Amazon expone el impacto de los aranceles y Trump acusa a Bezos de vínculos con China

El órdago de los aranceles desatado por Trump desde su regreso a la Casa Blanca sigue dando de que hablar y no para bien, al menos en lo que a la medida y sus objetivos concierne. La última polémica ha tenido como protagonista inesperado a Amazon y, más concretamente, a su fundador. Jeff Bezos, acusado previamente de favorecer los intereses del viejo nuevo presidente de Estados Unidos. Pero todo ha quedado en nada.

En resumen, la política de aranceles de Trump está demostrando ser -pausas de la medida al margen- un desastre para el comercio mundial en general, para el estadounidense en particular. Muestra de ello es que Amazon  decidió mostrar de forma explícita en su plataforma el impacto de los aranceles en el precio final de algunos productos, una decisión que ha sido interpretada por la Casa Blanca como un ataque.

«Este es un acto hostil y político por parte de Amazon«, declaró la portavoz presidencial Karoline Leavitt durante una rueda de prensa el martes. Según Leavitt, la medida de Amazon busca socavar la política comercial de la Administración Trump y responde a los supuestos vínculos de Bezos con el Gobierno chino, una acusación que, por el momento, carece de fundamento.

La respuesta de Amazon ha sido escueta pero directa: informar a los consumidores. Desde la empresa aseguran que se trata de una medida de transparencia, ya que los nuevos aranceles están elevando significativamente los costes de importación especialmente en productos electrónicos, ropa y utensilios del hogar. Así, mostrar el impacto arancelario permite que el comprador entienda por qué algunos precios han aumentado de forma repentina, asegura la compañía.

El conflicto, además, se produce en un momento particularmente delicado, tras un acercamiento público entre Trump y Bezos -incluido un gesto inusual como la presencia del empresario en la investidura del presidente el pasado enero- el choque actual evidencia que las tensiones estructurales entre el poder político y las grandes tecnológicas siguen intactas.

Leavitt también aprovechó para arremeter contra la etapa anterior: «Amazon no hizo esto cuando la Administración Biden provocó la inflación más alta en 40 años». El argumento, sin embargo, olvida una diferencia clave: los aranceles actuales están diseñados para ser altamente visibles, con subidas directas en productos cotidianos procedentes de Asia, tal y como detallan con bastante sorna en el último editorial del Wall Street Journal, La brillante idea arancelaria de Trump contra Amazon.

Tras las acusaciones de la Casa Blanca, Amazon ha querido zanjar la polémica. En una declaración enviada a Politico, un portavoz de la compañía confirmó que se llegó a considerar una propuesta similar en Amazon Haul (una sección experimental para productos muy baratos), pero negó rotundamente que se aprobara mostrar el coste de los aranceles en los precios. “Esto nunca fue aprobado y no va a suceder”, aseguró el portavoz Tim Doyle. Pero esta marcha atrás no ha hecho que la tensión desaparezca del todo.

Leavitt volvió a agitar la controversia exhibiendo un reportaje de Reuters de 2021 sobre los supuestos vínculos de Amazon con órganos de propaganda del Gobierno chino. Aunque evitó pronunciarse sobre la relación personal entre Trump y Bezos, insistió en que el gesto de Amazon fue “sin duda, un acto hostil y político”. Mientras tanto, la política arancelaria de Trump sigue generando incertidumbre global y su impacto ya se deja notar en los mercados.

Más allá del conflicto puntual, la cuestión mollar sigue siendo la política industrial y comercial de Estados Unidos, y es que  Trump ha recuperado su discurso de relocalización de cadenas de suministro y de protección del empleo nacional, insistiendo en que «los estadounidenses deberían comprar productos estadounidenses». Un mensaje que, no obstante, colisiona con la realidad de un mercado globalizado donde incluso las marcas estadounidenses dependen de componentes fabricados en el exterior.