Estados Unidos establece sanciones a Rusia por el hackeo de las elecciones

Es sabido que todo presidente saliente, y especialmente en Estados Unidos al final de su segundo mandato, procuran dejar alguna huella indeleble de su paso por dicho puesto. Así, suelen ser momentos de medidas ejemplares, de gestos (que, no obstante, son revocados por sus sucesores en poco tiempo). Esa era la intención de Obama, especialmente en lo relacionado con Cuba, pero parece que la posible intromisión de Rusia en las elecciones presidenciales de noviembre, que han convertido a Donald Trump en el futuro presidente de Estados Unidos va a hacer que Obama cierre su segundo mandato con la relación EEUU-Rusia más tensa desde la Guerra Fría.

Y es que, tras verse confirmadas las sospechas de que las ataques al Partido Demócrata, el aún presidente ha decidido tomar medidas contra las dos agencias de inteligencia rusas, cuatro oficiales de inteligencia del país y expulsar de territorio nacional a 35 diplomáticos sobre los que recae la sospecha de haber colaborado con los ataques efectuados durante este año y relacionados con el proceso electoral, según informa hoy Computerworld. Además, tanto el FBI como el DHS (Department of Homeland Security) han publicado informes sobre los ciberataques, que demostrarían la huella del gobierno de Vladimir Putin.

En dichos informes se presenta nueva información desclasificada con detalles sobre cómo se llevaron a cabo los ataques, así como un listado de firmas del malware empleado en los mismos y también unas relación de direcciones IP asociadas a los atacantes, y que también dirigieron sus acciones a think tanks, universidades y empresas de todo el mundo. La principal razón por la que esta información se ha hecho pública es, según el gobierno de Estados Unidos, que las empresas de seguridad puedan identificar dichas firmas y direcciones como peligrosas, reduciendo en gran medida la efectividad de esos ataques. Obama también ha advertido a toda la población sigue el riesgo que suponen estas acciones rusas, y ha afirmado que una operación de este tipo sólo puede haber sido dirigida por más altos niveles del gobierno ruso.

Estas medidas, no obstante, pueden tener los días contados, puesto que ya es conocida la buena relación del presidente electo con Putin, por lo que cuando se produzca su llegada al despacho oval, en próximo 20 de enero, podría dejarse llevar por su escepticismo frente a los informes de los servicios de inteligencia y, en consecuencia, revertir la actual situación diplomática para mejorar la relación entre ambos países.