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Licencias open source: todo lo que necesitas saber sobre ellas

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Licencias open source: todo lo que necesitas saber sobre ellas

El software open source está presente en muchas más áreas y sectores de los que pueda parecer. Solo que en la mayoría de los casos no está precisamente a la vista, ni al alcance de los usuarios finales. Pero es en estas áreas donde más se utiliza. Tanto, que se calcula que el 90% de todo el software que se utiliza en la actualidad tiene una licencia de tipo open source. Hay software open source no solo entre las aplicaciones que se utilizan en los ordenadores de los consumidores. También está en frameworks, librerías, bases de datos e incluso sistemas operativos.

Su popularidad se debe, básicamente, a que el software con licencia open source está diseñado y desarrollado de manera que esté completamente accesible para el público. Esto es, para que todo el que quiera y pueda sea capaz de ver, utilizar modificar y distribuir su código de la manera que estimen conveniente. Eso sí, cumpliendo ciertas normas establecidas por cada una de las licencias open source disponibles.

Sus ventajas son múltiples para todo tipo de sectores, organizaciones y empresas, aparte de para los consumidores finales, ya que ofrecen más control a sus usuarios, y una mayor transparencia sobre su desarrollo y gobernanza. Hay dos grandes categorías de licencias consideradas open source tal como lo dispone la OSI, es decir, la Iniciativa Open Source. Las primeras son las de tipo permisivo, que tienen pocas restricciones en cuanto a las modificaciones y distribución de software, lo que las hace populares entre las empresas que quieren utilizar sus productos comercialmente.

El segundo gran grupo, el de las licencias consideradas copyleft, ofrece libertades parecidas a las de las licencias permisivas, pero cualquier versión modificada del software debe distribuirse bajo la misma licencia copyleft original. Por eso son menos atractivas para las empresas que quieren proteger su trabajo. Veamos cuáles de las más utilizadas entran en cada caso.

Licencias open source permisivas: MIT y Apache 2.0

La licencia MIT tiene su origen en el Instituto de Tecnología de Massachusetts en los años 80b del siglo pasado. Es la más popular en varios sectores, y la más utilizada entre la comunidad de desarrolladores de GitHub, por ejemplo, durante muchos años. Entre otros, la utilizan los proyectos React (una librería de JavaScript de frontend) y el lenguaje de programación de propósito general Ruby.

Permite que los desarrolladores utilicen el software como prefieran. Se ofrece sin ningún tipo de garantía, lo que quiere decir que los autores de los proyectos no son responsables de los daños que pueda causar su software, como por ejemplo en el caso de que haya una pérdida de datos. Pero a cambio, todo lo que los desarrolladores tienen que hacer para asignar esta licencia a sus proyectos es incluir con ellos el aviso de copyright original y la licencia MIT, y hacer lo mismo en cualquier obra derivada de ellos.

Tiene una desventaja: no otorga de manera explícita derechos sobre patentes, así que si algún componente software depende de tecnología que sí está patentada, los desarrolladores que hayan creado dicho componente o elemento se verán envueltos en una incertidumbre legal si no cuentan con permisos adicionales sobre la tecnología patentada. A

En cuando a la licencia Apache 2.0, puesta en marcha por la Fundación de Software Apache, nació en 2004 como una actualización de una licencia anterior otorgando una garantía explícita de patentes para proteger a los usuarios de pleitos legales.

Así, digamos que un desarrollador contribuye con un algoritmo de proceso de datos a un proyecto que tiene licencia Apache 2.0. Entonces, cualquier patente que el desarrollador tenga sobre ese algoritmo pasa automáticamente a ofrecer su licencia a todos los usuarios del software.

Un ejemplo de proyecto con este tipo de licencia es el Proyecto Open Source Android (AOSP), disponible con licencia Apache 2.0. Google lo dotó de esta licencia para luchar contra Apple y para animar a los fabricantes de móviles a utilizar Android en vez de otros sistemas operativos en uso cuando lanzaron el proyecto, como sucedía con Symbian. Tuvo éxito, ya que uno tras otro, todos los fabricantes de móviles aparte de Apple fueron dejando de lado sus sistemas y pasándose a Android.

Además de estas dos licencias hay otras open source que podemos considerar permisivas, aunque no están tan extendidas como estas dos. Una de ellas es la Licencia BSD 2-Clause, que es parecida a la MIT pero con la salvedad de que cuando se distribuye una herramienta con este tipo de licencia se debe incluir una copia de la licencia tanto con el código fuente de la misma como con la forma binaria compilada.

También está la Licencia BSD 3-Clause, que tiene una cláusula adicional de «no respaldo» que restringe el uso de los nombres de los propietarios del copyright y colaboradores para fines promocionales en cualquier proyecto derivado. Por último, la licencia MIT-o (MIT de no atribución), más sencilla que la MIT, no requiere atribución en el software derivado. Utilizarla es muy parecido a hacer que el software sea de dominio público, con la salvedad de que el autor retiene el copyright y la capacidad de hacer cambios en el futuro.

