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Logitech Pro X G: un teclado mecánico para escribir y disfrutar

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Logitech Pro X G

Contábamos hace unas semanas que, de un tiempo a esta parte, los teclados mecánicos se habían puesto de moda. Al calor del renovado gaming en PC, marcas como Razer, Cherry, Corsair o Logitech, están viendo cómo cada vez son más los usuarios dispuestos a invertir 100, 200 o más euros en un buen teclado.

Nosotros que en MCPRO de gaming no hablamos, nos hemos preguntado en cambio qué aportan este tipo de teclados a la hora de facilitarnos el trabajo, especialmente a profesionales como los programadores, que pasan un buen número de horas cada día, «machacando las teclas».

Para este experimento, contamos con una de las referencias del momento: el Logitech Pro X G un teclado mecánico que se vende por un precio aconsejado de 155 euros y que, como veremos a continuación, ofrece muchas cosas interesantes.

Construcción, diseño y calidad

Para el que nunca ha tenido la oportunidad de trabajar con un teclado mecánico, seguramente lo primero que le llame la atención, es su peso. En este caso, el Logitech Pro X G, se presenta como un teclado compacto, por lo que no supera los 900 gramos (898), pero no resulta extraño encontrar modelos que superan el kilogramo.

Esto es así no solo por la necesidad de albergar un sistema más «mecánicamente complejo» (valga la redundancia) con respecto a los de membrana, sino también para ganar terreno en dos de los aspectos que más nos interesan: estabilidad y durabilidad. Y aquí tenemos el primer punto a favor de este tipo de periféricos: difícilmente podremos «machacarlos», por mucho que los utilicemos.

Pero decíamos que este Logitech era un teclado compacto.A diferencia de los teclados más completos, no ofrece pad numérico y otras teclas, como las de control multimedia, se ofrecen como una combinación de dos teclas. A cambio, contamos en la parte superior con la fila F(1-12) completa, lo cual como veremos más adelante, nos ofrece todo tipo de posibilidades.

Por encima de las anteriores, encontramos una tecla que nos permite encender o apagar la iluminación del teclado (RGB Lightync) y el elegante logo de Logitech, también iluminado. En el apartado ergonómico, el teclado ofrece una estructura casi completamente horizontal con respecto al escritorio, si bien cuenta con dos pares de patillas elevadoras en la parte anterior que ofrecen una inclinación de hasta 30 grados.

Al ser un teclado pensado para ser utilizado en espacios reducidos, tampoco incluye reposamuñecas, pero con eso y con todo, resulta realmente cómodo e incluso tras varias horas de uso, no tenemos la clásica sensación de cansancio que sí percibimos en muchos otros.

La conexión al nuestro equipo se realiza a través de un cable trenzado (1,8 metros) lo que, según la marca, ofrece tan solo 1 ms de latencia. Esto puede marcar la diferencia en algunos videojuegos, pero también se nota de una forma bastante agradable, simplemente escribiendo.

El corazón era una tecla

Uno de los motivos por los que los teclados slim de membrana son tan populares, es que gracias a sus teclas bajitas, resulta muy sencillo, desde el primer momento, ganar en velocidad de escritura. En los mecánicos en cambio, con una altura de tecla de hasta 3 cm o más, puede suponer un problema al principio, ya obliga al usuario a permanecer con las muñecas más levantadas…en una posición en a la que puede que no esté acostumbrado a trabajar.

Sin embargo, con el tiempo, el usuario no solo va a recuperar la velocidad anterior al cambio, sino que acabará descubriendo que puede llegar a escribir incluso más rápido. Esto se debe a que en los teclados mecánicos, que funcionan con interruptores, no es necesario realizar el recorrido de la tecla completo, sino que bastará con una leve pulsación.

