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Intel tranquiliza a clientes e inversores ante el miedo por la pandemia del coronavirus
El mundo sigue luchando contra el coronavirus, una amenaza global que ha afectado en gran medida al sector tecnológico, y que ha llevado a Intel a lanzar un mensaje de tranquilidad dirigido tanto a sus principales socios como a los inversores.
Es un movimiento perfectamente comprensible, ya que en una situación como esta la escasez de componentes y de piezas clave para el desarrollo del sector tecnológico en general puede tener un impacto enorme en diferentes niveles, incluyendo desde la producción de equipos originales, que sería imposible sin procesadores, por ejemplo, hasta las bases de la propia cadena de suministros.
El CEO de Intel, Bob Swan, ha sido muy claro, a pesar de los obstáculos que plantea la situación actual por la pandemia del coronavirus están siendo capaces de cumplir la mayoría de sus compromisos de entrega (alrededor de un 90% del total) en el tiempo previsto. Esto es posible gracias a que todas las fábricas del gigante del chip están funcionando con una normalidad casi absoluta.
Lo dicho significa, en resumen, que Intel ha podido mantener casi por completo la carga de trabajo habitual que afrontan sus fábricas dispersas por todo el mundo. Bob Swan ha confirmado que están trabajando duro para cumplir sus objetivos y compromisos, y que aunque se trata de una situación inusual y sujeta a posibles cambios («en desarrollo») esperan poder mantener el ritmo actual sin problemas.
Obvia decir que es fundamental para muchos gigantes del sector que Intel pueda seguir fabricando sus procesadores y sus principales chipsets, y lo mismo ocurre con la cadena de suministro. Cientos de millones de usuarios a nivel internacional utilizan procesadores Intel, y su peso en el suministro a nivel global se extiende a todos los niveles (consumo general y profesional), así que incluso una paralización parcial de sus fábricas podría tener consecuencias desastrosas.
Es importante recordar que las plantas de semiconductores son instalaciones altamente automatizadas (y muy limpias, impolutas) que requieren muy poca participación humana, especialmente si hablamos de intervención directa en el proceso de fabricación. Los componentes electrónicos tardan hasta tres meses en superar un proceso de varios pasos, lo que quiere decir que es muy probable que los chips que están saliendo ahora mismo de las fábricas de Intel se integren en una partida de chips cuya fabricación comenzó antes de que se declarase la situación de pandemia por la extensión del coronavirus de Wuhan.
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