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Cómo Huawei está sobreviviendo a las sanciones en el mercado empresarial
La vida no ha sido fácil para Huawei en los últimos años. A finales de la primera década del siglo XXI no solo amenazaba la posición de Samsung como principal fabricante de smartphones Android, sino que era una potencia casi in rival a la hora de desplegar infraestructura 5G, posicionándose igualmente con fuerza en áreas como conectidad WiFi, servidores, cabinas de almacenamiento, etc.
Y entonces llegaron las sanciones. Las sospechas (fundadas o no) por parte de la Administración de Estados Unidos, en las que se señalaba a la multinacional asiática como una extensión tecnológica del partido comunista chino, han limitado enormemente el acceso de Huawei a componentes tecnológicos clave y su negocio en áreas como la movilidad o el networking se ha resentido de forma notable.
Pero como ha explicado hace unos días Ren Zhengfei, CEO de la empresa, no es lo mismo estar tocado que estar hundido. En un discurso pronunciado en la Nanjing University, el directivo ha detallado cómo la compañía ha tenido que encontrar sustitutos «locales» para más de 13.000 componentes a los que ya no podía acceder a causa de las sanciones.
Al mismo tiempo, ha dado detalles sobre cómo los ingenieros de Huawei han tenido que rediseñar más de 4.000 circuitos para poder seguir operando en categorías clave. Finalmente y en el terreno del software, la multinacional lleva unos años desarrollando e iterando su Harmony OS, un fork de Android en el que ha sustituido todos los servicios de Google por los propios.
Además y como esta semana también informan medios locales, el gigante tecnológico chino habría desarrollado herramientas para crear procesadores con litografía de 14 nm. Según el medio chino Yicai, Huawei y sus socios en el sector de los semiconductores se habrían unido para crear herramientas que sustituyan a las de fabricantes de chips estadounidenses como Cadence, Synopsys y Mentor/Siemens.
Estas tres empresas controlan todas las herramientas de automatización del diseño electrónico (EDA) del mundo que se utilizan para cada paso del diseño de chips, desde la arquitectura a la colocación y el enrutamiento hasta la disposición física final. Hay que dar muchos pasos antes de grabar un chip físico, y las nuevas herramientas EDA de Huawei aunque aún no están posición de competir con las más avanzadas del mundo, sí que representan un hito que merece la pena tener en cuenta.
El resultado combinado de todos estos esfuerzos, ha sido que antes de lo que se creía, la compañía ha conseguido estabilizar su portfolio de productos y más importante aún, volver a la senda del crecimiento tras el shock inicial. Por supuesto, no ha sido barato: Zhengfei ha declarado que tan solo en 2022, la empresa ha invertido 23.800 millones de dólares en I+D.
Pese a todo, en algunos mercados Huawei podría no recuperarse nunca de las restricciones comerciales aplicadas en 2019 por la administración Trump, que no solo impiden a las empresas americanas el hacer negocios con la compañía china, sino que también impide a esas empresas el tener ninguna relación comercial con terceras partes que vendan tecnología a Huawei.
Así las cosas, China lleva años intentando acelerar su producción nacional de semiconductores, si bien aún está lejos de que sus fábricas locales puedan emular en capacidad tecnológica e incluso en producción a una TSMC cuyas plantas se encuentran frente a la costa de la isla de Taiwan. Esto ha llevado a algunos a plantear que el hecho de que China insista en sus aspiraciones sobre la isla, podría estar entre otras cosas, relacionado con el poder «poner sus manos» sobre una industria estratégica y clave para su futuro. TSMC en cambio ha tratado de restar importancia a esta posibilidad, señalando que sus instalaciones no sirven de mucho sin una cadena de suministro que las respalde.
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