En este caso, el Logitech Pro X G ofrece por defecto interruptores GX Blue con clic perceptible. La distancia de actuación es de 2 mm, y el recorrido total que realiza la tecla es de 3,7 mm. ¿En qué se traduce esto en la práctica? En primer lugar, en que evidentemente, la tecla baja más de lo que estamos acostumbrados y por lo tanto, hay una ligera curva de «aprendizaje» que nos lleva a cambiar nuestra forma de teclear.

Pero aunque esto es así, pronto descubrimos dos características que nos encantan: la primera, una respuesta háptica casi inmediata, lo que nos permite un recorrido ligero y muy rápido sobre las teclas. La segunda, que precisamente a esa respuesta, evitamos con mucha facilidad las pulsaciones erróneas, lo que nos ayuda a ganar en productividad.

A los pocos días de comenzar a trabajar con este teclado descubrimos que no solo estamos escribiendo más rápido que antes, sino que además cometemos muchos menos errores. ¿El inconveniente? Que como muchos los de su clase, el Logitech Pro X G es ruidoso y su «clic, clic» siempre nos acompaña. Y aquí es cuestión de gustos: o lo amas, o no lo podrás soportar.

Pero si nos aficionamos y queremos probar cosas nuevas, Logitech también incluye en el packaging la herramienta que necesitamos para cambiar las teclas… por otras de las que ofrece el fabricante para este modelo (GX Brown Táctiles, GX Red Lineales) o por otras que nos interesen.

La principal característica de la GX Blue que se ofrece por defecto, es que activa la pulsación a mitad del recorrido y ofrece ese clic háptico al que nos referíamos antes. A cambio, «Red» y «Brown» tienen un recorrido más lineal, ofreciendo una sensación táctil más suave.

Iluminación, software y productividad

Aunque podemos comenzar a trabajar con el Logitech Pro X G en cuanto lo conectamos, el despliegue multicolor que ofrece en su configuración por defecto, probablemente nos desanime de hacerlo. Por lo tanto, lo primero que debemos hacer y muy importante, es descargar e instalar «G Hub» o lo que es lo mismo: la aplicación con la que vamos a poder controlar todos los aspectos del teclado.

Desde G Hub podremos en primer lugar, determinar el esquema de color que queremos emplear. Y aquí las opciones son prácticamente ilimitadas: podemos apostar por algo tan sencillo como escoger un único color que se mantenga estático sobre las teclas, a diferentes efectos y combinaciones, con velocidades variables. En nuestro caso optamos por un color plano que se combina con otro que nos «recuerda» las teclas que acabamos de pulsar en cada momento, por lo que resulta útil para determinadas tareas. Pero insistimos, la imaginación es el límite. Y si de imaginación no vamos sobrados, no pasa nada: también tenemos la opción de descargarnos esquemas de color y perfiles creados por otros usuarios.

La otra gran característica del teclado es que podemos asignar todo tipo de acciones y macros a las teclas que nos interesan, por ejemplo para ejecutar un programa, bien para realizar una serie de acciones encadenadas, lo cual es muy interesante en entornos de programación en la que muchas tareas se repiten. En el caso de las macros, en este teclado en particular, podemos utilizar todas las F (F1-F12) por lo que las posibilidades son bastante elevadas.

Conclusiones

No nos duele reconocer que por su elevado precio (al compararlo con los de membrana), inicialmente éramos escépticos sobre si este tipo de teclado merecerían la pena, sobre todo para escribir y no para jugar.

Dos semanas más tarde de haber empezado a trabajar, nos hemos convencido. La rapidez y la comodidad que ofrece ha conseguido que consigamos disfrutar escribiendo. En el caso de este teclado en particular, tal vez ganaría algunos enteros si se ofreciese con la posibilidad de incorporar un reposamuñecas que mejorase la posición de las manos. Pero más allá de lo anterior, poco más podemos decir para no recomendarlo.

Periodista tecnológico con más de una década de experiencia en el sector. Editor de MuyComputerPro y coordinador de MuySeguridad, la publicación de seguridad informática de referencia.

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