A Fondo
Un año de OpenAI y ChatGPT
El 30 de noviembre de 2022 irrumpía en el mundo una nueva fórmula capaz de transformar la sociedad; ChatGPT. Un chatbot de IA desarrollado por la empresa OpenAI que acabaría influyendo en sectores clave como educación, sanidad, escritura y gobernanza.
Desde su lanzamiento, ha sido tal la popularización de ChatGPT que, según datos de Forbes, logró conquistar en solo dos meses a más de 100 millones de usuarios activos en todo el mundo. En sus primeras semanas generaba una mezcla de entusiasmo y escepticismo, además de profundos debates éticos y normativos.
ChatGPT es un chatbot que emplea la tecnología GPT-3, un modelo de IA de última generación, que se sirve de una enorme cantidad de datos para generar texto similar al humano. La apuesta de OpenAI por un LLM que, más allá de ofrecer respuestas automáticas, puede desarrollar diferentes tareas gracias a sus aplicaciones, supuso una auténtica revolución.
OpenAI nació en 2015 como una organización sin fines de lucro. Así fue como reunieron a grandes magnates y mentes prodigiosas como Sam Altman, Elon Musk e Ilya Sutskever para crear un laboratorio destinado a desarrollar la IA con fines benéficos.
ChatGPT es el resultado de un proceso laborioso y evolutivo. En 2016 OpenAI comenzó a concebir el GPT, con diversas versiones (en 2018 llegó GPT-1 y en 2020 el GPT-3). Pero la llegada de ChatGPT en noviembre de 2022 revolucionó todos los ámbitos y superó en capacidades a predecesores como Siri y Alexa.
Pese a sus limitaciones iniciales, gigantes de Silicon Valley como Microsoft apostaron por ChatGPT e invirtieron 10.000 millones de dólares para profundizar su asociación con OpenAI.
En marzo de 2023 fue presentado ChatGPT Plus, un servicio de suscripción que ofrece ventajas como el acceso prioritario en horarios de máxima demanda y funciones exclusivas. Además, OpenAI proporcionó APIs y complementos para expandir la implementación del modelo en aplicaciones de terceros. Esto llevó a la plataforma a alcanzar 100 millones de usuarios diarios, algo que motivó a que empresas como Slack, Discord y General Motors apostasen por la integración de la IA Generativa en sus productos.
Avances tecnológicos y mejoras en ChatGPT
Un año después de su irrupción en el mercado, ChatGPT ha experimentado grandes actualizaciones y una enorme evolución, tal y como ha demostrado el lanzamiento de GPT-4 Turbo y el generador e texto e imagen DALL-E.
GPT-4 Turbo es el modelo de IA más potente desarrollo por OpenAI y permite manejar textos de hasta 300 páginas, interpretar solicitudes en XML y mejoras en reconocimiento de voz mediante Whisper large-v3. De igual modo, la tercera versión de DALL-E 3 mejoró la calidad y la precisión de las imágenes generadas a partir de descripciones textuales.
De este modo, se logra eliminar obstáculos previos como la ‘ingeniería de prompts’, así como optimizar la experiencia de los usuarios mediante ajustes intuitivos y efectivos a través de una interfaz conversacional. Otra de las novedades es la nueva tienda GPT, capaz de ofrecer modelos personalizados a empresas. De igual forma, Q se presenta como el modelo innovador de OpenAI capaz de resolver problemas matemáticos simples.
Otras soluciones innovadoras ofertadas por ChatGPT es la precisión en la traducción de idiomas. De este modo, puede mejorar la traducción mediante la comprensión contextual, brindando una gran precisión en el mensaje. Además, demuestra un gran manejo de la ambigüedad, ya que con su enorme cantidad de datos de entrenamiento y su capacidad para aprender patrones, ChatGPT puede ahora comprender un contexto más amplio y ofrecer traducciones precisas frente a múltiples interpretaciones.
Esto se suma a su sensibilidad cultural, ya que ChatGPT está capacitado para comprender expresiones idiomáticas y ajustadas a diferentes idiomas y culturas. Todo ello con un aprendizaje continuo en tiempo real, lo que optimiza su funcionalidad de cara a futuras traducciones.
Controversia Sam Altman
Hace apenas dos meses se vivió una de las situaciones más tensas, desde el punto de vista tecnológico, que se recuerdan. El CEO y uno de los fundadores de OpenAI fue despedido el pasado 17 de noviembre, alegándose que había dejado de ser sincero en sus comunicaciones con la propia junta directiva.
Cuando OpenAI era una startup, Microsoft invirtió 1.000 millones de dólares para que Azure fuese el proveedor exclusivo de servicios en la nube de la empresa. Al poco de conocerse la noticia del despido de Altman y la marcha de otros pesos pesados de la empresa, como Greg Brockman, Microsoft anunció sus contrataciones para liderar un nuevo departamento de investigación de IA. No obstante, la presión de muchos empleados provocó que en apenas dos días ambos nombres regresasen a las filas de OpenAI.
El movimiento implicó una venta de acciones de OpenIA que podía suponer unos ingresos de unos 86.000 millones de dólares y ahí estaban los bonus de todos los empleados y que peligraban si se iba Sam Altman.
La marcha de Altman de OpenAI supuso un caos generalizado en todo el mundo, pues desde hacía semanas atrás se venía hablando del desarrollo de la IA General, un tipo de sistema o algoritmo que puede realizar cualquier tarea intelectual que los seres humanos realizasen. Tener a Altman fuera del control de OpenAI hubiese supuesto una amenaza para OpenAI y para el resto de la humanidad.
Desarrollos éticos y responsabilidad en la IA
El desarrollo de la IA pone de manifiesto los riesgos que implica para la humanidad. Así pues, figuras destacadas como Greoffrey Hinton o el propio Altman han alertado sobre los posibles riesgos implícitos que conlleva la IA General, el proyecto más importante en la historia de la humanidad.
Por todo ello, la regulación de la IA es una prioridad para defender la privacidad de empresas y usuarios, por lo que la UE ha trabajado activamente en la propuesta del AI Act, pese a que su enfoque restrictivo genera cierto debate.
También resulta prioritario el entrenamiento de modelos como ChatGPT, pues al usar de forma intensiva ciertos datos, cuyos orígenes y derechos de autor son cuestionados, genera una falta de transparencia y determinados conflictos legales con otras empresas. De hecho, recientemente el diario New York Times ha demandado a ChatGPT y a Microsoft por la violación de los derechos de autor, atentando contra la propiedad intelectual y el periodismo de calidad.
El desarrollo potencial de ChatGPT en 2024 generará la eclosión de un nuevo concepto de automatización y de empleo, estableciendo cambios significativos y oportunidades emergentes en la economía global. Por consiguiente, se convierte en prioritario el hecho de crear una legislación y una gobernanza adecuadas, capaces de mitigar los usos indebidos y de mantener unas normas éticas.
Las empresas y gobiernos deben velar por la aplicación ética y responsable de la IA Generativa, que bien empleada puede beneficiar a los entornos laborales. De hecho, se estima que más del 28% de los empleados la utiliza en sus puestos de trabajo y que más del 50% la emplea sin la aprobación de sus superiores. No obstante, es importante supervisar su uso para evitar plagios y una automatización indeseada.
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