Google compara el impacto de la IA con el fuego y la electricidad

La IA (Inteligencia Artificial) se ha convertido en una de las grandes promesas del sector tecnológico. Google ha sido una de las que más recursos ha destinado a su desarrollo y su compromiso con dicha tecnología es total.

El CEO de Google, Sundar Pichai, comentó recientemente en una entrevista que cree que la IA es una de las tecnologías más profundas e importantes de todas las que existen actualmente, una valoración que acompañó de dos ejemplos que refuerzan y aclaran su opinión.

En palabras textuales de Sundar Pichai la AI es:

Una de las cosas más importantes en las que la humanidad está trabajando. Es más profundo que, no sé, la electricidad o el fuego.

Cuando el ejecutivo de Google habla de «profundo» se refiere al valor y a la importancia que tiene dicha tecnología, un enfoque que se entiende perfectamente cuando añade que el fuego y la electricidad permitieron al ser humano superar algunas de sus carencias más importantes como especie, y que lo mismo ocurrirá con la inteligencia artificial.

No hay duda de que Sundar Pichai tiene razón. Aunque a simple vista su opinión nos pueda parecer exagerada basta con darse cuenta del potencial que tiene la IA para ver que sus palabras son muy ciertas.

Una IA avanzada podría servir para ayudar al hombre en prácticamente todos y cada uno de los problemas actuales. Por ejemplo en el ámbito legal podría servir de apoyo a jueces y letrados analizando grandes bases de datos y jurisprudencia; también podría ayudar a la policía en la resolución de crímenes e identificación de sospechosos. Igualmente podría ayudar a simplificar numerosas tareas de análisis previos a la adopción de medidas y tecnologías concretas e incluso contribuir a los análisis y tratamientos contra enfermedades tan graves como el cáncer.

Pero esto no son ejemplos lanzados a futuro incierto, muchos de ellos ya se han convertido en realidad y han confirmado que el valor de la inteligencia artificial no es una isla en el horizonte hacia la que navegamos, sino una isla a la que ya hemos llegado y cuya exploración tenemos pendiente.