Licencias open source copyleft: GPL, AGPL, LPL y Mozilla Public License

La licencia GPL lleva vigente desde 1989, cuando la Free Software Foundation (FSF) la hizo pública. Es una de las primeras licencias copyleft de uso general, que son más convenientes para proyectos que necesitan contar con aportes de la comunidad, en vez de ser desarrollos de una única entidad.

Al requerir que todas las modificaciones estén disponibles bajo la misma licencia open source, se asegura que los colaboradores no tendrán que ver cómo su trabajo se usa en software propietario sin que la comunidad de desarrolladores y usuarios no reciba nada a cambio. Al menos, en teoría, ya que descubrir cualquier incumplimiento y pedir que se cumplan los términos de la licencia en todos los casos puede ser complicado.

Su última versión, GPL 3.0, se lanzó en 2007 y es actualmente la tercera licencia open source más popular, según datos de GitHub. Se trata de una actualización de la versión anterior, la GPL 2.0, con mejoras notables con respecto a ella, que incluyen las provisiones sobre concesiones de patentes y una compatibilidad mejorada con otras licencias open source.

Además, la licencia GPL 3.0 también se creó para evitar que cuando un proveedor hardware permitiese que el usuario reinstalase software con licencia GPL modificado en sus dispositivos pudiera evitar que otro software propietario que hubiese en el dispositivo funcionase correctamente. Esto sucedía por ejemplo, con aplicaciones propietarias cruciales para que funcionasen bien las funciones del hardware.

Entre los proyectos más famosos que han adoptado la licencia GPL está Linux, quizá el más exitoso de todos los proyectos open source hasta la fecha. Se usa en ordenadores personales e incluso en videoconsolas, pasando por servidores, infraestructura cloud y sistemas integrados. También en el sistema operativo para dispositivos móviles Android. No obstante, el kernel de Linux está disponible con licencia GPL 2.0 «o posterior», lo que deja abierto al criterio del desarrollador decidir sobre qué licencia debe distribuirse cualquier modificación que se haga al sistema.

AGPL 3.0

Nacida en 2007 y lanzada por la FSF, la licencia AGPL (Affero General Public License) 3.0 es muy similar a la GPL 3.0. Al igual que ella es una licencia copyleft sólida, que impulsa el software libre y asegura que las versiones modificadas del software con licencia AGPL 3.0 siguen siendo open source. Se diferencia de la licencia AGPL en que está pensada para servicios y aplicaciones basados en web. Es decir, es para software que se ejecuta en servidores en vez de en las máquinas de los usuarios.

Los desarrolladores de software con licencia GPL 3.0 no tienen necesariamente que liberar el código fuente del software modificado si se ejecuta en una red, como sucede con las aplicaciones de software como servicio. La licencia AGPL cierra esta brecha, ya que en su caso los terceros tienen que hacer que el código fuente esté disponible incluso si el software, una vez modificado, se ejecuta solo en un servidor. Debido a la popularidad del cloud computing y el software como servicio, es la quinta licencia open source más popular.

LGPL

También de la FSF, la licencia LGPL (GNU Lesser General Public License) es una licencia copyleft considerada habitualmente débil, más indicada para las empresas que tienen condiciones menos restrictivas sobre lo que se comparte. Se emplea sobre todo con librerías de software en los casos en los que los autores de proyectos quieren animar a la comunidad a contribuir a sus desarrollos software.

Este tipo de licencia permite que el software propietario enlace a las librerías sin tener que convertir en open source todo el código propietario. Si alguien modifica la librería open source, solo necesita liberar las modificaciones con la licencia LGPL.

Mozilla Public License 2.0

La licencia MPL, o Mozilla Public 2.0, es la décima más popular en la actualidad. Al igual que la LGPL, se trata de una licencia copyleft, débil, pensada para proteger el código propietario al mismo tiempo que permite a los desarrolladores sacar partido al software open source.

A diferencia de la licencia LGPL, centrada en nivel de librería; y de la GPL, que se usa más a nivel de proyecto, la licencia MPL funciona a nivel de archivo individual, lo que permite al usuario compartir una porción de código más pequeña.

Otras licencias: dominio público y creative commons

Aunque una licencia open source concede derechos concretos a quienes usan software que la tiene, siempre tiene una serie de requisitos a cumplir para poder hacerlo. Los que no quieren que tengan que cumplirse tantos requisitos para usar o distribuir su software lo liberan con otras licencias, como la de Dominio público. Dentro de ellas, para el software, está la Unlicense, la novena más popular en GitHub, aunque no todo el mundo está de acuerdo en que se la pueda considerar una licencia, a pesar de que se aprobó como tal en 2020.

Las licencias Creative Commons, disponibles con varias versiones, son licencias dedicada al domino público, aunque más centradas en obras creativas que la anterior. Creative Commons solicitó que la versión 1.0 de su licencia se aprobase como una licencia que cumplía las normas open source, pero retiró la aplicación después de que la OSI expresase su preocupación porque excluía de manera explícita la concesión de patentes.

Redactora de tecnología con más de 15 años de experiencia, salté del papel a la Red y ya no me muevo de ella. Inquieta y curiosa por naturaleza, siempre estoy al día de lo que pasa en el sector.

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