Cómo será Google bajo el mandato de Larry Page

Dicen en Wired que, una tarde de hace, aproximadamente, 12 años, Larry Page y Sergey Brin hicieron una llamada a John Doerr. Unos meses antes, los co-fundadores de Google habían aceptado 12.500 millones de dólares de Kleiner Perkins Caufield & Byers, la firma de capital riesgo de Doerr, y una cantidad similar de Sequoia Capital.

Al aceptar este dinero, también aceptaban que Page sería sustituido como CEO de la recién nacida Google. En realidad, se trataba de una estrategia empresarial bastante común para dar «supervisión adulta» a los inexpertos cofundadores. Sin embargo, en la práctica les estaba costando bastante aceptar esta premisa. «Cuando me llamaron dijeron: hemos cambiado de idea. Pensamos que podemos dirigir la compañía entre los dos«, recuerda Doerr.

Después de oír esto, el primer impulso de Doerr fue vender inmediatamente sus acciones. Sin embargo, recapacitó, y les hizo a Page y Brin una oferta: se reunirían con los directores generales más brillantes de Silicon Valley para que tuvieran constancia de lo que supone ocupar ese puesto. «Después de esto«, les dijo Doerr, «si creeis que debemos comenzar a buscar, lo haremos. Si no queréis, entonces tendré que tomar otra decisión«. Así que Page y Brin comenzaron una ronda de entrevistas con la creme de la creme de la industria tecnológica: Steve Jobs de Apple, Andy Grove de Intel, Scott Cook de Intuit, Jeff Bezos de Amazon, entre otros. Después de esto, se volvieron a reunir con Doerr.

«Estamos de acuerdo con usted«, le dijeron. Estaban dispuestos a contratar a un director general, pero no uno cualquiera, solo trabajarían con Steve Jobs. Sin embargo, Doerr consiguió quitarles esta idea de la cabeza y fue, finalmente, Eric Schmidt quien se convirtió en consejero delegado en 2001. Sin embargo, a los co-fundadores les costó bastante asimilar este nombramiento y hacían público este malestar: «los inversores se sienten más cómodos con nostros», según afirmó Brin a la prensa.

A medida que pasaban los años y Google se hacía más y más fuerte bajo el mandato de Schmidt, Page y Brin llegaron a apreciarle y a considerar su contratación como una operación «brillante«.

La sustitución de Schmidt

Diez años después, cuando Google ha pasado de valer 100 millones de dólares a casi 30.000 millones, Page se convierte en CEO de la multinacional, un puesto que él siempre anheló. Quizás, la gente no puede apreciar la magnitud que implica esto. Page es uno de los «chicos Google», con una personalidad peculiar, y su nombramiento podría tener el impacto que en su día tuvieron los de Bill Gates y Steve Jobs. De hecho, nadie resume mejor las ambiciones, la ética y la visión del mundo de Google. Al mismo tiempo, tiene una personalidad excéntrica, arrogante y reservada. Bajo su liderazgo, el futuro de la compañía será difícil de predecir, según afirman en Wired.

En 2004, en la presentación de Google ante la SEC se incluyó una nota a los potenciales accionistas. En ella, se decía: «Google no es una empresa convencional y no tenemos la intención de convertirnos en una de ella». Una especie de promesa que se vio en entredicho bajo el mandato de Schmidt, quien supo combinar la indiosincrasia de los fundadores con la introducción de prácticas empresariales más tradicionales. Ahora nadie está seguro de cómo se mantendrá este delicado equilibrio.

Entre los rasgos a destacar de Larry Page están su inteligencia, su seguridad y su timidez, por contra, posee una ambición sin límites, tanto para sobresalir a nivel individual, como para mejorar las condiciones del planeta, en general. Ve en el auge de la tecnología una gran oportunidad para dar salida a sus ambiciones, para él, el único fracaso es no intentarlo. «Puedes fracasar en tus ambiciones más inmediatas, pero es muy difícil fracasar en todo«, asegura.

Algunos bromean con que Page «se fue al futuro y regresó para contárnoslo«. Su objetivo es renovar la energía y la dirección de Google y, en cierta manera, es la persona perfecta para llevar a cabo esta tarea.