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Intel, IoT y el futuro del transporte

Intel es un actor fundamental en el desarrollo de IoT y el Senado de Estados Unidos va a escuchar a su vicepresidente senior y director general dedicado a Internet de las Cosas, Doug Davis.

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vehículo autónomo

Aunque en algunas actividades la cooperación no es necesaria, en otras se torna en un elemento imprescindible para lograr que las cosas evolucionen en el sentido adecuado y a la velocidad correcta. De un tiempo a esta parte, hablamos bastante del incipiente despegue y del prometedor futuro de Internet de las Cosas. Y, sin lugar a dudas, este es uno de los campos (con sus mil áreas de cobertura) en el que esa colaboración es fundamental. Me refiero, por supuesto, a la cooperación entre organismos públicos y empresas privadas.

Probablemente uno de los sectores que más se puede (y debería) beneficiar de IoT es el del transporte. Una red interminable de sensores en vehículos y carreteras, dispositivos de control conectados a la nube con sistemas basados en Machine Learning podrían ser la solución definitiva a los problemas de tráfico, además de suponer un ahorro en tiempo y en costes.

Lo que ocurre, claro, es que por una parte las infraestructuras dependen de entidades públicas, mientras que las soluciones de las que estas se pueden beneficiar salen de los laboratorios de I+D del sector privado.

En este sentido, Intel es un actor fundamental en el desarrollo de Internet de las Cosas, y el Senado de Estados Unidos va a escuchar a su vicepresidente senior y director general dedicado a Internet de las Cosas, Doug Davis, en una ponencia denominada How the Internet of Things (IoT) Can Bring U.S. Transportation and Infraestructure into the 21st Century, es decir, cómo Internet de las Cosas puede traer los transportes e infraestructuras de Estados Unidos al siglo XXI.

Esta comparecencia ante una subcomisión del Senado, en la que participan otros directivos de la industria tecnológica, pretende abordar varios desafíos: por una parte, la adecuación de las infraestructuras existentes para sacar el máximo partido a la tecnología que viene. Por otra, el incipiente desafío que, en varios campos, genera la ya inminente llegada de los primeros coches autónomos.

Según una encuesta, casi la mitad de los norteamericanos desean un futuro en el que coches, autobuses y trenes se conduzcan solos. Pero para que esto sea posible es necesario establecer un amplio abanico de regulaciones, así como el despliegue de redes de sensores y otros elementos necesarios para que los sistemas funcionen a la perfección.

El desafío, que nos es común en ambas orillas del Atlántico, es que las infraestructuras y los marcos regulatorios estén listos y operativos cuando empiecen a llegar los primeros vehículos autónomos. Así, comparecencias como la de Davis en el Senado de Estados Unidos y de empresas que, como Intel, están en la vanguardia del desarrollo de Internet de las Cosas, son fundamentales para que todo se desarrolle de la manera adecuada para que, a medio plazo esas carreteras e infraestructuras listas para los vehículos autónomos sean una realidad de la que todos nos podamos beneficiar.

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