrito del siguiente modo: «Todo cambio en 1979 con su publicación. 30 años después el libro está descatalogado pero fue el libro más influyente que jamás ha habido sobre diseño de semiconductores y automatización de diseño».

En 1999 Lynn fue desvelando paulatinamente su historia personal transgénero antes de que la publicación de un libro en 2001 que documentaba su trayectoria en IBM lo hiciera público y pillara por sorpresa a amigos y compañeros. Desde entonces se ha significado mucho en el activismo transgénero.

Imagen por: Charles Rogers

 


(1993) Barbara Liskov

Nacida en 1939 en California, estudió Matemáticas en una época en la que ella era una de las dos mujeres en toda su clase. Intentó entrar en Princeton para graduarse, pero en aquel entonces no admitían a mujeres. En su lugar fue a Berkeley, donde entró a trabajar en la Mitre Corporation, donde nació su interés por la programación. Años después volvió a estudiar y consiguió ser una de las primeras norteamericanas en obtener un doctorado, en su caso de la Universidad de Stanford. Allí trabajó nada menos que con John McCarthy.

Posteriormente llevó adelante proyectos como el sistema operativo Venus, el primer lenguaje de alto nivel con soporte para programa distribuidos (Argus) o la base de datos orientada a objetos Thor. Su logro más conocido es una definición particular de subtipado conocida como el Principio de Sustitución de Liskov, que desarrollo junto a Jeannette Wing.

En 2004 recibió la Medalla John Von Neumann por «sus contribuciones fundamentales a los lenguajes de programación, metodología de la programación y sistemas distribuidos». Ha recibido numerosos reconocimientos, entre los que destaca el Premio Turing de la ACM por su trabajo en el diseño de lenguajes de programación y metodologías de software que llevó al desarrollo de la programación orientada a objetos.

Imagen por: Kenneth C. Zirkel – Own work, CC BY-SA 3.0

 

Cerca de un ordenador desde 1980, me sigue intrigando cómo funcionan, para lo que sirven y cómo cambian nuestras vidas, trabajos y la sociedad en su conjunto.

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